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La Paz (Bolivia), 7 de septiembre de 2015. Dolores de manos y problemas  de audición y vista, recurrentes en las personas mayores, no fueron obstáculos para 4.118 abuelos que lograron graduarse de 6º de primaria. El Programa Nacional de Postalfabetización tiene 12.826 participantes mayores de 60 años.

María Mamani, de 62 años, se ponía triste cada vez que veía su Biblia porque no sabía leer. Pero su familia le animó a inscribirse a los cursos de postalfabetización y ahora hasta lee los cancioneros para apoyar en diferentes coros. Ella se siente feliz porque además se propuso salir bachiller.

María se sumará a fin de año a los 4.118 abuelos que ya se graduaron de 6º de primaria. Para ella, al igual que para el resto de los adultos mayores que terminarán el ciclo, “nunca es tarde para aprender y la edad no es un obstáculo cuando hay voluntad”.

Como cada 8 de septiembre, el martes se conmemorará el Día Internacional de la Alfabetización. El objetivo es dar a conocer que la alfabetización es un derecho humano fundamental para el crecimiento individual y social de toda persona. En 2008, Bolivia fue declarada libre de analfabetismo con una tasa del 3,77% y hasta agosto de 2015 la cifra bajó al 3,09%.

Desde 2008 hasta la fecha, el Ministerio de Educación alfabetizó a 163.883 personas y 21.126 de ellas son mayores de 60 años. De este grupo de adultos mayores, 12.826 decidieron seguir aprendiendo y se inscribieron al Programa Nacional de Postalfabetización “Yo sí puedo”. En 2014, 8.472 se graduaron de 3º de primaria y 4.118, de 6º de primaria.

Una casa particular, una sede social o una escuela son parte de los 13.000 puntos habilitados para dar clases a los mayores. Un maestro les enseña a sumar, a restar, la gramática de las oraciones y otros, explicó Ramiro Tolaba, director de Postalfabetización.

Roxana Mamani, una mujer de pollera, es maestra de diez abuelos que se graduarán en noviembre de 6º de primaria. El grupo pasa clases en una casa de Villa Las Delicias, camino a Viacha (El Alto).

Me da gusto enseñar a este grupo porque es como estar en casa y tener diez abuelos propios”, comentó la educadora.  Eleuterio, de 77 años, y Emeterio, de 80, de la comunidad San Andrés de Machaca (Ingavi, La Paz), son alumnos de Mamani. Ambos acostumbran a pedir más tareas para la casa cuando saben que no podrán asistir a una clase.

La educadora recordó que en una ocasión le robaron los libros y cuadernos a uno de los abuelos. “Llegó llorando y después de contar el hecho sus compañeros hicieron cuota para comprar el material. Si bien yo soy la profesora, de ellos se aprende la solidaridad, el respeto, los valores y también sobre medicina tradicional”. El método de enseñanza es clave para evitar que estos estudiantes olviden lo aprendido o se aburran. “Decidí combinar las clases, ahora intercalamos entre Matemáticas, Geografía y aymara”.

Según Tolaba, las mayores dificultades para los abuelos son la pérdida de psicomotricidad, porque les duele la mano al escribir; y la memoria, pues suelen olvidar. Manuela, de 75 años, e Hilaria, de 82 años, enfrentan esos problemas, pero aún así no dejan de asistir a clases en la zona de Pansakeri, de Cotahuma (La Paz). Israel Lahor, pedagogo del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativa, señaló que tener la mente activa ayuda a prevenir problemas de Alzheimer.

Incluirán la formación productiva en alfabetización

El Programa Nacional de Postalfabetización (PNP) alista para 2016 cursos de capacitación técnica productiva dirigidos a los participantes de 3º y 6º de primaria. Estos talleres estarán relacionados con las actividades productivas del participante.  “Si es un productor de papa tendremos que capacitarlo en cómo comercializar y obtener derivados de este tubérculo. Todo será de carácter complementario y voluntario”, adelantó Ramiro Tolaba, director del PNP.

