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La Paz (Bolivia), 3 de marzo de 2014. Ocho adultos mayores toman el sol que llega al patio del hogar estacionario Rosaura Campos ese 25 de febrero, todos ellos figuraron como desaparecidos en las facturas de luz de la empresa Delapaz. Algunos volverán con su familia, otros serán movidos a una casa de hogar permanente.

Daniel M., 75 años, con su saco gris, chompa verde, pantalón caqui y un gorrito de lana se pone bajo el sol. Narra que desde que falleció su hermana, su cuñado consiguió otra mujer y comenzaron los problemas en casa. Después de que reiteradamente lo echaron de su morada en Villa San Antonio, decidió marcharse. «Cada vez la mujer de mi cuñado me botaba a la calle”.

A cuatro pasos de Daniel, en el suelo del patio cuadrangular del hogar Rosaura Campos, yace sentada una mujer octogenaria. Con una gasa en el pómulo izquierdo y una sonrisa observa a sus compañeros, a veces acaricia su pollera. No responde preguntas, sólo consulta la fecha. Sonríe, acaricia su pollera y vuelve a preguntar la fecha.

La mitad de los adultos mayores que llegan a la casa de reposo Rosaura Campos sufrió violencia intrafamiliar. Asimismo, todos llegan en mal estado, según Norma Aranda, administradora del centro.

«Cada adulto mayor que llega acá se podría decir que lo hace desnutrido, sucio, que nunca ha tenido una buena alimentación, entonces al ingresarlo nos hacemos sus directos responsables; tenemos que brindarles toda las atenciones que requiera: salud, alimentación, vestimenta”, añade Aranda.

Los  adultos mayores que ingresan a Rosaura Campos son atendidos durante tres meses. En el caso de que nadie se contacte con el centro,  entran en estado de abandono, posteriormente  se los lleva a  hogares permanentes como María Esther Quevedo y al asilo San Ramón.

Al menos 10.240 denuncias por maltrato físico, psicológico y otro tipo de abusos a adultos mayores fueron presentadas en los Centros de Orientación Socio Legal del Adulto Mayor (Coslam) de 19 municipios y dos gobernaciones departamentales entre 2012 y el primer trimestre de 2013, informó la Defensoría del Pueblo.

Mónica Durán, responsable de PAIAM (Plataforma Inmediata de Atención al Adulto Mayor), comenta que en el caso de violencia intrafamiliar, se acude inmediatamente para socorrer a la víctima y  llevarla a un hogar. Luego se investiga al agresor. Asegura que el 50% de sus casos  son de violencia intrafamiliar. «El otro tanto es porque ya sufren de demencia”.

La responsable de PAIAM añade que los adultos mayores que son llevados a Rosaura Campos vienen de provincias, de la ciudad de El Alto y de La Paz. «Lamentablemente es el único centro, lo que debería haber hecho la Gobernación es habilitar  más espacios o ampliar nuestra  infraestructura”.

Tania Nava, directora de Género y Generacionales de la  Oficialía Mayor de Desarrollo Humano de la Alcaldía de La Paz, asegura que la única forma de evitar las agresiones a los «abuelitos” es denunciar el hecho. De otra manera los crímenes quedarán en la clandestinidad.  «Se tiene que fomentar la cultura de denuncia, es el único mecanismo para que se pueda también dar mejores vías a los adultos, de lo contrario no funciona”, señala.

La unidad de PAIAM, ubicada en el subsuelo del mercado Lanza, atiende un promedio de 100 casos al mes. A mediados  de marzo se está pensando abrir una nueva plataforma en la calle Max Paredes.

El Servicio Departamental de Gestión Social-Sedeges es responsable de administrar los hogares Campos y Quevedo, mientras que PAIAM está a cargo del municipio. Nava opina que este trabajo en conjunto con la Gobernación logra más beneficios para los adultos mayores.

Por su parte Claudia Argandoña,  directora del Departamento de Comunicación del  Sedeges, afirma que se encargan de  publicar las fotografías de adultos mayores desaparecidos en las facturas de luz.

«Existen como dos o tres casos al mes y llamamos al centro Rosaura Campos para ver si han retornado, entonces volvemos a publicar las fotografías”, agrega Argandoña.

Según la responsable de comunicación del Sedeges, al publicar los rostros en las facturas de luz el 65% de las personas encuentra a sus familiares.

Mariana Cuarite, encargada de trabajo social en el hogar María Esther  Quevedo, comenta que cuando los 40 cupos con los que cuenta  el hogar son cubiertos,  se hace un traslado al  asilo San Ramón, gracias a un convenio.

El diputado Rodolfo Calle, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, opina que se debe trabajar en el problema de violencia intrafamiliar contra el adulto mayor de manera preventiva e informativa, tanto en escuelas como en universidades, además que es deber del Estado brindarles seguridad. «Se  debe crear albergues y darles asesoramiento psicológico y técnico a  las personas mayores”.

Reinserción de adultos mayores

Norma Aranda, administradora del hogar Rosaura Campos, afirma que para que un adulto mayor retorne  con su familia, debe realizarse una investigación sobre las causas de su desaparición. Si la investigación demuestra que el adulto mayor no sufrió violencia por parte de sus familiares, éste puede retornar con ellos.

«En caso de ubicar a sus familiares, hacemos la reinserción, previo compromiso  que no vuelvan a reincidir en la misma problemática”, asegura Aranda.

En enero el hogar  atendió 31 casos de adultos mayores, 15 de ellos volvieron a sus casas, los restantes 16 están esperando a sus familiares o se encuentran en abandono. En febrero, de 20 ancianos, seis retornaron a sus hogares. «Si hubiera un buen trato de la población, ellos no llegarían acá. Tampoco tendrían enfermedades ni desnutrición”, agregó.

Mónica Durán, responsable de PAIAM, comenta que al mes atienden 10 a 12 casos de ancianos desaparecidos. «Hay días en los que no existen adultos extraviados, hay veces que se presentan dos o tres casos”.

Los ochos adultos mayores que comparten el patio ocultan en sus rostros las causas que los llevaron ahí, no conversan, hay tristeza.

Fuente: Página Siete

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