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Ciudad de México, 30 de marzo de 2013. Los programas laborales impulsados por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) son insuficientes y fomentan la informalidad, advierte Gustavo Loreto, ex asesor del Instituto y consultor, y donde trabajo durante 15 años como investigador.

Pocos empleos, algunos de ellos eventuales, a veces sin salario fijo garantizado, y que, en ocasiones exigen al adulto mayor ser derechohabiente de alguna Institución médica, son algunas de las características de los puestos que ha logrado promover el Instituto con algunas empresas a través el Programa Empleo para Adultos Mayores.

“En el Inapam, lo digo de primera mano, realmente no hay alguien que auténticamente se dedique a hacer convenios y a generar concientización en las empresas”, señala Loreto, psicólogo y  Master en Gerontología.

El problema es que, ante la precaria situación de muchos adultos mayores estos empleos precarios son la única alternativa que tienen, explica.

Para Loreto, esta situación se complica por varios factores, entre ellos la falta de compromiso de las empresas. “Para mi sigue siendo tramposo, porque no quieren tener ninguna responsabilidad (las empresas). Si el Inapam tiene como misión fomentar calidad de vida y dignidad, debe vigilar que se cumplan esas cosas”, dice.

“De alguna manera se está fomentando el rol de un empleo informal, patrocinado y apadrinado por el sector público porque sí es un espacio que les abre oportunidad, pero no es ningún empleo formal”, sostiene Loreto.

El especialista dice que no sólo es responsabilidad del Inapam. Las secretarías de Desarrollo Social, Gobernación, Hacienda, Educación, Salud y Trabajo, el DIF, IMSS y ISSSTE, que son integrantes del órgano de gobierno del Instituto, deberían también vigilar que se procuraran mejores empleos.

Al respecto, María Elena Ramos, subdirectora de promoción y concertación del INAPAM, acepta que los trabajos de empacadores o de anfitriones que impulsa el Instituto no son formales.

“Los empacadores son jubilados y pensionados, y entre ellos se ponen de acuerdo en qué horarios pueden acudir y se van rotando. Tampoco es tan formal, pero no es eventual (como el de anfitriones)», dijo la subdirectora.

Según Ramos, el empleo de anfitriones «ha tenido éxito por ser eventual», no demanda horas específicas, aunque en el catálogo que consultan los posibles contratantes sólo hay alrededor de 100 adultos mayores.

“Como anfitrión se recibe un salario diario promedio de 400 a 500 pesos por jornadas de 8 a 9 horas, en algunas ocasiones se otorgan los alimentos por parte de la empresa”, cuenta Ramón Gil a sus 67 años y jubilado desde hace 20 años.

Labor complicada

Para el gerontólogo Alejandro Uribe, presidente de la Sociedad Mexicana de Geronto-Geriatría, una de las complicaciones para generar empleos para los adultos mayores es que algunas actividades ponen en riesgo su integridad física.

“Dicen querer trabajar, pero algunos de ellos cuando se les da un trabajo (como el de limpieza) no lo quieren hacer porque les cansa. Se requieren trabajos amigables con ellos, como el de edecanes, aunque no sé cuánto tiempo pasan de pie, porque una persona con diabetes se puede descompensar, una hipertensa puede generar insuficiencia cardiaca por estar tanto tiempo de pie».

Fuente: El Mañana

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