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Asunción (Paraguay), 16 de septiembre de 2015. La sociedad de consumo desplaza por inercia a los que no consumen. Y los adultos mayores forman parte de este grupo marginado que, contradictoriamente, va creciendo en relación a otras franjas etarias, de acuerdo a datos estadísticos.

Paraguay no es la excepción. Es más, un reciente ranking mundial la encumbra entre los «peores países» para envejecer. Se trata del estudio hecho por HelpAge International (Índice Global de Envejecimiento 2015 – Global AgeWatch Index 2015 basado en las políticas públicas que garantizan los derechos de las personas adultas mayores en cada región.

Para el Dr. Eugenio Semino, gerontólogo y abogado, a esta problemática se suma una tendencia social preocupante.

«Lo que está ocurriendo en nuestra sociedad es que hay una dinámica entre la gerascofobia, el miedo a envejecer, y la gerontofobia, que es el desprecio irracional a los viejos«, manifestó el especialista en ocasión de un congreso sobre adultos mayores que tuvo lugar recientemente en Asunción.

Semino se desempeña como defensor de la Tercera Edad en Buenos Aires (Argentina) hace décadas, y postula que incluso en las grandes ciudades esta conjugación, hija del miedo, ha mutado al delito: «Una de las víctimas es el viejo, cosa que hace 20 o 30 años no era así. Inclusive, pegarle o robarle a un viejo era mal visto en la propia jerga carcelaria y se lo comparaba a un violador«.

¿Qué ha pasado?

«Antes, aun en el ambiente marginal, había una identificación positiva con algún viejo. Hoy es todo lo contrario. Ese miedo a ser, hace que rompa el espejo que está adelante«, argumentó.

«Entonces, la sociedad cada vez es más gerontofóbica, rechazamos más el espejo que adelanta y, a su vez, patológicamente nos convertimos en Dorian Gray, queremos ser siempre ahora«, comparó.

A su juicio, esto se ve robustecido por el paradigma social imperante: «el éxito de la juventud«.

Jorge Quintás, asesor de la Dirección de Adultos Mayores del Instituto de Bienestar Social, coincide y añade que este fenómeno se reproduce en las políticas públicas, ya que en su composición la vejez no figura como prioridad.

«Todo lo que no es productivo, todo lo que no se ve generando utilidades, no cuenta, no tiene cabida«, dice e incluso observa que esto alcanza ya a las personas de 40 años en adelante.

«La globalización concibe en sus entrañas un desprecio a lo que no es productivo ni objeto de consumo«, sostiene.

Para Quintás, la «invisibilidad de la vejez» y el temor a verse viejos está instalado en nuestra sociedad.

Cuando uno es niño, dice, piensa ser bombero, chofer, médico, algo. Pero a un joven no se le cruza por la cabeza qué quiere ser de viejo.

«El tema de la vejez está ligado a la muerte, a la dependencia, a la enfermedad, que es el estereotipo negativo que tenemos en nuestra sociedad. De ahí que viene la gerontofobia», aporta.

Fuente: Última Hora

 

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