Managua (Nicaragua), 17 de junio de 2014. A finales de la tercera década la población nicaragüense mayor a 60 años se habrá triplicado. En 2045, al menos un millón de nicaragüenses habrá arribado a la fase de envejecimiento, lo que supondrá para Nicaragua mayores retos, no sólo para el sistema de Salud, sino también para la Seguridad Social, cuya base de jubilados se engrosará y por tanto se requerirá de que los contribuyentes tengan mejores ingresos para sostener las pensiones.
En cifras nominales, la población mayor a los 60 años pasará de 363.400 en 2010 a un 1.393.206 nicaragüenses en 2045, según el economista Adolfo Acevedo basándose en proyecciones demográficas oficiales del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), de la División de Población de Naciones Unidas y la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Acevedo dice que el proceso de envejecimiento, que en los países europeos tuvo una duración de aproximadamente un siglo, en el caso de América Latina está teniendo una duración de solo unos treinta años, es decir se está produciendo a un ritmo tres veces más rápido.
En Nicaragua la tasa de crecimiento de la población prácticamente se ha desacelerado entre 2011 y 2013, según datos del Banco Central de Nicaragua, al crecer sólo en 2013 un 1.2%. En 2011 la población crecía 1.3%, según cifras oficiales.
“La población entonces ya no será predominantemente joven. Habrá muchos menos niños, en términos absolutos y relativos. La población en edad activa continuará aumentando hasta 2035, cuando alcanzará su punto culminante como porcentaje de la población total, y luego comenzará a declinar”, alerta Acevedo.
Llaman a prepararse desde ahora
Esa inminente realidad supondrá para la economía nacional un costo abrupto, por lo que economistas alertan a las autoridades a prepararse desde ahora, estimulando no sólo la producción de mayor riqueza, sino también elevando la calidad educativa de los que mañana les tocará sostener las pensiones de los nuevos jubilados.
Para el economista y catedrático de la Universidad Centroamericana (UCA), Luis Murillo, la principal preparación de Nicaragua de cara a esa transición demográfica debe concentrarse ahora en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que actualmente ronda el 5% y para 2020 al menos se requeriría una constante del 7%.
Acevedo hace hincapié en el mercado laboral y los ingresos de los trabajadores. “Es importante tener en cuenta que con el tiempo la proporción de la población en edad de trabajar se reducirá”, lo que impactará al Seguro Social si la calidad de los ingresos de los que se incorporen al mercado laboral se mantiene deteriorada.
El economista considera que esa reducción se podría contrarrestar con un aumento en la formalización del empleo. Actualmente de los más de tres millones de nicaragüenses que están en el mercado laboral, más del 70% está en la informalidad.
“Si no se hace un esfuerzo monumental ahora para cambiar las tendencias descritas, la mayor parte de las personas en edad de trabajar lo seguirá haciendo en empleos precarios e informales”, enfatiza. Acevedo ha insistido en reiteradas ocasiones en la necesidad de elevar los niveles de productividad para elevar los ingresos de los trabajadores.
Para Murillo si no se logra revertir la actual tendencia del mercado laboral, los niveles de indigencia aumentarían y eso impactará la salubridad social.
El catedrático dice que los ingresos del Seguro Social deben crecer en los próximos años a un ritmo del 20% para poder ser sostenible una vez que la población nicaragüense arribe en pleno a la fase de envejecimiento.
Situación catastrófica
La economista Mariluz Salgado también coincide en las explicaciones de Acevedo y Murillo y recuerda que la actual Población Económicamente Activa (PEA) no genera los recursos suficientes que se requieren para garantizar la seguridad en todos los sentidos, incluyendo la salud, lo que refleja el gran reto que tiene Nicaragua para asegurar una vida digna a los adultos mayores. Salgado cree que la situación a futuro puede ser “catastrófica” para los adultos mayores si no se da un impulso al mercado laboral.
Murillo dice que “se debería invertir más en calificación para crear puestos de trabajos permanentes y así absorber la mano de obra que genere los recursos suficientes para luego generar un mejor sistema de seguridad social y atender mejor a las personas de la tercera edad”.
Asimismo, recuerda al Estado su responsabilidad en establecer políticas de ayuda a los sectores vulnerables, ya que el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) no contará con la capacidad económica para atender esa población superior a los 60 años de edad.
Los especialistas concluyen con la importancia de implementar una política que asegure la cobertura para las personas adultas en esos años y se les garantice de verdad sus derechos. El economista Acevedo ha sugerido la creación de una pensión especial de vejez que se financie con fondos públicos, para no condenar a los adultos mayores en un futuro a vivir en la miseria.
Fuente: La Prensa