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Costa Rica (septiembre de 2017). “Necesitamos una nueva mirada que vea a personas, antes que tareas, padecimientos o condiciones. Una mirada que permita cumplir con el fin auténtico que tiene que ver con la calidad de vida y de protección de derechos, en la cual la persona que está siendo cuidada pueda decir: el control de mi vida lo hago yo”.

Así lo afirmó la Dra. Teresa Martínez Rodríguez, integrante de la Consejería de Servicios y Derechos Sociales del Principado de Asturias, España; quien visitó el país en el marco del VI Congreso Internacional en Gerontología que realizó la Universidad de Costa Rica (UCR).

Martínez, experta internacional en temas relacionas con gerontología, habló sobre la importancia de contar con profesionales capaces de ayudar a las personas adultas mayores a ejercer el control de sus vidas. Afirmando que la atención centrada en la persona no es una moda. Es pasar de priorizar los objetivos terapéuticos, a enmarcarlos dentro de los objetivos de calidad de vida, bienestar y derecho a decidir en lo que la persona desea y sugiere.

Durante su exposición, la experta explicó la importancia de mejorar la atención que se le brindan a los adultos mayores, especialmente, en medio de un contexto mundial cuya tasa de envejecimiento incrementa de forma considerable. Datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) proyectan que para el año 2050 se espera que la cantidad de habitantes mayores de 60 años se duplique a nivel mundial, al pasar del 11% que se tiene actualmente, a un 22%.

Esa última cifra equivale a un futuro aumento de 2.000 millones de adultos mayores en el transcurso de medio siglo, una situación en la que Costa Rica no está exenta. Para el 2050, la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) espera tener a más de un millón de adultos mayores.

Ante esto, la Dra. Martínez señala que crecer en una cobertura de servicios no es suficiente. Se requiere garantizar una mínima calidad de ellos fundamentada en la Atención Centrada en la Persona (ACP). Éste enfoque hace énfasis en poseer una infraestructura adecuada y apta a las limitaciones típicas de la vejez, de la mano con una buena gestión del recurso humano, programas, servicios y procedimientos orientados al buen trato, calidez y cercanía.

“La atención centrada en la persona busca la mejora de la calidad de los servicios de la salud, de atención a la discapacidad y de cuidados de larga duración. Se desea que la persona tenga el máximo control posible de su vida, de ofrecer apoyos para que el individuo logre continuar gestionando su proyecto de vida conforme a sus valores. Es pasar del modelo paternalista, en el cual el poder lo tiene los profesionales, instituciones o dueños del saber, a que lo tenga quien está siendo cuidado”, indicó.

Un cambio de mentalidad necesario

La mirada que suele acompañar a los adultos mayores como individuos en situación de dependencia, es una visión que para la especialista no es del todo correcta, y que atenta contra la dignidad y los derechos humanos.

Según la experta, es necesario recordar que todas las personas en diferentes momentos de la vida son dependientes de los demás. Lo que necesitan quienes se encuentran en la etapa de la vejez, es un apoyo que facilite la realización de diferentes acciones, el cual contemple su dignidad, autodeterminación y valor como ser humano.

“Desde la atención centrada en la persona, se reconoce al adulto mayor como un ser global, con necesidades diversas a nivel físico, emocional, relacional y espiritual. El derecho a la autonomía es nuclear, y el de pertenecer a un conjunto. Hemos hecho servicios segregadores, que apartan a los adultos mayores de su comunidad, de su barrio, de su familia. Hay que entender que es un miembro muy importante, y tiene el derecho de estar y pertenecer a su círculo social”, expresó.

Otros aspectos clave a rescatar es la diferencia, el reconocimiento de las capacidades y la contribución que realizan para la sociedad. Para la Dra. Martínez, no se debe ver a las personas mayores como si todos fueran iguales. Cada uno de ellos es único, con una marcada singularidad que debe respetarse, y con habilidades propias que requieren de ser reconocidas y admiradas.

Costa Rica debe trascender

La atención centrada en la persona provee múltiples beneficios para el cuidador, los que reciben el servicio y sus familias, pero a Costa Rica le falta bastante camino por recorrer en este campo. Mabell Granados Hernández, directora del Posgrado de Gerontología, indicó que a nivel nacional se han hecho múltiples esfuerzos. Sin embargo, aún requiere mejorar los servicios gerontólogicos que se brindan. En ocasiones, quienes asisten a las personas adultas mayores carecen de una formación especializada para atender a esta población.

Junto con lo anterior, el país experimenta cada año un aumento significativo en la cantidad de casos de violencia. Zulema Villalta Bolaños, Presidenta de la Junta Rectora del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), mencionó que la institución atiende anualmente cerca de 1.500 reportes, y cada año la cifra aumenta aproximadamente en un 20%. Los espacios más frecuentes de maltrato se encuentran los servicios de salud, el hogar y el transporte público.

“Desde la UCR deseamos contribuir e incidir en las políticas públicas, para que esta población y nosotros mismos que estamos envejeciendo, lleguemos en mejores condiciones y un país más preparado, a fin de lograr vivir una vejez en plenitud. Un adulto mayor es un ser humano con condiciones de vida especiales, el envejecimiento es individual, y se vive de manera diferente. La intervención gerontológica debe ser diferenciada”, dijo Granados.

Entre las principales ventajas que otorga la ACP, se encuentran: reducir la agitación y el malestar de los adultos mayores que sufren de alzheimer, el incremento de la calidad de vida, la mejora en el funcionamiento cognitivo, la interacción social, y el incremento ocupacional. Mientras que las familias se sienten más seguras en cuanto a la atención, y los cuidadores poseen mayor satisfacción laboral y menor estrés.

“La ACP supone un cambio cultural, no es solo una moda. Es pasar de priorizar los objetivos terapéuticos, a enmarcarlos dentro de los objetivos de calidad de vida, bienestar y derecho a decidir en lo que la persona desea y sugiere. Es un largo viaje por recorrer, para lo cual se necesitará tener rigor, humildad y creer en lo que se hace”, concluyó la Dra. Martínez.

Fuente: Universidad de Costa Rica