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Buenos Aires (Argentina), 12 de enero de 2013. Los cuidadores domiciliarios y los centros de día son dos opciones que trabajan bajo el nuevo paradigma de envejecimiento activo, buscan demorar o evitar las internaciones y ofrecen una alternativa para que la atención no recaiga exclusivamente en la familia, cuyo rol es ejercido generalmente por las mujeres.

«En el país tenemos un modelo de familia latino, en el sentido de querer tener bajo nuestro cuidado a todos”, explicó el gerontólogo Eugenio Semino, defensor del Pueblo de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.

En ese sentido «existe una pauta cultural muy fuerte que indica que el adulto mayor debe ser cuidado en la casa por la familia, mientras que la otra opción posible es el geriátrico”, explicó. Dentro de este marco cultural la que desarrolla la tarea del cuidado es la mujer (ya sea la hija, la cuñada o la nuera) «a quien se le exige, sin brindarle apoyo familiar, capacitación y conocimientos para la labor”, razonó.

“Este fenómeno, que se da puertas adentro, hace que la mujer relegue su actividad laboral, la crianza de sus hijos, su sexualidad y sucede que muchas veces esa presión termina generando un maltrato hacia el adulto mayor quien, además, no recibe el cuidado que necesita”, describió. Como contrapartida a esta exigencia de cuidado en casa, tradicionalmente se propone sólo otra opción: la internación en una residencia de larga estadía.

«Hay que cambiar la idea de que todo adulto mayor con alguna dependencia tiene que ser internado, esta situación sólo debe darse en los casos en los que la dependencia sea absoluta», señaló la responsable de la Dirección Nacional de Adultos Mayores (DINAPAM), Mónica Roqué.

Una de las opciones, que responde al nuevo paradigma de atención que tiene como objetivo mantener e incluso aumentar el nivel de autonomía de los adultos mayores, es el cuidador domiciliario. «Un cuidador no es un enfermero, porque éste es un auxiliar de la medicina, mientras que el cuidador es un auxiliar del servicio social. Su función es ayudar al adulto mayor en aquellas actividades de la vida diaria para las cuales tiene dificultades», sintetizó Roqué.

La funcionaria detalló que «se trata de un nuevo rol totalmente diferente al que estamos acostumbrados, cuyo objetivo es jerarquizar la vida de las personas mayores, darles más autonomía, no asistirlos o aumentarles la dependencia». Con el fin de formar estos profesionales, la DINAPAM cuenta con un Programa Nacional de Cuidados Domiciliaros que capacita con más de 400 horas a las personas que quieran desempeñar esta labor.

«Lógicamente se trata de personas que tienen una vocación para realizar este trabajo. Pero, además, cuentan con otros recursos teóricos y técnicos que les permiten realizar mejor el cuidado que, por ejemplo, un familiar que aunque tenga buena voluntad quizás no tiene la capacitación», explicó.

Otra opción de cuidado son los centros de día, que son espacios donde se busca la estimulación del adulto a través de actividades. «Lo que nos propusimos es generar una alternativa intermedia entre la casa y el geriátrico con un fin terapéutico que es retardar lo máximo posible el deterioro tanto físico como cognitivo», explicó Roberto Pereyra, director médico del centro Comparte y Arte. Pereyra, que también es director de la Unidad de Geriatría del Hospital Piñero, explicó que en el centro trabajan con «la teoría del andamiaje». El especialista describió que “cuando a nuestro cerebro llega información desde diferentes ámbitos se producen nuevas conexiones neuronales, por eso lo que hay que hacer es generar estímulos múltiples”.

Para ejemplificar la idea Pereyra detalló que “en Comparte y Arte ofrecemos talleres de música, cocina, expresión corporal, computación, es decir, buscamos brindar un abanico lo más amplio posible. El objetivo de estos espacios tiene que ser brindarle al adulto mayor una buena calidad de vida integrados socialmente -señaló Pereyra- y es fundamental para eso entender que los mayores son parte de la sociedad y una porción cada vez más grande”. Y añadió: “hay que dejar de asociar la vejez con la enfermedad. Los mayores tienen patologías, es cierto. Pero la mayoría de las veces están compensados y sus enfermedades son tratables”.

Según el médico, otro elemento central en el cuidado tiene que ver con “acompañar a la familia, explicarle algunos elementos del proceso del envejecimiento que no necesariamente les pasa a todos, pero que muchas veces son comunes”.

“En Argentina no existen todavía muchos centros de día terapéuticos –precisó Roqué-. Sin embargo, son una buena alternativa ya que la persona mayor puede pasar allí la jornada diurna y luego volver a descansar a su casa, con su familia o con un cuidador”.

El conocimiento de estos recursos es esencial tanto para el adulto mayor como para su familia ya que brinda posibilidades fuera del binomio: en casa o internado.

Coincidiendo con la falta de centros de día suficientes, Semino recordó que “existen numerosos programas en las localidades, las provincias y la nación que dan respuesta a diferentes contextos. Pero falta que estos nuevos paradigmas de cuidado funcionen de manera articulada, como un sistema”.

El ombudsman añadió que “este no es un problema de Argentina, sino de todo el mundo. Estamos felices con el envejecimiento, pero aún no sabemos cómo le daremos una respuesta a este fenómeno”.

En relación a cómo enfrentar el envejecimiento de un familiar cuando éste requiere cuidados, Roqué concluyó: “La evaluación de cuáles de estas alternativas es las más conveniente es una decisión interdisciplinaria que debe incluir a la familia y, por supuesto, al adulto mayor”.

Fuente: Diario El Comercial

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