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Santiago de Chile, 27 de noviembre de 2013. Chile se enfrenta en América Latina a uno de los mayores desafíos de la región, en relación a sus adultos mayores. Con bajas tasas de natalidad y mortalidad, cada año este grupo es más importante y sus gastos en salud también van en crecimiento.

Según cifras entregadas por la Superintendencia de Salud, en la actualidad el gasto estimado en salud de adultos mayores alcanza a la cifra de 700 mil millones de pesos, lo que equivale al 15% del gasto total en salud del país y al 1,4% del Producto Interno Bruto-PIB.

Sin embargo, este costo aumentará progresivamente en los próximos años, a medida que aumente la proporción de adultos mayores. Las proyecciones de población indican que para el 2030 se habrá duplicado el número de ancianos en Chile.

Si se considera (en forma optimista) que el PIB crecerá en promedio 4% en los próximos diez años, entonces el gasto en salud de los adultos mayores alcanzará el próximo año a 1,7% del PIB, para subir el año 2015 a 1,9% y llegar al año 2020 a representar el 2,5% del PIB.

Sin duda se trata de una situación preocupante: aumenta la población adulta mayor y con ellos los costos de asegurarles una atención de salud.

No cabe duda que con el incremento de la esperanza de vida a los niveles esperados, la demanda por atención de salud cambiará de manera importante. En primer lugar, existirá una necesidad de contar con especialistas en enfermedades propias de los adultos mayores, habrá más requerimientos de hospitalización y tratamientos médicos más costosos y complejos.

En la actualidad, no pareciera existir una política pública encaminada a prepararse para este aumento importante de la demanda. Basta ver los problemas que existen por estos días en los hospitales públicos y privados, que se agudizan en ciudades intermedias. Por otra parte, es fundamental trabajar con las personas en edad media, que serán los adultos mayores de la mitad del siglo 21.

¿Cómo se están preparando hoy para tener una buena calidad de vida en el futuro? ¿Qué grado de conciencia existe en estos adultos jóvenes respecto de la necesidad de preocuparse de su salud y vida sana para evitar tener una vejez complicada?

En rigor, vemos que no se toman las medidas que permitirían enfrentar este desafío en los próximos años, como es la formación de personal médico y de enfermería especializado en gerontología. No hay suficientes becas de especialización y tampoco se han puestos los incentivos adecuados para que los profesionales jóvenes se interesen en esta área de la salud. En tal sentido, resulta preocupante que los programas de Evelyn Matthei y Michelle Bachelet no profundicen en estos aspectos.

Pero los desafíos son enormes no sólo para el sector público de salud, sino también para el privado: se requerirá de una nueva infraestructura para enfrentar esta creciente demanda de atención, de camas preferenciales para los adultos mayores en hospitales y clínicas.

Pero además, para que estos costos no sigan aumentando sideralmente, lo que se requiere ahora es poner énfasis en la prevención de patologías crónicas, como la hipertensión arterial, asma y diabetes melitus, que permitan a los adultos mayores tener una mejor calidad de vida. También invertir en lugares de esparcimiento para que la gente pueda desarrollar alguna actividad física, educar para una vida saludable y reducir los altísimos niveles de obesidad. El inventario de políticas públicas y acciones recomendadas por los expertos para tener, y mantener, una población sana es extenso y sobre ello nuevamente hallamos preocupantes omisiones en los programas de ambas candidatas.

Fuente: La Discusión

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