Madrid, 1 de marzo de 2013. Autora: Yaiza Martínez. El gerontólogo inglés, autor del libro “El fin del envejecimiento”, nos explica cómo se puede prolongar espectacularmente la vida.
El envejecimiento ya no es un destino ineludible, asegura Aubrey de Grey, afamado gerontólogo inglés especializado en terapias de prolongación de la salud y la vida. De Grey, autor del libro “El fin del envejecimiento”, ha desarrollado SENS, un plan de siete pasos destinado a frenar deterioros orgánicos específicos vinculados a la edad. En la siguiente entrevista, el científico nos explica este método y sus potenciales consecuencias.
El gerontólogo inglés, Aubrey de Grey está empeñado en aumentar espectacularmente la vida humana. En 2007, se publicaba “Ending aging: the rejuvenation breakthroughs that could reverse human aging in our lifetime”, un libro en el que, junto a su colaborador Michael Rae, Grey describía los detalles de la biotecnología aplicada al rejuvenecimiento de los organismos, así como explicaba que el envejecimiento del cuerpo humano se debe, al igual que el de las máquinas, a la acumulación de diferentes tipos de daños. Esta misma obra acaba de ver la luz en español (“El fin del envejecimiento. Los avances que podrían revertir el envejecimiento humano durante nuestra vida”, Editorial Lola Books). Con motivo de su publicación, hemos querido charlar con el científico, para conocer mejor sus ideas y avances:
¿Cree usted que el envejecimiento y la muerte no son un destino ineludible del ser humano?
¿Por qué su pregunta relaciona “envejecimiento y muerte”? Resulta muy instructivo que haya tanto fatalismo sobre el envejecimiento y que la gente considere que el envejecimiento es sinónimo de muerte. Yo no trabajo para evitar la muerte –por cualquier causa, incluidas las causas relacionadas con la edad-. Mi esfuerzo se centra en realidad en evitar el envejecimiento, esto es, la mala salud que aún es una consecuencia ineludible del hecho de vivir mucho tiempo. Y sí, creo que el envejecimiento no es en absoluto un destino ineludible: estoy seguro de que el envejecimiento será finalmente derrotado gracias a la medicina.
En su libro “El fin del envejecimiento” usted sostiene que el deterioro que sufre nuestro organismo como consecuencia del paso del tiempo puede ser frenado gracias a ciertas tecnologías. ¿Cuáles son estas?
Entre las tecnologías que formarán el núcleo del rejuvenecimiento integral estarán las terapias con células madre, la terapia génica y también algunas intervenciones más tradicionales, como las vacunas o los fármacos. Todas ellas conformarán un panel de terapias muy complejo.
¿Qué pasos o avances conseguidos hasta ahora por la ciencia podrían prolongar la vida humana y mejorar su calidad, a pesar del paso del tiempo?
Las terapias que necesitamos para el control del envejecimiento ya están desarrolladas. En algunos casos, como el de la terapia con células madre destinada a sustituir las células que mueren y que no son automáticamente remplazadas por la división celular, nos encontramos muy cerca del final del camino, con pruebas clínicas ya en proceso. En otros casos aún estamos trabajando con ratones o con células, pero incluso en ellos tenemos clara la vía a seguir para el desarrollo de nuevos medicamentos para humanos.
¿Cree usted que, en un futuro no demasiado lejano, podríamos evitar el lastre de las enfermedades degenerativas vinculadas a la edad?
Sí. Creo que ahora mismo tenemos al menos un 50% de posibilidades de llegar a desarrollar, en los próximos 25 años, una medicina de rejuvenecimiento integral eficiente, al menos si en esta primera etapa de investigación, en la que se están probando ciertos conceptos, se cuenta con una financiación suficiente.
¿Qué es la senescencia negligible ingenierizada o SENS?
SENS es un plan de siete puntos para vencer al envejecimiento. Los diversos tipos de daños que se acumulan en el organismo y que pueden contribuir a una mala salud pueden ser clasificados en siete categorías, para cada una de las cuales existe un método detallado y específico de intervención, capaz no solo de frenar cada deterioro sino también de eliminar el daño ya acumulado.
¿En qué punto se halla la investigación sobre este tema?
Hay diversos niveles: algunos aspectos del SENS ya están siendo testados en pruebas clínicas, mientras otros aún no han empezado a desarrollarse ni en ratones.
¿Qué recepción tienen sus propuestas e ideas en el ámbito científico?
La recepción es muy alentadora. En un principio, algunos expertos entendieron y apreciaron mis propuestas, mientras otros se mantuvieron extremadamente escépticos. Pero sólo ha costado unos años que la mayoría de los escépticos comprendan lo que planteo y, aunque no concuerden con ello sin reservas, al menos reconozcan ya que el plan SENS es una alternativa razonable a otros métodos destinados a combatir la mala salud vinculada al envejecimiento.
