Granada (Nicaragua), 15 de junio de 2015. Los nombres y apellidos no importan. Todos son adultos mayores que ya pasan las siete décadas. La pobreza extrema que enfrentan los identifica, además del abandono de sus hijos y familiares. Unos se amparan en el licor para poder olvidar de dónde vienen. En las aceras de la ciudad de Granada pernoctan pidiendo una limosna para poder comer algo en el día. Algunos lucen cansados, sucios, enfermos y desnutridos. Otros andan más limpios porque tienen dónde vivir. Sin embargo la pobreza que enfrentan en sus casas los obliga a salir a pedir para llevar algo al hogar.
“Tuve 18 hijos, pero son unos ingratos”, cuenta tímidamente y con los ojos rojos por las lágrimas una anciana que pide limosna todos los días en la calle Real Xalteva para poder sostenerse. Mientras en la Calle Atravesada, la mirada triste de otra señora refleja la incertidumbre que enfrenta cada día, pues depende de la buena voluntad del prójimo.
En un recorrido se puede constatar que unos veinte ancianos, entre hombres y mujeres, viven de la caridad pública en las calles. La zona de la Plaza de los Leones, sector del Convento San Francisco, la calle El Beso, El Consulado, calle El Comercio y otras centrales aledañas al parque central, la catedral y La Calzada son las que prefieren para pedir. En los corredores externos de las casas duermen y hacen sus necesidades, lo que ha obligado a muchos dueños de edificios a cercarlos con verjas de hierro.
Aparentemente no existe ningún programa social de parte del Gobierno municipal ni del Gobierno central que incluya a los adultos mayores que están viviendo en la indigencia. Solamente existe la obra social de las Hermanas de la Caridad, que llevan 41 años aportando un hogar y atención integral para los ancianos que no tienen ayuda de sus familias.
Las religiosas han mantenido el Hogar de Ancianos La Divina Providencia, con el apoyo de familias altruistas del país. En este hogar atienden a 54 ancianos, originarios de Granada y de otras partes del país. En su mayoría víctimas de la indigencia y el abandono de su familia, según explicó sor Sonia María Linarte Pérez, directora del hogar. Dijo que la obra es muy difícil de mantener y citó que solo de luz se paga al mes entre 20.000 y 23.000 córdobas.
Hay una ley para apoyarlos
José René Roa Selva, miembro de la Asociación de Jubilados y Pensionados Independientes de Nicaragua (Ajupin), de la cual es secretario de organización y formación a nivel nacional, dijo que esta asociación se afilió a la organización mundial Federación Iberoamericana de los Adultos Mayores (FIAPAM) para ayudar a los adultos mayores. Explicó que el objetivo de estas organizaciones es defender los derechos de todos los adultos mayores que cotizaron y no cotizaron, incluyendo a los indigentes.
Dijo que hace tres años se introdujo la iniciativa de Ley para apoyar al adulto mayor en general y fue aprobada la Ley 720 (Ley del Adulto Mayor) por la Asamblea Nacional y publicada en La Gaceta, pero no se aplica.
“La misma ministra de Mifamilia, Marcia Ramírez, dijo que no hay recursos para echar andar esta Ley, pero le dijimos en una reunión que sostuvimos con ella que la misma Ley dice que el sorteo de lotería nacional, anual, era para hacer un fondo y así echar a andar esta Ley y poder apoyar a los adultos mayores”, dijo Roa.
Agregó que ante la falta de respuesta han realizado gestiones para formar la Comisión Nacional del Adulto Mayor (Conam), con el propósito de que el Ministerio de Salud-Minsa, las Alcaldías, el Instituto Nacional del Seguro Social-INSS, el Ministerio de Educación-Mined y unas nueve entidades de Gobierno, lo conformen para involucrarlos más en el tema. Pero aún está sin funcionar.
Roa, quien es contador público, rechazó que el INSS esté siendo usado como caja chica para préstamos, sin que se conozca en qué se invierten los recursos de los asegurados. Dijo que se deben usar para dar respuesta a los adultos mayores abandonados.
Además solicitó la creación de una casa para el adulto mayor, como existen en otros departamentos, para que los ancianos tengan un sitio dónde recrearse, ya que tienen que sentarse en las bancas del parque. Citó que muchos ancianos indigentes han muerto en las aceras a causa del abandono de sus familias y la sociedad.
Se hacen grandes esfuerzos
El hogar La Providencia funciona por el esfuerzo de las monjitas de La Caridad, pero enfrentan dificultades para pagar planilla, luz, agua y otros servicios básicos. Sor Sonia Linarte, directora del hogar, dijo que no tienen apoyo económico del Gobierno ni de otra institución. “No recibimos ayuda económica del Gobierno ni de la Iglesia, solo de la población de Granada, algunos que viven fuera del país, algunas empresas y de muchas personas de Managua”, dijo Linarte.
Reconoció que la Alcaldía ayuda con ataúdes cuando algún anciano muere y Mifamilia les apoya con granos básicos. No obstante asegura que la atención que reciben los adultos mayores es integral, por cuanto se necesita además del techo y la alimentación, medicinas, pañales desechables, exámenes de laboratorio y otros.
“En esta Ley (720) están incluidas las necesidades que enfrentan los adultos mayores tanto indigentes, como los que cotizaron al Seguro Social, pero sucede que el Gobierno no ha tenido voluntad para hacerla valer”, señaló Roa Selva, miembro Ajupin.
Fuente: La Prensa