San Juan (Puerto Rico), 4 de abril de 2015. La profunda crisis económica que sufre Puerto Rico desde hace cerca de ocho años obliga a los puertorriqueños a posponer su edad de jubilación, tendencia en paralelo al continuo envejecimiento de la población de la isla caribeña.
Los datos más recientes de desempleo del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico, referidos al pasado mes de febrero, indicaban que en la isla hay 616.000 personas de más de 65 años, de una población total cercana a los 3,5 millones. De ellos, aún trabaja o busca empleo un 6.7%.
Las 41.000 personas mayores de 65 años (la edad oficial de jubilación en la isla) que trabajan o que buscan activamente empleo en Puerto Rico son exactamente 3.000 más (un incremento del 7.8%) que en febrero de 2014. Si se toma como referencia ese mes de 2013 serían 5.000 más (un crecimiento del 13.8%), estadísticas que confirman que las personas mayores alargan cada vez más su permanencia en el mundo laboral.
Estos datos no tienen en cuenta la gran economía sumergida que reina en la isla y que hace prever que el verdadero número de mayores trabajando sea aún mayor.
Si en vez de considerar sólo a las personas de más de 65 años la referencia es la población de 60 años o más, en 2000 la población activa de ese grupo sobre el total de trabajadores constituía el 5,7%, un porcentaje que en 2008 se elevó al 6,6% y en 2012 -últimos datos disponibles- al 7,1%.
“Las pensiones a veces no dan”, explica el catedrático de Economía de la Universidad de Puerto Rico José Alameda, para justificar una tendencia demográfica en alza en los últimos años que ha despertado la curiosidad entre los analistas económicos de la isla.
“Es obvio que se trata de una cuestión económica que se ha profundizado por el recorte de las pensiones”, apuntó el catedrático, para quien la necesidad de adquirir por parte de ese colectivo cada vez más medicinas, conforme aumenta la esperanza de vida, es una de las razones para prolongar la edad de jubilación.
Alameda matizó que quizá se pueda, no obstante, extraer algún factor positivo, ya que esas personas siguen contribuyendo y de esa forma facilitan el crecimiento para una economía como la de Puerto Rico, en caída desde que hace cerca de ocho años estallara una crisis íntimamente relacionada con el estallido de la “burbuja inmobiliaria” y el fin de subvenciones fiscales para empresas estadounidenses.
“De cualquier manera hay que analizar caso por caso, porque tampoco todos los trabajos son iguales”, matizó, tras ponerse a sí mismo como ejemplo de un docente o profesional de 64 años que piensa prolongar durante unos años su actividad, frente a otro tipo de tareas físicas, en las que “seguir trabajando puede no ser tan recomendable”.
El fenómeno hace meses que ha despertado curiosidad en Puerto Rico, donde muchas personas tienen que vivir en algunas ocasiones con pensiones de poco más de $600, en un territorio con un coste de vida muy elevado, en especial en alimentos y otros bienes fundamentales como la electricidad.
Según datos de la revista de Estudios Críticos del Derecho de la Universidad Interamericana, más del 40% de la población de más de 60 años vive en Puerto Rico bajo los niveles de pobreza. De ese grupo, más del 80% depende del seguro social como fuente de ingresos principal y más de un 30% depende del Programa de Asistencia Nutricional, el popular PAN.
Los datos de envejecimiento de Puerto Rico quedan confirmados por un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA), difundido en 2012, que señalaba que en 2050 un 31.5% de la población de Puerto Rico será sexagenaria.