Asunción (Paraguay), 10 de septiembre de 2013. El proyecto de Presupuesto General de la Nación 2014, presentado el pasado 30 de agosto al Congreso Nacional, prioriza los servicios sociales buscando un impacto real sobre una reducción efectiva de la pobreza y la desigualdad. En este contexto, el total programado para la inversión social asciende a 17,2 billones de guaraníes (3.838 millones de dólares), cifra que representa el 54,8 % de prioridad fiscal.
Al área social se ha incrementado en un 1,3 % respecto al ejercicio fiscal 2013. Entre las prioridades de gastos incluidas en el proyecto presentado se encuentran salud, educación, vivienda y urbanismo y protección social.
Para la atención primaria de la salud se destinará 825 mil millones de guaraníes, para las Unidades de Salud Familiar 211 mil millones con una cobertura a 2.648.232 personas y 446 mil millones para atención médica complementaria.
En esta área se prevé designar 2,1 billones de guaraníes en Educación Escolar Básica, 839 mil millones en Educación Media, 264 mil millones para entrega de complemento nutricional, 79 mil millones en almuerzo escolar, 91 mil millones en canasta básica de útiles escolares y 16 mil millones para provisión de textos y guías didácticas.
Protección social
Para la pensión alimentaria a adultos mayores se asignará 555 mil millones de guaraníes, 163 mil millones para adquisición de tierras, 151 mil millones para el Programa de Transferencia Monetarias Condicionadas Tekopora, 92 mil millones para asistencia a comunidades indígenas, 38 mil millones para niños en situación de calle y 48 mil millones para desarrollo de proyectos y asistencia a familias rurales.
Vivienda y Urbanismo
Un total de 487 mil millones de guaraníes se asignará para este sector. De esto, 219 mil millones se destinarán a subsidios habitacionales para compra de viviendas, en construcción 187 mil millones, 39 mil millones para préstamos, 36 mil millones para construcción de viviendas en asentamientos indígenas y 6 mil millones para construcción de departamentos.
Fuente: La Nación