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La Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Adultas Mayorea (FIAPAM) es una organización internacional de carácter federativo que reúne a asociaciones y organizaciones de mayores de todas Latinoamérica, El Caribe, España y Portugal.

Nacida formalmente en 2002, esta organización trabaja en la defensa de los derechos humanos de las personas mayores y por la promoción de unas vejeces dignas, diversas, libres de violencias y plenamente integradas en la vida comunitaria y social de los territorios.

FIAPAM es una respuesta organizada y constructiva ante la necesidad de las personas adultas mayores de hacer respetar su dignidad y sus derechos como miembros de una sociedad diversa, inclusiva y segura. Somos, además, una llamada a la participación solidaria, libre y voluntaria de la ciudadanía en la construcción de una sociedad para todas las edades donde el apoyo mutuo y los cuidados sean una tarea individual y colectiva.

Misión, visión y valores

 

Misión

Promover y defender los derechos de las personas adultas mayores en Latinoamérica, El Caribe, Brasil, España y Portugal.

 

Visión

FIAPAM es la principal red de asociaciones de personas adultas mayores de América Latina y El Caribe que, junto a entidades de España y Portugal, incide en las políticas públicas a través de un movimiento asociativo vigoroso, entusiasta y con capacidad de transformar las sociedades en las que actuamos.

 

Valores

  • Pluralidad: FIAPAM busca la suma de esfuerzos y por ello pretende federar a la mayor cantidad posible de organizaciones de mayores en diferentes territorios.
  • Diversidad: Al igual que las personas mayores, sus asociaciones y colectivos son diversos en todos los aspectos (étnicos, ideológicos, de género, etcétera). Por ello, somos una Federación heterogénea que respeta las misiones y valores de las entidades asociadas siempre que coincidan en los aspectos básicos de respeto democrático y enfoque de derechos humanos.
  • Autonomía: FIAPAM reclama su propia autonomía en la toma de decisiones y en la fijación de posiciones y, del mismo modo, respeta la autonomía de sus miembros en sus agendas propias.
  • Solidaridad y alteridad: Creemos en la solidaridad y en el apoyo mutuo como valor fundamental para prosperar y lograr nuestros objetivos siempre partiendo de una alteridad que nos impulsa a respetar al resto de seres —humanos y no humanos—. Esta solidaridad se expresa internamente (entre organizaciones) y hacia fuera (con otras entidades y colectividades) y se plasma en la relación con las personas mayores de cualquier latitud.
  • Creatividad: FIAPAM se apoya en la creatividad no sólo para encontrar solución a los problemas, sino para crear entornos de trabajo y colaboración fructíferos. Eso significa reconocer-nos una capacidad para superar estereotipos y para afrontar soluciones ante los retos que no partan de la repetición de lo ‘conocido’.

Enfoques

  • Derechos Humanos: La Federación trabaja desde un enfoque de derechos humanos que, como indica Naciones Unidas, nos permite analizar cómo muchas de las situaciones de vulnerabilidad de las personas mayores tienen que ver con “las desigualdades (…), las prácticas discriminatorias y las distribuciones injustas de poder que impiden el progreso del desarrollo y que a menudo resultan en grupos de personas que se quedan atrás”. El enfoque basado en derechos humanos tiene en cuenta los principios de universalidad, indivisibilidad, igualdad y no discriminación, participación y rendición de cuentas y empuja a FIAPAM a centrarse en el desarrollo de las capacidades de las personas adultas mayores como ‘titulares de deberes’ para cumplir con sus obligaciones y como ‘titulares de derechos ‘para reclamar sus derechos. En este sentido FIAPAM impulsa y arropa todos los esfuerzos para el desarrollo integral de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
  • Curso de vida: este enfoque aborda los momentos del continuo de la vida y reconoce que el desarrollo humano y el envejecimiento depende de cómo interaccionan diferentes factores a lo largo del curso de la vida. Se trata de un proceso acumulativo influenciado por el contexto familiar, social, económico, ambiental y cultural. Desde este enfoque no hay etapas etarias estancas y toda intervención en cada generación repercute en las siguientes. Esto significa que no podemos desligar las vejeces de lo acontecido en todos los aspectos del desarrollo de la persona durante la gestación, la infancia, la adolescencia, la juventud y la vida adulta.
  • Interseccional: como indica Naciones Unidas, las desigualdades explican a menudo porque muchas personas “queda atrás” en materia de desarrollo humano integral. Para entender esas desigualdades, FIAPAM incorpora un enfoque interseccional que tiene en cuenta la perspectiva de género, el enfoque étnico, el enfoque territorial, los efectos del capacitismo o los sesgos de clase, entre otros vectores que generan exclusión o discriminación por parte de los sectores dominantes.
  • La sociedad civil organizada como motor de cambio. En FIAPAM creemos que es el tejido asociativo el que puede dar sostenibilidad, continuidad y consistencia a la promoción, defensa y denuncia alrededor de los derechos humanos de las personas mayores. La experiencia que se está produciendo un debilitamiento del movimiento asociativo cuando más hace falta. Por ello FIAPAM quiere ayudar a que surjan nuevas asociaciones, a reforzar las existentes y a convertirse, como Federación, en un interlocutor útil con el tejido institucional, el académico y el empresarial.
  • Agencia y empoderamiento de las personas. Las personas son el centro de nuestra acción y trabajamos para su empoderamiento para que sea su agencia la que impulse el movimiento de las asociaciones y la presencia de estas en la sociedad. Para lograr ese empoderamiento y esa agencia, FIAPAM considera esencial el derecho al aprendizaje a lo largo de toda la vida para que, a través de la educación no reglada, mejore y potencie sus capacidades, amplie su visión del mundo y pueda construir y defender una narrativa propia alrededor de sus derechos. Respetamos y potenciamos la autonomía integral de las personas mayores y destacamos las capacidades de resiliencia y afrontamiento de retos de las mismas.