¿Y qué nivel de apoyo financiero tienen las investigaciones cuyo objetivo radica, de manera específica, en la prolongación indefinida de la vida humana?
No hay ni mucho menos apoyo financiero suficiente. La SENS Research Foundation cuenta con un presupuesto de solo cuatro millones de dólares (unos tres millones de euros) anuales en la actualidad. Si ese presupuesto ascendiera a los 40 millones de dólares (30 millones de euros), por supuesto podríamos acelerar en gran medida el proceso científico en este sentido, no lo multiplicaríamos por 10, pero probablemente al menos sí lo triplicaríamos. Eso es muchísimo, desde el punto de vista de las vidas que podrían salvarse.
En un planeta en el que sufrimos el temor constante de la carencia de recursos alimenticios para una población en continuo crecimiento, los avances científicos para la prolongación casi indefinida de la vida humana, paradójicamente, ¿no podrían acabar siendo perjudiciales para la supervivencia de nuestra propia especie?
Esa es una manera de pensar completamente inmoral. Es como decir que fue un error trabajar para retrasar las enfermedades cardiovasculares porque el resultado ha sido un aumento del número de personas que viven el tiempo suficiente como para padecer Alzheimer. Nadie diría eso. El hecho es que, cuando tenemos un problema y creamos un nuevo problema para resolver el primero, la forma correcta de actuar es resolver el segundo problema. En la práctica, en este caso, hay realmente muy buenas razones para esperar que no nos encontremos ningún problema en este sentido, dado que el declive natural en la tasa de nacimientos combinado con la reducción de la huella de carbono de la población implicará que nuestro impacto ambiental no se incremente de ninguna manera.
¿Cuál cree que podría llegar a ser la esperanza de vida del ser humano en un hipotético futuro en el que todas estas técnicas llegaran a generalizarse? ¿Cree que podríamos contar con un tiempo de vida ilimitado?
Es completamente imposible predecir cuánto tiempo vivirá la gente en un mundo post-envejecimiento, porque todo dependerá de los cambios en el riesgo de mortalidad por causas ajenas al envejecimiento en sí, y yo no trabajo en este aspecto. Todo lo que podemos afirmar es que la gente, probablemente, vivirá mucho más de lo que vive ahora.
Los siete tipos de daño del envejecimiento propuestos por de Grey son:
- Mutaciones/epimutaciones nucleares causantes del cáncer: Estos son cambios en el ADN nuclear (nADN), la molécula que contiene nuestra información genética, o en las proteínas que se atan al nADN. Ciertas mutaciones pueden provocar el cáncer, y, según de Grey, las mutaciones y epimutaciones no cancerígenas no contribuyen al envejecimiento dentro de un período de vida normal, así que el cáncer es el único resultado de este tipo de daño que necesita ser tratado.
- Mutaciones mitocondriales: Las mitocondrias son componentes de nuestras células que son importantes para la producción de energía. Contienen su propio material genético, y las mutaciones de su ADN pueden afectar la habilidad de la célula para funcionar correctamente. Indirectamente, estas mutaciones pueden acelerar muchos aspectos del envejecimiento.
- Desperdicio intracelular: Nuestras células están constantemente procesando proteínas y otras moléculas que ya no son útiles o que pueden ser dañinas. Aquellas moléculas que no pueden ser digeridas simplemente se acumulan como desperdicios dentro de nuestras células. La aterosclerosis, la degeneración macular y muchos tipos de enfermedades neurodegenerativas (tales como la enfermedad del Alzheimer) son asociadas con este problema.
- Desperdicio extracelular: Desperdicios de proteínas dañinas también se puede acumular por fuera de las células. Un ejemplo es la placa amiloide que se observa en el cerebro de los pacientes de la enfermedad de Alzheimer.
- Pérdida de células: Algunas de las células de nuestros cuerpos no pueden ser reemplazadas, o sólo se reemplazan muy lentamente – más lentamente de lo que tardan en morir. Este descenso en el número de células hace que el corazón se haga más débil con la edad, y también causa la enfermedad de Parkinson y daña el sistema inmunitario.
- Senescencia celular: Este es un fenómeno en el que las células dejan de ser capaces de dividirse, y además no permiten a otras que se dividan. También pueden hacer otras cosas que no deben, como la secreción de proteínas que podrían ser dañinas. Esto causa la senescencia inmunitaria y la diabetes tipo 2.
- Interconexiones extracelulares: Las células se mantienen unidas mediante proteínas conectoras especiales. Cuando se forman demasiadas interconexiones entre las células de un tejido, el tejido puede perder su elasticidad y causar arteriosclerosis, presbiopia, y otros problemas.
Fuente: tendencias21