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Ciudad de México, 16 de julio de 2015. Según la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México-UNAM, Virginia Reyes Audiffred, los familiares encargados del cuidado y atención de los adultos mayores dependiente deben recibir apoyo psicológico y económico debido a que resultan afectados en su salud. En su mayoría estos familiares son mujeres (esposas, hijas, hermanas…). Estas mujeres no sólo consumen sus ingresos en esta tarea, sino que no tienen  tiempo para atender su propia salud y acudir al médico.

En promedio dedican 12 horas (de día y de noche) y viven una situación difícil porque descuidan otras actividades como la atención de su propia familia, si son casados, o laboral, hasta el grado de tener que renunciar a su trabajo” , señaló.

La especialista explicó que muchos padecen el llamado síndrome de sobrecarga al cuidador (burnout), que consiste en un exceso biológico, psicológico y emocional.

No sólo carecen de tiempo para ir a revisiones médicas, sino que se alimentan cuando pueden. Con un promedio de edad de 50 años, padecen enfermedades crónicas degenerativas, como diabetes mellitus o hipertensión arterial” , comentó.

En el aspecto psicológico, se trata de individuos que se aíslan porque todo el tiempo están dentro de su domicilio y pueden presentar depresión.

Además, en lo emocional también se registran conflictos o problemas con los hijos o esposo, que ya casi no ven o que quedan desplazados, incluso, dentro de los espacios habitacionales: antes dormía con el cónyuge y ahora debe hacerlo con el familiar dependiente.

Para ellas, esa actividad es una retribución o la oportunidad de hacer algo por quien en algún momento las cuidó. Pero también tiene significados negativos y la califican como una carga, cruz o castigo» , aseguró.

Virginia Reyes explicó que 88% de la atención que requieren los adultos mayores lo brinda la familia y el resto la realizan las instituciones de salud.

Seguramente la cifra va en aumento porque ese sector de la población, que hoy es de 9.1% del total, también se incrementa, lo mismo que la esperanza de vida que es, en promedio, de 75 años para los mexicanos”, dijo.

Conforme avanza la edad, la gente se hace dependiente de manera gradual, ya sea por la presencia de afecciones crónico-degenerativas o por el mismo proceso de envejecimiento, por lo que requieren ayuda para realizar actividades.

En esos y otros casos, los cuidadores requieren capacitación, porque si su paciente egresa del hospital no saben realizar actividades, incluso básicas, como moverlo sin ayuda o tender la cama para alguien que permanecerá acostado las 24 horas del día.

La especialista también expuso que los familiares desconocen cómo darles de comer o bañarlos, lo que implica riesgos, como caídas. De ese modo, sólo se recibe una orientación breve e insuficiente en los hospitales y la asistencia que se brinda es por ensayo y error.

Ante esa situación, la universitaria recomendó que los servicios de atención médica a domicilio que brindan algunos hospitales incluya, con auxilio de las enfermeras, capacitación.

Para su situación psicológica se requieren grupos de apoyo donde convivan con personas que enfrentan la misma situación y compartan vivencias. También, que se involucren los demás integrantes de la familia, hombres o mujeres, en el cuidado del adulto mayor, y que no prevalezca un sesgo de género”, puntualizó.

Además, recomienda a las mujeres asumir que no pueden tomar la responsabilidad al cien por cien porque quien lo hace deja de brindar un cuidado de calidad, pues se vuelven personas cansadas, deprimidas y aisladas.

De igual manera, deben aceptar que todos, incluidos los hombres, tienen la capacidad de asistir a un enfermo. Cuando eso suceda se dará un cambio importante; la responsabilidad es de todos”, agregó Virginia Reyes Audiffred.

Fuente: El Universal

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