Santiago de Chile, 5 de noviembre de 2013. El proceso de envejecer y las personas mayores han estado rodeados de creencias y estereotipos relacionados, entre otras cosas, con que todos los adultos mayores son enfermos, que pierden su autonomía, que sufren de deterioro intelectual, que tienen mal carácter, que se infantilizan, que pierden su sexualidad, que sufren de aislamiento social, que son lentos, que todos envejecen igual, que deben vivir en hogares de ancianos, que sufren de depresión constante y que son improductivos. Todo esto es parte de los mitos que rodean a los adultos mayores que muchas veces no tienen que ver con la realidad y que, sin embargo, crea en la sociedad una imagen negativa de este grupo etario.
Para María José Galvez, psicóloga clínica de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, “las personas mayores son muy diferentes entre sí y existen muchas maneras de envejecer, influenciadas por factores personales, sociales y culturales. Por tanto, es razonable pensar que estereotipos tan afianzados como la dependencia, el aislamiento social o la mala memoria pueden afectar muy negativamente a la propia vivencia del envejecimiento». En ese sentido es bueno recalcar que la enfermedad no es sinónimo de vejez; la mayoría de las personas mayores (75,9 %) son autónomas y capaces de aprender. Que el mal humor puede aparecer en cualquier edad, en personas mayores se puede deber a causas específicas. Estudios nacionales dicen que el 60 % de los mayores se siente satisfecho con su vida. Que los adultos mayores no se comportan como niños, en algunas situaciones necesitan asistencia; que sí son sociables y que pueden ser productivos, en definitiva que la vejez es muy diversa.
¿La vejez es igual para todos?
La transición de la adultez a la vejez (una transición más psicológica que biológica, dado que está determinado por un marcador cronológico, los 65 años, por ser el momento del cese laboral y que tiene una gran variabilidad entre las personas, al haber prejubilaciones o personas que no se jubilan nunca) supone una transición crítica para todas las personas, pero este momento puede ser vivido por cada uno de los individuos de muy diferentes maneras, siendo un momento en el que la persona se conforma.
Cada persona envejece de una manera; no todos envejecemos a la misma velocidad, ni somos física ni mentalmente iguales, ni nos afectan de la misma manera las circunstancias que nos rodean; compartimos un ciclo vital, con las características específicas que lo definen, pero también con unas características individuales que nos hacen vivir la vejez de un modo diferente.
Estereotipos más habituales
- Todos los mayores son iguales. Es el grupo de población con mayor variabilidad interindividual, con diferencias biológicas, en las características psicológicas, sociales, culturales.
- Las personas mayores están enfermas, tienen dependencia funcional y son frágiles. Si bien es cierto que las personas mayores padecen un número elevado de patologías crónicas, cerca del 76 % de nuestros adultos mayores mantienen un buen nivel funcional para la realización de las actividades de la vida diaria, pueden vivir solos y tener una vida totalmente autónoma.
- Los mayores están solos y aislados. Está muy extendida la idea de que las personas mayores no tienen relaciones sociales, que están aisladas y por tanto deprimidas. Sin embargo, las personas mayores, en general, mantienen buenas relaciones y apoyos sociales, con una red social menos extensa (dado que fallecen muchas de sus amistades, e incluso la pareja) que en la juventud, pero más gratificante y más leal, principalmente con sus familias y sus hijos. El 70 % de los mayores refiere sentir que va a recibir ayuda al interior de la familia frente a un problema.
- Las personas mayores tienen problemas de memoria. Los fallos de memoria son la queja subjetiva más frecuente entre las personas mayores, lo que provoca un mayor temor al posible padecimiento de la demencia y la percepción de deterioro y envejecimiento que no se evidencia mediante pruebas diagnósticas. Si bien es cierto que las pérdidas de memoria se incrementan con la edad, la mayoría de estas pérdidas se deben a aspectos como la motivación por hacer las tareas, la atención que se le presta a las mismas o la velocidad en realizar diferentes tareas a la vez, y no afectan al desarrollo de las actividades de la vida diaria.
- Las personas mayores no deben seguir trabajando. Está muy arraigada la creencia de que las personas mayores de 65 años no deben seguir trabajando, considerando que sus capacidades físicas y/o mentales están más limitadas. Sin embargo, las investigaciones demuestran que las personas mayores de 65 años pueden seguir realizando su trabajo de la misma manera o mejor que los jóvenes, dado que cuentan con habilidades y conocimientos que pueden compensar los problemas que hayan surgido por la edad.
- Los mayores no pueden aprender cosas nuevas. En la actualidad podemos ver cómo las personas mayores han podido aprender nuevas habilidades y enfrentarse a un entorno continuamente cambiante como son las nuevas tecnologías, por lo que se debe desterrar la idea de que los mayores no pueden seguir aprendiendo.
- Los mayores no tienen relaciones sexuales. Las relaciones sexuales se mantienen a lo largo de la vida, no se pierde en ningún momento el interés sexual (a no ser que venga influido por distintos factores como enfermedades incapacitantes, fármacos que influyan en el deseo sexual, viudedad…). Es preciso adaptarse a los cambios fisiológicos que se producen con el envejecimiento y mantener una actitud positiva ante la sexualidad.