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Santa Cruz de la Palma (España), 11 de febrero de 2014. Autora. Inocencia Castellano Herrera (Psicóloga). Muchas personas al jubilarse y entrar en esa etapa que llamamos tercera edad o vejez, corren el riesgo de vivirla con una sensación de pérdida: de salud, actividad, relaciones sociales,… Sin embargo las personas mayores de antes no tienen nada que ver con las de ahora, donde la esperanza de vida se ha alargado y la salud ha mejorado gracias a los avances médicos. Además cada vez tenemos más ejemplos de personas mayores con un estilo de vida satisfactorio.

La vejez es un proceso natural, no surge de un día para otro, sino que va ocurriendo a lo largo de la vida, van apareciendo achaques, se pierden algunas capacidades: memoria, rapidez, fuerza. Sin embargo, nos vamos adaptando a ellas poco a poco. Las distintas formas de envejecer no están determinadas ni prefijadas. Y, aunque existen factores genéticos que juegan un papel importante en el envejecimiento, también la persona es responsable, con sus acciones y comportamientos a lo largo de su vida, con sus expectativas, de que su envejecimiento sea más o menos satisfactorio y libre de dependencia. Últimamente se habla del concepto del envejecimiento activo, tendiendo a una mayor calidad de vida, a través de actividades, ilusiones, proyectos y participación en la vida social.

El objetivo es extender la calidad, la productividad y esperanza de vida a edades avanzadas. Además de seguir siendo activo físicamente, es importante permanecer activo social y mentalmente, participando en actividades recreativas, de voluntariado o remuneradas, culturales, sociales, y educativas. El envejecimiento activo se sitúa en la base del reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores de independencia, participación, dignidad, atención y auto-desarrollo.

La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento activo como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen

Desde el punto de vista de la psicología de la salud, los profesionales de la psicología han enfatizado la importancia que tienen los estilos de vida (ejercicio físico, dieta, no fumar, beber moderadamente, la adherencia al tratamiento, etc.)  Por otra parte, el declive cognitivo que ocurre con el paso del tiempo puede ser compensado con ejercicios. Incluso, la actividad intelectual a lo largo de la vida se considera un factor de protección de la demencia.

Las formas de enfocar la vida como el optimismo y el pensamiento positivo están asociadas a la satisfacción con la vida en la vejez. El estado de ánimo positivo reduce la mortalidad de las personas mayores. Es importante el mantenimiento de las relaciones sociales, las habilidades, la participación y la productividad. Muchas personas aprovechan esta etapa de la vida  para ayudar a otras personas, a través del voluntariado, ayudar a la familia, así como para realizar actividades y hobbies que en el pasado no podían realizar por las obligaciones.

El envejecimiento activo es un concepto que no se reduce al mantenimiento de una buena salud libre de discapacidad, sino que también implica el mantenimiento óptimo de aspectos psicológicos y sociales. En definitiva, se puede aprender a envejecer activamente. Para ello, tenemos que cambiar los viejos conceptos de “viejos, esperando la muerte, sin capacidad de relaciones sexuales, todo el día hablando de enfermedades, y contrariados con la vida”. Parece crudo, pero en muchas personas predomina este concepto, viendo algunos deterioros en las capacidades de estas personas, como naturales, por la edad que tienen. Sin embargo, se podrían corregir, llevando una vida más estimulante, acorde a las limitaciones que todos tenemos, y que es indudable que con la edad, nos desgastamos, pero no limitarnos más por conceptos que no son reales, que están equivocados. Algunas personas dicen que un viejito es como un niño. No estoy de acuerdo. Un viejito es una persona mayor, con mucha experiencia de la vida, con sus debilidades y fortalezas, que está en este mundo viviendo esa etapa, como lo haremos todos, si llegamos.

Por lo tanto, no hay que ver como normal, por la edad, que la persona se deprima, esté maniática, se queje todo el rato, se enfade sin motivo aparente. Esto más bien son síntomas a los que se debe prestar atención, pues tienen remedio. Un profesional de la psicología puede ayudar a estas personas, sobre todo en los inicios de esta etapa, donde los hábitos negativos aún no se han cronificado y la persona puede aprender a llevar una vida activa y de calidad.

Fuente: El Alisio

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