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Buenos Aires (Argentina), 1 de julio de 2013. Cuando se habla de maltrato contra las personas adultas mayores se suele pensar en el abuso psicológico, físico y económico, formas de maltrato que aún están invisibilizadas socialmente. Sin embargo, no se considera el daño que provocan los prejuicios, la falta de consideración y valoración y la discriminación, en una época como la actual, donde se exalta el valor de la juventud, muchas veces, en detrimento de la vejez.

Consultado por el tema, el doctor en Psicología y especialista en Mediana y Vejez, Ricardo Iacub, explica que hay tres niveles de violencia: la estructural, la directa -psicológica, la física, la extorsión- y la cultural. Respecto a la última destaca que «socialmente no se da cuenta que el grupo de adultos mayores tiene altos niveles de discriminación. Se naturalizó de tal manera que hasta se dice ‘crema anti-age’, o frases como ‘que feo que es ser viejo’, ‘no quiero decir mi edad'».

«Si yo pienso que estoy viejo para, o no sirvo para nada, estoy violentándome a mí mismo», dice el psicólogo Ricardo Iacub

«La gente dice ‘no es para tanto’, pero hay una lectura negativa de la vejez. Y uno de los factores que tienen los adultos mayores es que son parte de sus propios discriminadores porque dicen ‘no me quiero sentir viejo’, ‘estar con viejos’. La palabra viejo está mal vista y es un grave problema si la propia palabra que me distingue la veo como algo negativo o la cosifico, la ligo a cosas en desuso. Esto habla que no terminamos de tomar conciencia de la importancia de reafirmarse y sentir orgullo», de lo que se es, afirma Iacub, titular de la cátedra de Psicología de la Tercera Edad y Vejez, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

Asimismo sostiene que “tenemos que desnaturalizar estas cuestiones; por suerte hemos ganado muchas batallas respecto a la violencia contra los mayores y hay que ir cada vez más a fondo, desterrar prejuicios, distinguir que envejecimiento no es enfermedad –porque aún hay gente que lo sigue confundiendo– y una cosa es combatir cierta patología que puede ser más habitual a una edad y otra es tener que combatir las arrugas que no son una enfermedad sino una cuestión meramente estética ligada a los imperativos culturales de una época».

Al respecto señala que «hay que generar conciencia que la vejez es una buena etapa de la vida a pesar de algunos aspectos que quizá complique a algunos, puede haber un poco más de ñañas, dolores, pero es una buena etapa y hay que construirla culturalmente».

El empoderamiento

Para esta reconstrucción del significado de la vejez, la educación permanente, el empoderamiento de las personas mayores, las relaciones intergeneracionales y la visibilización de los nuevos modelos es fundamental.

En este sentido, Iacub señala que «el empoderamiento personal es poder deshacer la opresión interiorizada, sacarse los prejuicios y cuestiones negativas que uno tiene dentro como adulto mayor porque termina generando violencia contra sí mismo. Si yo pienso que estoy viejo para, o no sirvo para nada, estoy violentándome a mí mismo. Y el empoderamiento implica una mayor autoestima y autonomía».

«Yo sigo el ejemplo de las grandes luchas del siglo XX y las que se siguen aún, como es la de la mujer (por la igualdad de derechos). Hay que recuperar el orgullo de ser viejo, la seguridad, armarse en grupo como un conjunto que sepa defenderse, tener herramientas. Y si bien estamos en una construcción social que muchas veces genera violencia cultural y los invisibiliza, ellos van a ser más capaces de contrarrestarla».

Fuente: Diario Popular

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