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La Paz (Bolivia), 2 de mayo de 2014. En el área rural de Bolivia, nueve de cada diez hombres y siete de cada diez mujeres continúan trabajando  en la vejez, señala la investigación «Trabajando de por vida, los adultos mayores en el mundo del trabajo rural», realizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) en coordinación con la Oficina de HelpAge International en Bolivia.

El  estudio, iniciado en 2013,  analiza  las  características  que  tienen  las actividades laborales que los adultos mayores realizan en las áreas rurales del país y la importancia de las mismas en la generación de ingresos y en el bienestar no sólo de las personas mayores, sino también de sus familias.

Adultos mayores obligados a trabajar

El envejecimiento de la población de las zonas rurales de Bolivia es inminente. En 2010 los adultos mayores del área rural representaban el 9%, y se estima que en 2015 asciendan al 10%. Uno de los fenómenos que contribuye a esta situación es la creciente emigración de la población joven, que sale de sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de trabajo y de vida.

La migración ha provocado que las áreas rurales pierdan a los grupos con mayor capacidad productiva, dejando el trabajo productivo y del hogar a cargo de las personas adultas mayores. El 82% de las personas mayores forman parte de la fuerza laboral, quienes se ven obligadas a trabajar para asegurar su subsistencia y la de las personas que quedan a su cargo.

Formas de inserción laboral

Según la investigación, el 91.5% de las personas mayores se dedica al cultivo de la tierra y la crianza de animales. Sin embargo, es importante señalar que los adultos mayores también tienen actividades adicionales que combinan con la actividad agrícola. Por ejemplo, los hombres se dedican a la manufactura y la construcción y la mayoría de las mujeres se dedica al comercio.

Por el mismo trabajo las mujeres adultas mayores reciben salarios menores a los de sus pares varones.

El estudio también destaca que muchas mujeres no consideran lo que hacen como un trabajo, lo que lleva a subestimar en las encuestas la participación femenina en la población económicamente activa.

El documento afirma que cuatro de cada diez adultos mayores percibe un salario por actividades secundarias no agropecuarias; generalmente, continúa la investigación, se insertan en el mercado laboral como obreros o empleados, lo que hace evidente la urgencia que tienen las personas mayores de obtener ingresos.

El trabajo como fuente de ingresos

El ingreso laboral de las personas mayores proviene de las actividades agropecuarias y no agropecuarias (construcción, manufactura transporte, etc.). Si bien la actividad agrícola es la fuente laboral más importante, con un 83%, paradójicamente es la que menores ingresos generan, tan sólo 392 bolivianos mensuales, que representan apenas la mitad del monto que obtienen los demás agricultores.

De acuerdo a la investigación, los ingresos laborales de las personas mayores apenas representan el 60% de lo que obtienen los trabajadores menores de 60 años. En el caso particular de las mujeres, la brecha de ingresos por sexo es significativa. En promedio las mujeres reciben el equivalente al 71.9% del monto que obtienen los hombres por el mismo tipo de trabajo, pero este porcentaje se reduce a 54.8% cuando se trata de empleos no agrícolas.

Los adultos mayores dedican un promedio de 46 horas a la semana a las actividades agrícolas y no agrícolas, un par de horas menos en la caso de las adultas mayores.

Aporte de las personas mayores a sus familias

“Yo tengo este chaco con mi esposo. Los dos lo mantenemos porque mi hijo se ha ido a la ciudad, se ha olvidado, ya no se acuerda de nosotros. Con lo que producimos aquí nos compramos azúcar, carne, ahí no más se va la plata, no alcanza. Más bien no estoy enferma aunque el otro día me he caído, pero me tengo que recuperar sino que voy a hacer. Tengo que ayudar a mi esposo”. Juliana Mamani, 76 años.

La contribución de los trabajadores adultos mayores representa el 65% del ingreso de sus familias. El mayor aporte corresponde a los hombres, sin embargo, la contribución de las mujeres es importante, pese a la subestimación de su aporte laboral.

“Esta investigación nos ayuda a entender mejor el aporte que las personas mayores continúan realizando a la economía familiar en el área rural de nuestro país, prácticamente hasta el último día de sus vidas. Es importante que esto sea reconocido y reflejado en la promulgación de políticas públicas que les garanticen mejores condiciones de vida”, declaro Javier Castro, director de la Oficina País de HelpAge International en Bolivia.

Fuente: ERBOL

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