Nueva York (Estados Unidos), 12 de noviembre de 2014. La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve nuevas estrategias para satisfacer las necesidades de la población mundial que envejece, y plantea que la atención a los adultos mayores se convertirá en un gran reto para los sistemas de salud pública de los países.
A través de la revista médica británica “The Lancet”, la OMS coordina una campaña que tiene como mensaje principal que “envejecer bien” debe ser una prioridad mundial. En una serie de artículos los expertos insisten que a medida que aumentan las expectativas de vida, se incrementan las enfermedades crónicas y el deterioro de la salud.
En todo el mundo sigue aumentando la esperanza de vida de las personas mayores. En 2020, por primera vez en la historia, los mayores de 60 años superarán en número a los menores de 5 años. Para 2050 se espera que la población mundial de más de 60 años llegue a los 2000 millones, un aumento considerable frente a los 841 millones de la actualidad. El 80% de estas personas mayores vivirán en países de ingresos bajos y medianos.
El aumento de la longevidad, especialmente en los países de ingresos altos, se debe en gran medida al descenso en el número de muertes por enfermedades cardiovasculares (accidentes cerebrovasculares y cardiopatías isquémicas), gracias sobre todo a estrategias sencillas y costoeficaces para reducir el consumo de tabaco y la hipertensión arterial, y a la mayor cobertura y eficacia de las intervenciones sanitarias.
Ahora bien, aunque se vive más tiempo, no se goza necesariamente de mejor salud que antes: casi una cuarta parte (23%) de la carga mundial general de mortalidad y morbilidad se registra en los mayores de 60 años, y gran parte de esa carga puede atribuirse a enfermedades de larga duración, como el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas, las cardiopatías, las enfermedades osteomusculares (como la artritis y la osteoporosis) y los trastornos mentales y neurológicos.
Esa prolongada carga de morbilidad y reducción del bienestar afecta a los pacientes, sus familias, los sistemas de salud y las economías, y está previsto que vaya a más. Por ejemplo, según las últimas estimaciones se espera que el número de personas con demencia aumente de los 44 millones de la actualidad a los 135 millones para 2050.
“Serán necesarias reformas profundas y fundamentales en los sistemas de salud y atención social”, comenta el Dr. John Beard, director del Departamento de Envejecimiento y Ciclo de Vida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y codirector de la serie, junto con el Dr. Ties Boerma y el Dr. Somnath Chatterji, también de la OMS. “Ahora bien, debemos tener cuidado para que las reformas no acentúen las desigualdades, que son la causa de gran parte de la mala salud y las limitaciones funcionales que vemos en las personas mayores”.
Sin embargo, como observan los autores de la serie, la responsabilidad de mejorar la calidad de vida de las personas mayores de todo el mundo no recae solo en el sector de la salud. Se necesitan estrategias para prevenir y gestionar mejor las afecciones crónicas extendiendo la atención de salud asequible a todos los adultos mayores y teniendo en cuenta el entorno físico y social.
Por citar algunos ejemplos: cambiar las normativas a fin de alentar a los adultos mayores a formar parte de la fuerza de trabajo durante más tiempo (por ejemplo, eliminando las trabas fiscales por trabajar después de la edad de jubilación), insistir más en medidas de bajo coste, como la prevención y detección temprana de enfermedades, que en el tratamiento (por ejemplo, reduciendo la ingesta de sal y aumentando el número de vacunaciones), hacer un mejor uso de la tecnología (por ejemplo, clínicas móviles para las poblaciones rurales) y formar al personal de salud en el tratamiento de múltiples afecciones crónicas.
Según el Dr. Chatterji, también del Departamento de Estadística e Informática Sanitarias de la OMS, «debemos mirar colectivamente más allá de los costos normalmente asociados con el envejecimiento para pensar también en los beneficios que una población de personas mayores más sana, feliz y productiva puede aportar a la sociedad en general”
Fuente: OMS