San José (Costa Rica), 25 de noviembre de 2013. Geovanni Garro Mora – Gerente General del Banco Popular. Cuando las personas llegan a la tercera edad muchas veces se ven alejadas de la vida productiva no sólo por enfrentar su jubilación, sino por la existencia de prejuicios y estereotipos sociales que los sentencian a una vida pasiva y alejada de posibilidades de permanecer en el mercado productivo.
En Costa Rica, este grupo representa aproximadamente el 6% de la población total. Aunque puede parecer un número bajo, lo cierto es que cada vez habrá más personas adultas mayores, es decir, que superen los 65 años de edad. Esto se debe, principalmente, a la disminución en las tasas de mortalidad y en las de natalidad, lo que da como resultado una población cada vez más “envejecida”.
Según datos del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor-Conapam la sociedad costarricense presenta un proceso de envejecimiento acelerado en su población. Señalan que, mientras en los países desarrollados se tardó entre 100 y 140 años para que el grupo de personas de más de 65 años se duplicara, en Costa Rica sucederá lo mismo en los próximos 25 ó 30 años pues la esperanza de vida ha ido aumentando en las últimas décadas.
Al celebrar el mes de la persona adulta mayor el país debe reflexionar sobre el papel que cumple este importante grupo de la población en aumento, e integrarlo de la manera más positiva en la construcción de una sociedad más justa y con mayores posibilidades de valorar su conocimiento y experiencia.
Una luz de cambio presenta el artículo publicado por el periódico La Nación el pasado 30 de septiembre, en el cual da a conocer un viraje en el patrón de empleo, ya que se registra un aumento en la cantidad de personas mayores de 45 años que se encuentran trabajando. Dicho artículo, basado en las encuestas continuas de empleo realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Costa Rica-INEC del 2010 a la fecha, refleja un panorama que encamina al país a un cambio conductual en materia de contratación y conservación del personal que supera esta edad.
Sabiduría compartida
En el sector bancario hemos dado pasos importantes para contar con planes que permiten capitalizar la experiencia del personal mayor en cuanto a la gestión interna del negocio, pues en muchos casos, conocer antecedentes de un tema facilita la operación institucional y permite lograr mejores resultados. También hemos desarrollado iniciativas orientadas a que los habitantes que ya se han acogido a la jubilación continúen realizando un manejo adecuado de sus finanzas, con el fin de que se provean a sí mismos de una mejor calidad de vida. En otras palabras, que puedan disponer de la mejor forma sus ingresos y, ¿por qué no? Que aprovechen los conocimientos adquiridos en su vida productiva para generarse recursos adicionales.
Bien es sabido que las sociedades orientales tienen una cultura que aprovecha la sabiduría, el conocimiento y la experiencia de las personas mayores. Países como Japón están procurando involucrarlos nuevamente en la vida laboral por medio de agencias de empleo para jubilados.
Por eso, es necesario que veamos a las personas adultas mayores con otros ojos y que echemos abajo los mitos y los estereotipos que nos privan del beneficio de una población madura y con conocimiento en diferentes áreas del quehacer nacional. Quizás en estas personas se encuentre la solución a las problemáticas que vive el país actualmente.
Valoremos a estas personas por lo que han hecho en el pasado, pero también por el enorme potencial que existe en sus vidas. Construyamos una sociedad verdaderamente accesible que no solo se preocupe por darles rampas de acceso o espacios preferenciales sino, también, por incorporarlos plenamente a nuestra realidad nacional y que les posibilite seguir formando parte de la fuerza productiva.
Fuente: Boletín de la Central Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Jubilados, Pensionados y Adultos Mayores-CLATJUPAM.