Buenos Aires (Argentina), 23 de marzo de 2014. El programa social, educativo y cultural «Papelnonos» cumple esta semana su 25º aniversario. 25 años promoviendo la participación de las personas adultas mayores para un envejecimiento activo, desterrando imágenes negativas sobre esta etapa del ciclo de vida para resignificarla, revalorizarla.
La red surgió el 26 de marzo de 1989, en la ciudad de Mar del Plata, y ya cuenta con 58 grupos en Argentina, tres en México, uno en Ecuador, otro en Costa Rica, en Australia y se están formando en España e Italia.
Los adultos y adultas mayores construyen instrumentos de papel con los quees interpretan canciones en jardines de infantes, colegios, universidades de la tercera edad, centros culturales, entre otras instituciones. También realizan obras de teatro, radioteatros, editan libros, atienden la Biblioteca Pública de Música «Astor Piazzolla» (en Mardel) y participan de acciones solidarias.
Para formar parte de «Papelnonos» no se requieren conocimientos musicales previos, simplemente deseo. Así lo afirma su slogan: «No importa que pierdas, no importa si ganas, lo que realmente importa es que no pierdas las ganas».
El surgimiento
Papelnonos surgió tras la idea del psicólogo y músico Jorge Strada, quien dictaba un taller de armado de instrumentos musicales de papel en un centro de jubilados de La Feliz. Strada ya había realizado ese taller con maestras de música de las escuelas municipales locales, con quienes había formado el grupo Papelones; y luego con alumnos, con quienes armó Papelitos.
Tras esa experiencia y su inquietud por trabajar con personas mayores empezó a brindar clases en un centro de jubilados. A los encuentros asistían «doce adultos mayores, como las doce notas musicales», afirma Strada en declaraciones a este diario y remarca que si bien Papelnonos nació de un proyecto personal pronto se transformó en uno colectivo.
«Surgió como un juego, un sueño», sostiene, pero con la clara idea de «repensar la vejez, repensarse, resignificar esta etapa del ciclo de la vida, desterrar los prejuicios y las imágenes que espantan a fin de resignificar la palabra viejo y darle valor».
La idea prendió, sumó adeptos, se extendió por el país y en el exterior, ganando premios y distinciones, demostrando que otro concepto de vejez es posible (y necesario), nuevas imágenes donde las generaciones de adultos mayores se sientan identificadas, y las futuras generaciones se puedan proyectar.
«Nosotros entendemos que ‘la vejez es lo que hacen los viejos’ -aclara Strada- y desde esa perspectiva creemos que es posible imaginarnos la construcción de un modelo que no nos llene de resignaciones. La idea es revisar los conceptos que derivan de las limitaciones y prejuicios y darles un nuevo sentido en un marco de desafíos y alternativas viables».
Las expectativas
Asimismo remarca: «No se puede alargar la vida, como de hecho ocurre, para denigrarla. Esto debería avergonzarnos a todos. Se trata de nuestra propia expectativa de vida. No podemos hablar de la vejez como de algo que le ocurre a los otros. Nosotros somos los viejos del futuro». En este sentido manifiesta la importancia de modificar el modelo cultural que exalta y sobrevalora a la juventud en detrimento de la tercera y cuarta edad.
«Hay posibilidades y potencialidades propias en la vejez que no ocurren en otras etapas. Una de ellas es entender la vida, comprenderla a partir de integrar las experiencias, el tiempo. Y eso sólo lo puede hacer un viejo», explica Strada.
De igual forma el psicólogo resalta que «un adulto mayor es una persona que tiene todas las edades, y como tal, es la única que puede hacer una síntesis de la vida, y eso la convierte en una mayor persona».
«Eso de ‘mayores personas’ -aclara- es algo que aún el propio adulto mayor no se lo cree y el trabajo es decirle ‘sí, usted puede, tiene ganancias’. Si tomamos a una persona (solamente) desde lo que le pasa a un cuerpo es muy reduccionista. Por eso la importancia de revalorizar a la vejez».
Fuente: Diario Popular