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Santiago de Chile, 17 de marzo de 2016. Por Rodolfo Elgueta, Director Regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor-SENAMA en la Región de Aysen. Si bien es cierto hay mucho que avanzar para mejorar la calidad de vida de nuestras personas mayores, también es cierto que existe una mayor preocupación por el tema de la vejez y el envejecimiento tanto por parte del Estado como de la sociedad en su conjunto, debido a que por un lado estamos enfrentando un envejecimiento acelerado de nuestra población y estamos en presencia de las primeras generaciones de jubilados con el sistema de AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) quienes no han tenido nada de “júbilo” en relación a lo que se prometió en los años 80 y que obviamente no se ha podido modificar en su fondo.

Por lo tanto podríamos decir que estamos en presencia de un aumento en la conciencia de lo que haremos con nuestros adultos mayores y se abre el debate de quien es el principal responsable del cuidado de nuestros mayores, sobre todo los de alta dependencia. Por un lado está la familia, las redes de apoyo social, organismos no gubernamentales, y por otro lado está el Estado.

Alguien se está preocupando por ¿cómo estamos llegando a ésta última etapa de la vida que resulta la más larga del ciclo vital? ¿Estamos abriendo la discusión acerca de las condiciones de nuestros ciudadanos para enfrentar el superar los sesenta años?

Probablemente existe una preocupación por el área laboral cuando la persona se acerca al momento de dejar de trabajar, de pensionarse. Sin embargo el enfrentar la etapa de la vejez es un tanto más complejo que el solo ocuparse en que hacer después de la vida laboral remunerada. Existen dimensiones de la vida que también merecen una ocupación mayor como el estado de salud, tanto física, mental y emocional. Los vínculos familiares y sociales de una u otra manera se afectan de manera positiva o negativa por el hecho de dejar una rutina de vida que probablemente se han repetido por cerca de cuarenta años.

En definitiva, la preparación para la vejez debe ser tomada en cuenta tanto de manera de individual como grupal, las familias y los vínculos sociales juegan un papel fundamental para construir un “buen llegar” a esta etapa de la vida. No confundir con otorgarle a la vejez un sentido apocalíptico de que la vida ha terminado y ya no hay nada más que hacer; al contrario se debe visualizar y preparar mentalmente el superar los sesenta años de manera positiva para tener una disposición abierta a mejorar la calidad de vida.

Preparar la vejez debe de ser un tema que toda persona debe considerar superando los cincuenta o cincuenta y cinco años. Existen diversas formas que pueden ajustarse a la realidad socio económica de la persona, como por ejemplo la actividad física; no se necesita tener grandes cantidades de dinero como para poder llevar una vida activa y menos sedentaria; mantener relaciones familiares y vínculos sociales de manera permanente, no aislarse y buscar a aquellos que se encuentran viviendo los mismos procesos probablemente ayuden a mejorar la percepción de la vejez; la salud mental y psíquica se puede reforzar con la lectura, escuchar radio permite agilizar la imaginación al escuchar los relatos; la salud emocional por otro lado es importante y está relacionada con las vinculaciones familiares o más cercanas, quienes determinan sobre manera la capacidad que tiene la persona para enfrentar un proceso de cambios y transformaciones físicas y sociales que no sólo la madurez de los años pueden asumir, sino que también la estabilidad emocional del momento.

¿Qué podemos hacer como sociedad para preparar nuestra vejez? En primer lugar se recomienda desmitificar el proceso de vejez y envejecimiento, dejar de entregarle una connotación negativa  a la vejez. Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta a la hora de hacer chistes y humoradas cuando hablamos de que estamos complicados por la edad o que se ha puesto a nevar donde vivimos por el hecho de tener canas.

Lucir con orgullo las marcas y señales que entrega la vejez puede ser una buena estrategia para enfrentar las burlas o el negativismos que sin querer nos entregamos unos con otros por el simple y natural hecho de ser hoy más viejos que ayer.

Fuente: El Divisadero

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