Aclaró que estos cursos de educación técnica productiva estarán dirigidos a los estudiantes mayores de 30 años. “Además fue una demanda de ellos, de que se los capacite para mejorar en las actividades productivas”. Para estos cursos se trabaja en un plan de estudio que se desarrollará en función de los requerimientos de barrios y comunidades.

Entre tanto, los abuelos y abuelas ya pasan clases de manualidades, tejido y costura, con el intercambio de conocimiento del mismo grupo, indicó Roxana Mamani, facilitadora en la zona Villa Las Delicias, en El Alto. La maestra agregó que otro de los pedidos de los abuelos es participar en desfiles cívicos escolares porque ellos se sienten parte del sistema educativo y por el deseo de enorgullecer a sus familias.

Madre e hija asisten a clases de postalfabetización en Pasankeri

Josefa Tinkuta, de 63 años, asiste a los cursos de postalfabetización acompañada de su madre, quien la convenció para inscribirse.  Con los cuadernos y libros en sus bolsas, Josefa (hija) y Manuela (madre) llegan puntuales a las clases habilitadas en el punto de Pasankeri, del Macrodistrito de Cotahuma (La Paz). Ambas siempre se sientan juntas en el primer pupitre después de la mesa del profesor. “Nos ayudamos juntas; si una no puede, la otra ayuda. También nos echamos porras para seguir adelante”, comentó Josefa.

Ella contó que de niña pudo acudir a una escuela, pero la abandonó luego de casarse, y con el tiempo se olvidó de escribir y leer. Manuela fue la que convenció a su hija de ir a las clases, pues escuchó en una conversación de amigas sobre estos cursos. Ellas y el resto del grupo tienen 15 minutos de descanso y en ese tiempo acostumbran a compartir un apthapi.

Hace tres años que asisten a las clases de postalfabetización y a finales de este año se graduarán de 6º de primaria. Madre e hija están decididas a continuar estudiando el próximo año. “Quiero estudiar más y si es posible llegar a ser una bachiller. Mi mamá piensa lo mismo”, dijo Josefa.

Ambas son parte de los 40 abuelos y abuelas que desde hace más de un año pasan clases en la sede social de Pasankeri. Antes la enseñanza era en una plaza. De los 40 alumnos, algunos presentan problemas en la vista e incluso hay un  abuelo con Parkinson , pero para el grupo no hay límite para aprender.

El abuelo Quintín Poma seguirá en las clases hasta  que Dios se lo lleve

Quintín Poma, de 83 años, aseguró que seguirá estudiando hasta el último día de su vida. Él pasa clases los miércoles en un punto de postalfabetización de la zona Mariscal Sucre, distrito 5 de El Alto.

Ahora somos libres de aprender y lo seguiré haciendo hasta que Dios me lleve. Como dicen, nunca es tarde para aprender y yo tengo voluntad de acero para seguir”, manifestó. Quintín está en 2º de primaria y lo que más le emociona es que ya puede identificar cifras grandes en Matemáticas.  En su curso, si un abuelo falta, todos los miembros del grupo se preocupan, más cuando saben que está enfermo.

Maruja Quispe jamás se imaginó que un día lograría escribir su nombre

Para Maruja Tito quedó atrás aquel mal recuerdo de que los únicos que podían instruirse eran los hombres. A sus 70 años ella aprendió a escribir su nombre y otras palabras. Maruja se inscribió al programa luego de enterarse por una amiga que se abrió un punto de postalfabetización en la zona de Pasankeri (La Paz). Desde hace más de un año pasa clases todos los miércoles de 14.30 a 17.30.  “Aquí aprendí a escribir las letras y nunca pensé que iba a escribir mi nombre”, expresó. Agradeció a los facilitadores porque le dieron libros y cuadernos.

Ella cursa el 1º de primaria y tiene planificado continuar hasta salir bachiller. Incluso piensa estudiar alguna carrera universitaria. “Con la ayuda de los maestros voy a poder y si Dios me da vida llegaré hasta el final, ahora voy a aprovechar cada segundo, minuto, hora y día”.

Fuente: La Razón

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