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Bogotá (Colombia),  29 de  septiembre de 2015. Colombia no escapa a lo que sucede en la mayoría de países del planeta: su población está envejeciendo a un ritmo acelerado y para el año 2050 alrededor de 15 millones de personas tendrán más de 60 años, es decir, cerca del 24 % de la población total.

Así se desprende del estudio Misión Colombia Envejece, realizado por Fedesarrollo y la Fundación Saldarriaga Concha. En este estudio se reconoce que si bien el mayor envejecimiento es un signo de las mejores condiciones de vida de los colombianos, representa un inmenso reto por los millonarios recursos que demandará la protección en salud y pensión para los adultos mayores.

Según el estudio, actualmente los mayores de 60 años no superan el 10 % de la población. Los que tienen más de 80 años alcanzan las 700.000 personas. Pero en 35 años los mayores de 60 años casi serán el triple de los actuales, mientras que los que tendrán más de 80 años superarán los tres millones de personas. A ello se suma que la esperanza de vida al nacer sigue en aumento. Mientras en 1990 era de 65 años para hombres y de 72 para mujeres, para el año 2050 será de 78 para hombres y 83 para mujeres.

Estos datos, que podrían ser una buena noticia debido a las mejoras en salud, la mejor calidad de vida y la reducción en la mortalidad infantil, tienen su contrapartida en hechos que son dramáticos para el caso colombiano.

Según Leonardo Villar, director de Fedesarrollo, Colombia sale mal librada al compararse con la mayoría de países de América Latina ya que la tasa de pobreza en la población mayor de 60 años es de 44,7 %, la más alta de la región, que supera las de países de menor desarrollo económico como Bolivia, Honduras, Nicaragua y Guatemala.

Otro de los grandes problemas es la baja cobertura en el sistema pensional, ya que solo el 23,4 % de la población tendrá derecho a recibir una pensión. Es decir, tres de cada cuatro colombianos se quedarían sin protección económica de esta naturaleza cuando lleguen a la vejez.

Y lo peor es que persisten las grandes inequidades en el sistema pensional. Mientras más del 90 % de los pensionados obtienen mesadas de entre uno y dos salarios mínimos, un pequeño grupo de privilegiados, entre ellos congresistas y magistrados que legislan y fallan en beneficio propio, tienen pensiones millonarias que superan, en algunos casos, los 20 millones de pesos mensuales.

Sobre esta inequitativa situación basta recordar el reciente fallo del Consejo de Estado que concedió al excongresista Pablo Victoria una megapensión superior a 25 salarios mínimos mensuales, que es el máximo tope permitido por la Corte Constitucional. Y así como este hay muchos otros casos más. “El problema pensional en el país es que gastamos muchos recursos en muy pocos”, dice Villar.

Colombia es, según Fedesarrollo, uno de los países de América Latina que destinan menores recursos para la atención de la población mayor que recibe beneficios económicos. Y aunque están en marcha programas, al adulto mayor, que cubre a 1,2 millones de mayores, los recursos que se le dan a cada persona bajaron de 100.000 a cerca de 70.000 pesos mensuales (de 33 dólares a 23 dólares)

Si bien el Gobierno puso en marcha el programa de beneficios periódicos (BEPS), su alcance es muy limitado y los beneficios muy restringidos. Otros países como Brasil y Bolivia destinan más recursos a esta clase de programas.

Pero otro de los problemas que conllevan el envejecimiento de la población es que la atención de los adultos mayores demandará millonarios recursos del Estado en salud. Los gastos en el sector pasarían del 7 % del PIB a más del 8 % del PIB, razón por la cual se hacen indispensables medidas para la prevención de enfermedades.

Así lo señala la directora de la Fundación Saldarriaga Concha, Soraya Montoya, quien dice que es indispensable que se adelanten campañas para incentivar los buenos hábitos de la alimentación y combatir enfermedades como diabetes, obesidad, cáncer y problemas coronarios.

Fedesarrollo plantea que se debe analizar el tema de cargas impositivas a las bebidas y alimentos que no sean tan saludables, una propuesta que va en la misma dirección de la presentada por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, quien pidió gravar las bebidas gaseosas.

Con el fin de evitar que más colombianos queden en situación de pobreza o miseria a la vuelta de unos años, cuando envejezcan, Fedesarollo y la Fundación Saldarriaga Concha hacen una clase de recomendaciones.

La primera es poner en marcha una reforma pensional de fondo, que los últimos gobiernos han tratado de esquivar debido a que este tema es muy impopular. Dicha reforma debería aumentar la edad de jubilación en la medida en que aumenta la expectativa de vida –hoy los hombres se pensionan a los 60 años y las mujeres a los 57 años-.

Claro que esta propuesta despierta controversias en un país como Colombia, donde una persona mayor de 35 años es considerada vieja para trabajar. Así es prácticamente imposible pensionarse a cualquier edad porque no se alcanzarían a cubrir las semanas para lograr la cotización requerida.

Se debe, además, formalizar más el mercado laboral teniendo en cuenta que la mayor parte de la población en situación de pobreza está en la informalidad. También hay que aumentar la cobertura y el beneficio de los BEPS, incentivar las campañas de ahorro en la población para cuando llegue la vejez y fomentar más la educación de la población.

Es decir, grandes retos sobre los cuales los políticos no están dando las respuestas acertadas.

Fuente: Semana

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