Cochabamba (Bolivia), 10 de marzo de 2015. Tras cumplir 70 años empezó su deterioro físico y mental. Poco a poco su familia la relegó de las labores del hogar porque, además de que no las hacía bien, “ni de ella misma podía ocuparse”. Anquilosada, en su habitación, así pasaba días enteros doña Majito, así dice que se llama, aunque su apellido no lo recuerda. Al principio su único hijo -de 28 años de edad, casado y compañero de casa de Majo- se daba tiempo para llevarle comida. Sin embargo, con el paso del tiempo su alimentación se tornó irregular. “No me traía en hora el almuerzo. Comía a las cuatro de la tarde. Luego dejó de darme cenita”, comenta Majito, luego guarda silencio y sus ojos se humedecen.
Ese maltrato, sumado a otros, hizo que Majo se diera cuenta que en su propia casa ella “era un estorbo”. “No le pedía a mi hijo que pase todo el día conmigo. Sólo quería que se interese por mí, así como yo lo hacía cuando él era niño”, dice. No obstante, a su hijo no le importó lo que Majo pensaba y terminó deshaciéndose de ella.
Cierta ocasión en la que Majo enfermó, él aprovechó para hacerle firmar unos papeles en los que le cedía todos sus bienes. Según Majo, tal vez su hijo creyó que ella estaba a poco de morir, algo que también ella quería que pasara de una vez, confiesa.
Pero “para mala fortuna de ambos”, su salud se estabilizó y de inmediato buscó cómo alejarse. Majo ya no tenía casa u otro tipo de bienes, ni siquiera recordaba dónde vivían sus otros familiares o si los tenía. Lo único que sabía era que tenía “hartas deudas”.
La anciana habló con una de sus deudoras y la convenció de que la albergara en su casa. “A cambio le he dicho que ya no me tenía que pagar lo que me debía”, recuerda Majo. La deudora aceptó y “adoptó” a la adulta mayor.
Según Majo, su hijo se enteró que ella se iría, “pero no movía ni un dedo para impedirlo”.
Actualmente la mujer que se apiadó de Majo se encarga de ir a cobrar a otros deudores de la anciana y usa el dinero para alimentarla y darle otro tipo de cuidados.
A pesar del maltrato psicológico y el despojo material que vivió Majo, ella pudo iniciar una nueva vida. Sin embargo otros 240 ancianos de Cochabamba que también sufren este tipo de situaciones no tienen la misma suerte, según informes del Departamento de Protección al Adulto Mayor. Así, algunos familiares de adultos mayores los llevan a asilos o casas de acogida, con la finalidad de apropiarse de sus bienes.
Sólo en la gestión del año 2014 el Departamento de Protección al Adulto Mayor recibió al menos 600 denuncias, de las cuales el 40 % estaba referida a maltrato económico y despojo material.
Según la jefa del Departamento del Adulto Mayor, María Elena Valencia, cada denuncia que reciben es sui géneris, y el equipo multidisciplinario con el que cuenta esta entidad se encarga de atender a los adultos mayores personalmente.
En primera instancia, si el despojo material al anciano se ha consumado, el Departamento del Adulto Mayor acude a la Fiscalía. Además, de forma paralela, una visitadora social busca a los familiares de la víctima para verificar bajo qué circunstancias se dio el maltrato. Por otra parte, y de ser necesario, el denunciante recibe una terapia psicológica.
Para evitar este tipo de situaciones, al primer signo de maltrato por parte de sus familiares, las personas adultas mayores deben presentar una denuncia en el Departamento del Adulto Mayor de cualquier comuna, recomienda Valencia. En estos departamentos hay profesionales que se constituyen en defensores de los derechos del adulto mayor. Por tanto intentarán mediar con los victimizadores. En caso de que no se halle una solución, la Gobernación tiene a disposición de las personas adultas mayores casas de acogida.
La Defensoría del Pueblo, durante el primer trimestre de la gestión 2014, conoció 814 casos de despojo material. Del total, 192 fueron comprobados.
Además del despojo material, algunos hijos se apoderan de las rentas o bonos de los adultos mayores. Según información de la Plataforma Inmediata al Adulto Mayor, al menos una decena de mayores denuncia este tipo de abuso cada mes.
Todos desean mi muerte
Así como existen hijos que logran despojar de sus bienes a sus padres antes de que éstos mueran, existen otros que prefieren esperar la llegada de ese día para reclamar su herencia. No obstante, cuando la espera se vuelve larga, ciertos hijos optan por acelerar la muerte de sus padres, por medio del maltrato psicológico.
Así pasó con don Salvador B., un anciano de 78 años que, como no quiso firmar un documento de herencia que sus hijos prepararon sin consultarle, pagó las consecuencias. Los constantes maltratos hicieron que Salvador se sumiera en una fuerte depresión. Confiesa que no quiere vivir así y, al igual que sus hijos, espera morir pronto.
“Yo quiero dejarles todo a mis hijos, pero yo sabré cómo y a quién dar”, dice.
Por su parte la directora de Género, Generacional y Familia del municipio, Raquel Melgar, informó que al menos el 80 % de los adultos mayores que presentan denuncias por despojo de bienes o violencia económica llega a conciliar con sus agresores. El porcentaje restante va a instancias judiciales, acotó Melgar.
Más allá de las cifras, Melgar, emitió algunas recomendaciones tanto para las víctimas como para los agresores.
¿Cuál es la función de Género, Generacional y Familia del municipio, a través su Departamento de Protección al Adulto Mayor?
Como todas las instancias municipales, el Departamento de Protección al Adulto Mayor es una instancia de mediación y de conciliación. Por lo tanto nosotros procuramos llamar a las partes (adultos mayores y sus hijos) para lograr que en la medida de sus posibilidades, los hijos asuman la responsabilidad de sus padres de edad avanzada. Aunque, en muchos casos, hay diferencias familiares que son irremediables, entonces procuramos que esta responsabilización sea al menos económica.
¿Del total de casos que recepcionan, qué porcentaje logran conciliar?
Aproximadamente el 80 % de todos las denuncias que recibimos se solucionan. El 20 % restante está más allá de nuestras competencias porque no se puede llegar a ningún acuerdo, así que pasa a instancias judiciales.
¿Este proceso de denuncia representa un gasto para el adulto mayor?
La atención desde el municipio es absolutamente gratuita. Se atiende a las víctimas con psicólogos, trabajadores sociales, abogados y otros profesionales. También hay que gran parte de las denuncias recepcionadas que son presentadas por adultos mayores que vienen solamente con la intención de que se los escuche. Los mayores quieren hablar y aquí encuentran un espacio donde cuentan sus historias una y otra vez. Ante esta situación, como instancia procuramos que las familias en conflicto recuperen ese espacio donde la voz del abuelo y de la abuela era escuchada. Esa era una voz en la que uno se apoyaba y que transmitía grandes historias de forma oral.
¿Qué recomienda para evitar este tipo de situaciones?
Lo importante es el diálogo. Es primordial aprender a escuchar y tratar de entender las razones de los adultos mayores. Recordemos que el día de mañana todos vamos a ser abuelos y tenemos que tratarlos como quisiéramos que nos traten.
Fuente: Opinión