Quito (Ecuador), 15 de junio de 2014. Por Kléver Paredes B. Inadvertido y en silencio. Así es posible que transcurra en Ecuador este 15 de junio, al igual que en años anteriores. Este domingo se recuerda el Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez.
Ni un solo acto masivo, ni una campaña publicitaria ni un pequeño encuentro ciudadano que alerten el maltrato que viven a diario los adultos mayores. Llama la atención que, desde las instancias públicas y privadas, encargados de programas para este grupo de población, también se guarde silencio.
Con toda seguridad, este 15 de junio todo girará alrededor del Mundial de Fútbol de Brasil, país que conjuntamente con Colombia y Panamá reportan anualmente más de 102 mil casos de extrema violencia, de los cuales el 37,15 % de los maltratados corresponde a personas mayores de 60 años, según un estudio realizado por varios docentes de la Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos, Cuba.
En Argentina y Chile este fenómeno se ha incrementado desde hace más de tres décadas y para 2009 se estimaba que más de 33.600 adultos mayores sufrirán algún tipo de violencia dentro del seno familiar.
Según el mismo estudio, alrededor del 8% de la población mayor de 65 años es maltratada en Estados Unidos. Sin embargo, lo más preocupante para organismos de ese país es que más del 20 % de los adultos mayores no sólo son maltratados en sus hogares, sino también en diversas instituciones nacionales destinadas a su cuidado y en centros con una gran cantidad de personas y largas horas de trabajo.
Escondido bajo una capa de negligencia, abuso de confianza en lo económico o mediante pequeños desprecios, como falta de atención, el maltrato a personas adultas mayores va en aumento, con el silencio de las víctimas por temor a las represalias.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 66/127, designó el 15 de junio como Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez. El objetivo de esta conmemoración a nivel mundial es expresar la oposición a todo tipo de abusos y los sufrimientos infligidos a las generaciones mayores.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que entre el 4 y el 6 % de las personas mayores de todo el mundo han sufrido alguna forma de abuso y maltrato, que puede llevar a graves lesiones físicas y tener consecuencias psicológicas a largo plazo. Sin embargo, organizaciones de adultos mayores calculan que entre un 6 y un 10 % de la población mayor de 60 años son víctimas de algún tipo de maltrato, siendo las mujeres las más afectadas por su longevidad.
Los malos tratos a las personas de edad se prevé que aumentarán dado que en muchos países el envejecimiento de la población es demasiado rápido. Ecuador, por ejemplo, tendrá más de 2 millones de adultos mayores para el año 2015 según datos del INEC.
Datos
Las primeras publicaciones al respecto en el ámbito médico aparecieron en 1975, cuando se describió en el Reino Unido el ‘Síndrome del zamarreo del anciano’ o ‘Granny Battering’. Estos informes demostraron la problemática.
Actualmente el maltrato a las personas mayores es un fenómeno complejo que ocurre en el ámbito de lo privado y de lo público, facilitado por el predominio de falsas creencias que propician imágenes negativas acerca de la vejez y de las personas adultas mayores.
No cabe duda de que cuando se habla de maltrato, abuso y violencia hacia el adulto mayor, estamos hablando de situaciones de violación de los derechos humanos.
La semana pasada concluyó en la ciudad de México el Segundo Foro Internacional sobre los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que instó a los gobiernos a aplicar un enfoque de derechos en las políticas públicas dirigidas a este grupo social en América Latina y el Caribe para avanzar en la reducción de la pobreza, la desigualdad y la discriminación de las personas de edad avanzada. Cuando nos referimos a la región, los datos de la población de adultos mayores señalan que para 2010 las personas de 60 años y más representaban 9,8% del total de la población y se estima que en 2015 esa tasa se situará en 11,2%, según cifras del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de Naciones Unidas.
Fuente: El Telégrafo