Santiago de Chile, 14 de septiembre de 2015. Rubén Alvarado, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile. En Chile actualmente viven más de 2.638.000 personas con 60 y más años, el doble de las que había en 1990. Representan el 15,6% de la población y se estima que para el año 2025, el número de mayores de 60 años será igual, o incluso superior, a la cifra de menores de 15 años. Un factor relevante se refiere al incremento de la esperanza de vida al nacer que se eleva a 82 años en mujeres y 77 años en hombres, lo que según datos del Informe de Estadísticas Sanitarias Mundiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sitúa a Chile como el país más longevo de la Región.
Los resultados de la Tercera Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez del año 2013 indican que, en Chile un 15% de las personas mayores vive sola, un 25% se siente excluida, a sólo un 15,6% no le interesa trabajar y un 66% quiere continuar trabajando hasta que su salud se lo permita. Asimismo, la mitad de los adultos mayores tiene dificultades para salir de su casa debido a pavimento en mal estado, por obstáculos o porque le cuesta cruzar la calle.
En cuanto a participación, se establece que un 35% participa en actividades de alguna organización. En el tema de incorporación de nuevas tecnologías se evidencia que el 70% de las personas mayores tiene móvil, pero en cuanto a su capacidad de utilizar Internet, solo un 13% manifiesta poder hacerlo.
Respecto a condiciones de salud, un 90% tiene por lo menos un problema de salud, siendo los más frecuentes hipertensión arterial, diabetes y elevación del colesterol. Pese a ello, el 44,4% de los entrevistados indica que no acude al médico ni tampoco se controla en consultorios u otro centro de salud. Por otro lado, los principales temores que manifiestan son a enfermarse gravemente (58%) y a depender de otro (59%).
Este cambio demográfico implica que la sociedad chilena tiene que ir adaptándose a este fenómeno que involucra diversos factores a nivel cultural, social, previsional, sanitario y que tiene relación con la planificación en diferentes áreas. Los principales desafíos que el proceso de envejecimiento poblacional nos plantea tienen que ver con realizar intervenciones para disminuir el riesgo de dependencia, fomentar el autocuidado e incrementar la participación de las personas mayores incentivando la integración social, económica y cultural.
El aumento progresivo del número de mayores y que tengan un ciclo vital más extenso implica que las demandas de este grupo de edad van a crecer en cantidad, en complejidad y en período de tiempo en que deben ser satisfechas. En este sentido, a nivel sanitario deben desarrollarse acciones dirigidas a la prevención y rehabilitación oportuna con el fin de mantener buenas condiciones de salud y funcionalidad por el mayor tiempo posible, y a su vez, se deben favorecer las estrategias de autocuidado y de hábitos de vida saludable que han evidenciado un efecto protector.
En cuanto a infraestructura y gestión, deben desarrollarse sistemas de atención y niveles asistenciales específicos para las diversas necesidades que presentan. Se requiere contar en los principales hospitales con Unidades Geriátricas de Agudos, cuyo objetivo es mantener la funcionalidad de estas personas mientras requieren hospitalización. También, es fundamental el desarrollo de Unidades de Recuperación Funcional que permiten un tratamiento de rehabilitación más prolongado para pacientes que han sufrido un problema de salud con alto riesgo de generar dependencia. Otro nivel asistencial que se debe implementar es el Hospital de Día cuyo objetivo es realizar atenciones ambulatorias.
Por último, otro nivel asistencial que resulta muy necesario es la atención geriátrica domiciliaria.
Por otro lado, en el ámbito académico, debe incorporarse la temática de la persona mayor, no sólo en las carreras relacionadas con la salud, sino que, también debe estar presente en carreras como Arquitectura, Ingeniería y Diseño para que estos futuros profesionales conozcan las implicaciones del proceso de envejecimiento y sean capaces de desarrollar estrategias de desarrollo habitacional, de planificación urbana y de producción industrial que se adapten a un grupo poblacional con características particulares que requiere que se les facilite su funcionamiento cotidiano en condiciones de mayor seguridad. También, las universidades y otras instituciones relacionadas deben fomentar la investigación en mayores para conocer en detalle sus necesidades, sus problemas de salud y las intervenciones que puedan ser más eficaces para lograr resultados favorables.
Fuente: Entre Mayores