Madrid, 8 de marzo de 2013. Las mujeres mayores en España representan casi el 10 % de la población total, con una esperanza de vida de 87 años, mientras que, en el caso de los hombres, se sitúa en los 83,1 años. Este es el único parámetro favorable a las mujeres mayores frente a los hombres en nuestro país.
“La contribución de las mujeres mayores a la economía está claro que es importantísima, sin embargo la valoración de la labor que realizan es escasa. Todavía hoy cuando el hombre mayor adopta el papel de cuidador al enfermar su pareja, causa admiración, mientras que en la mujer esto se percibe como una obligación”, comenta la secretaria general de UDP, Margarita García Durá, quien alerta de la doble discriminación que sufren las mujeres mayores.
A pesar de todo, la imagen de fragilidad, de no valerse por sí mismas y de necesitar cuidados es la que más ha calado en la sociedad y en el propio grupo de personas mayores sin grandes diferencias por género. Un 36,2 % de la sociedad así lo piensa.
En este sentido, García Durá añade que “hay un techo de cristal de edad para las mujeres, que son consideradas como viejas a una edad más joven que los hombres. Las mujeres por lo general se enfrentan con obstáculos para su promoción a una edad más temprana que los hombres. Muchos directivos y empresarios perciben a las mujeres como trabajadores mayores a partir de los 30 años y parece haber una aceptación general respecto al hecho de que la mujer termina de ascender en su carrera siendo 10 años más joven que el hombre”.
El efecto de las desigualdades de género a lo largo de la vida se agrava con la vejez y con frecuencia se basa en normas culturales y sociales hondamente arraigadas. La discriminación que sufren las mujeres mayores suele ser el resultado de una distribución injusta de recursos, malos tratos, abandono y restricción del acceso a servicios básicos.
Fuente: Senda Senior