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La Habana (Cuba), 13 de diciembre de 2014. El precipitado envejecimiento poblacional de Cuba desafía su futuro con la misma urgencia que la crisis económica o el cambio climático y apremia políticas que lidien con el inédito reto de ser un país muy envejecido y subdesarrollado.

Los datos del fenómeno son contundentes desde hace años: la población decrece, la fecundidad es baja, la esperanza de vida elevada (78 años) y el saldo migratorio externo resulta negativo.

Actualmente, el 18,3% de los 11,1 millones de habitantes de la isla caribeña tiene más de 60 años. Pero en 2030 la cifra ascenderá al 30% y Cuba podría ser el país más envejecido de América.

Nos preparamos para todo menos para esto”, dijo Pilar Suárez, una microbióloga residente en La Habana que tuvo que apresurar su retiro para cuidar de su padre de 99 años, y con su madre de, 89, que padece demencia senil.

Tuve que renunciar a hacer ciencia para ser hija”, afirmó Suárez, de 60 años.

Un estudio realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) a partir del último censo de población reveló que entre 1953 y 2012 las personas con 60 años o más se multiplicaron por cuatro en la isla, una situación no vista hasta ahora “en ningún país del mundo”.

 “El envejecimiento demográfico que presenta Cuba en términos estadísticos sólo es comparable con los países más desarrollados”, pero se produjo “en menos de 50 años” mientras que en los países europeos tomó unos dos siglos, señala esa investigación.

El Gobierno cubano ha tenido que encarar el fenómeno sin contar con experiencias similares y en medio del complejo escenario económico y social en el que impulsa su plan de reformas para “actualizar” el socialismo cubano.

En octubre el Consejo de Ministros anunció la aprobación de una nueva política demográfica que estimulará la fecundidad y favorecerá la atención de las personas mayores, aunque aún no se divulgaron detalles.

En los últimos años se han tomando algunas medidas: el Gobierno extendió la edad de retiro, aumentó las pensiones (siguen siendo muy bajas en un país donde el salario medio ronda los 20 dólares mensuales) y permitió la reincorporación de jubilados a sectores como la educación.

Pero el desafío es enorme para un país con dificultades crónicas -transporte público, vivienda, deterioro de infraestructuras, escasez de productos, alto precio de los alimentos- que multiplicarán su impacto a largo plazo en una sociedad envejecida.

Nos faltan cosas fundamentales como pañales desechables para adultos, sillas de ruedas y sanitarias, colchones antiescaras, geriatras, personas e instituciones cuidadoras, porque hay pocas y las mejores son de la Iglesia”, subrayó Suárez.

Este año el Estado aumentó el presupuesto para garantizar esas ayudas “técnicas” mediante sus instituciones, y reparar e incrementar los hogares de ancianos y centros diurnos, aunque las listas de espera son largas y el gobierno reconoce que queda mucho por hacer.

Datos del ministerio de Salud Pública indican, por ejemplo, que de los más de 83.000 médicos existentes en Cuba en 2013, solo 279, un 0,33 %, eran especialistas en Geriatría y Gerontología.

La coordinadora del Programa de la Tercera Edad de Cáritas en Cuba, Migdalia Dopico, afirma que la articulación de un sistema “adecuado” de protección y cuidados debe ser prioridad y, en particular, la formación de cuidadores.

En el caso de Cáritas, más de 3.000 voluntarios atienden en las comunidades del país a unas 28.000 personas, con servicios de comida, lavado de ropa o talleres que han optado por incorporar el adiestramiento de cuidadores y las “relaciones intergeneracionales”.

La Iglesia tiene pocos hogares de ancianos y muy demandados”, señaló Dopico, y aunque en la sociedad cubana existen prejuicios culturales para “institucionalizar” a los adultos mayores, la experta afirma que “se notan más peticiones” y la tendencia es al alza.

El censo de 2012 arrojó que en un 9% de los hogares cubanos conviven al menos tres generaciones, mientras que en el 12,6% residen ancianos solos.

En otra investigación concluida en 2011, un 71% de los ancianos entrevistados afirmó que su único ingreso era la pensión, un 15% dijo tener ayuda de familiares “en Cuba o en el exterior”, mientas que un 60% admitió vivir con “privaciones y carencias”.

Más allá de la vulnerabilidad económica, Dopico resaltó que los mayores cubanos tienen la garantía de una pensión universal y acceso gratis a la salud, dos fortalezas en comparación con países de la región.

Sabemos que el Estado solo no puede”, sostuvo Dopico, quien consideró que las soluciones deberán integrar varios actores sociales, desde el gobierno, la Iglesia y las ONG, hasta el incipiente sector privado.

Fuente: Noticias24

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