Santo Domingo (República Dominica), 23 de noviembre de 2013. José Gómez Cerda. Presidente de la Central Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Jubilados, Pensionados y Adultos Mayores (CLATJUPAM)
Los adultos mayores debemos estar conscientes que para poder mantenernos dentro de la realidad económica, política, social y cultural actual, es necesario tener un sistema que nos mantenga activos en los conocimientos, que es la educación permanente.
Nunca debemos pensar que lo sabemos todo. Es necesario comprender que cada día aparecen nuevos instrumentos y herramientas que debemos conocer, para no quedarnos obsoletos.
Muchos jóvenes piensan que los adultos mayores están en “blanco y negro”, como era el cine y la televisión antigua, cuando hoy todo es a color. Y algunos consideran que los viejos ni siquiera adquirieron los colores del arcoiris.
Los adelantos de la ciencia y la tecnología obligan a los adultos mayores a un proceso permanente de educación, para tener las habilidades, conocimientos y destrezas necesarias para desempeñar los puestos que la sociedad exige.
Así como la política, la economía, la cultura y la tecnología nos exigen una formación y readaptación a través de toda la vida, la formación permanente constituye un desafío, especialmente para los que están organizados.
Las personas que están organizados socialmente deben tener incidencias en los cambios de estructuras políticas, culturales y económicas, exigiendo la creación de mecanismos que aseguren una educación integral y permanente, especialmente para los más jóvenes.
Hubo siempre un criterio de que la educación era solo en el tiempo escolar, que la escuela preparaba para el resto de la vida. La realidad demuestra que esa educación tradicional no capacita totalmente a los trabajadores para tener un oficio o profesión que permita asegurar un buen empleo, o desarrollar sus propias iniciativas laborales. La realidad nos indica que tenemos que educarnos para trabajar y superarnos socialmente.
El cúmulo de conocimientos que se enseña en las escuelas tradicionales no es capaz de formar para el trabajo eficaz. Los jóvenes que dejan las escuelas no tienen la capacidad suficiente para superarse en la sociedad, lo que demuestra que la educación tradicional no responde a las necesidades, aspiraciones y realidades de los trabajadores.
Esa educación tradicional lanza jóvenes incapacitados para un trabajo calificado, con muy pocas posibilidades de integrarse al sistema de producción que está en una constante transformación y modernización.
Lo que hoy saben los trabajadores sobre el manejo de maquinas y útiles de trabajo será obsoleto dentro de 10 años, pero carecemos de los medios y mecanismos para actualizarnos al compás del ritmo que lleva el proceso de industrialización y la tecnología. Nuestra sociedad exige aprender lo que necesitamos ahora, de aquí en adelante. El mundo del trabajo ha cambiado, pero los métodos de educación siguen siendo los mismos.
Así, la educación permanente es para “Ser más; Saber más; Hacer más; Y saber hacer más”.
El principio de la educación es para “Entender; Retener; Trasmitir”.
La educación permanente debe iniciarse en conocer la inteligencia humana, incorporándonos a entender todo lo nuevo y eficaz de la ciencia y la técnica y la cultura, para nuestra educación, en un proceso constante y permanente.
La metodología de la educación permanente nos capacita para aprender, reaprender y desaprender.
Aprender a aprender
Nuestra sociedad y cultura nos enseñan cosas nuevas cada día que requieren una educación sistemática, para incorporarnos a todos los conocimientos requeridos para satisfacer nuestras necesidades e intereses.
Aprender a reaprender
La velocidad que llevan los cambios tecnológicos, políticos, sociales y culturales, hacen necesario que estemos dispuestos a una disposición permanente para capacitarnos, para volver a aprender (Reaprender).
Cada vez que la tecnología moderniza una maquinaria, debemos estar en condiciones de volver a aprender el nuevo funcionamiento.
Ya no estamos en la era de la máquina de escribir, sino de la computadora, de los robots.
Aprender a desaprender
Después que una persona tiene hábitos o costumbres creadas, es muy difícil entrar en un proceso de desaprender lo conocido y practicado.
Cuando comprobamos que lo aprendido resulta obsoleto, inadecuado, es necesario adaptarse a los nuevos conocimientos y abandonar lo mal aprendido, o superado.
Esta metodología se utiliza también para el funcionamiento de las organizaciones sociales, para adaptarse al sistema de la educación permanente con el aprender a aprender, aprender a reaprender y aprender a desaprender.
Fuente: Boletín de la Central Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Jubilados, Pensionados y Adultos Mayores-CLATJUPAM