Estrategias

 

Fortalecer el asociacionismo

El asociacionismos vive momentos difíciles. La reducción de espacios democráticos, la burocratización de la vida, la profesionalización de lo social o las dificultades de financiación hace que haya una concentración de la acción social en organizaciones del tercer sector profesionalizadas o semiprofesionalizadas que no siempre representan los intereses o contienen las voces de las personas adultas mayores. Por otra parte, se produce una fuerte dependencia en las asociaciones existentes de organizamos nacionales e internacionales que financian o acompañan proyectos pero imponiendo de una manera más o menos delicada agendas y conceptos.

Por eso, FIAPAM apuesta por la agencia propia de las asociaciones y por la necesidad de fortalecer un movimiento de personas adultas mayores que sea apoyado pero no sustituido por profesionales del sector. Expertos y expertas son bienvenidos para ayudar, pero el protagonismo y las voces deben ser las de las personas mayores asociadas, agrupadas, organizadas en diferentes formas (unas con carácter jurídico formal y otras más informales.

 

 

Desmedicalizar el abordaje de las vejeces

La salud es un componente vital de cualquier vida a cualquier edad. Pero el envejecer bien (o mal) a lo largo del curso de la vida depende de otros muchos factores que se alejan del enfoque biomédico y que entran más en lo emocional, lo social, lo económico, lo político o lo ambiental.

Unas vejeces de calidad son aquella en las que, partiendo del respeto a la diversidad, esté garantizada la seguridad humana gracias a medidas preventivas que palien o eviten los efectos de “las crisis prolongadas, los conflictos violentos, los desastres naturales, la pobreza persistente, las epidemias y las recesiones económicas”, así como las amenazas al territorio que habitamos o la falta de sistemas de cobertura pública en todos los aspectos importantes para las personas adultas mayores (vivienda, accesibilidad, seguridad alimentaria, movilidad, ingresos dignos, salud, cuidados de larga duración, cuidados paliativos, etcétera). Nos preocupa que no sea un asunto de debate, por ejemplo, la especial vulnerabilidad de las personas mayores ante los efectos nocivos del cambio climático o que se relacione en algunos países vejez con discapacidad, como si fueran factores siempre relacionados.

Por eso, FIAPAM apuesta por un abordaje multidimensional del envejecimiento y de las vejeces que, si bien busque el bienestar físico y emocional de las personas mayores, tenga en cuenta el resto de factores endógenos y exógenos que limitan el goce efectivo de los derechos humanos.

Salir de la(s) trampa(s) de la pobreza

La población adulta mayor de América Latina, en general, es una población pobre desde una óptica multidimensional. Aunque CEPAL insiste en sus últimas publicaciones en el avance en la reducción de dicha pobreza (“Entre 2000 y 2022, la participación de los pensionados no contributivos en el total de pensionados de 65 años y más en América Latina y el Caribe pasó de 6,6% a 41,8%”; “Entre 2001 y 2022, la pobreza de las personas mayores de 65 años se logró reducir a casi la mitad, al pasar de 29% a 15%. De hecho, hubo más éxito en reducir la pobreza en la vejez que la pobreza en general, a pesar del proceso de envejecimiento de la población”), se refiere básicamente a la pobreza económica y sitúa el umbral tan bajo que las personas adultas mayores que han “salido” de las estadísticas de pobreza siguen siendo, en su mayoría, pobres. El índice de calidad de vida del BID mide el número de años que una persona de 65 años puede esperar vivir con buena salud y sin pobreza. La media regional de este índice pasó de 7,1 años en 2000 a 9,7 años en 2019, lo que supone un aumento del 37%, pero sigue siendo muy bajo. La realidad es que 9,7 años es la mitad de la esperanza de vida ajustada una vez superados los 65 años de edad.

Preferimos hablar de “vidas en precariedad” que de pobreza —la “pobreza” se ha convertido en un concepto trampa que economiza la vida y reduce casi todo a contar con algo menos de cuatro dólares al día—, y que la precariedad supone la falta de acceso a derechos básicos se tengan más o menos recursos económicos. Y la precariedad riñe con la agencia y el empoderamiento. Es difícil fomentar el asociacionismo y los liderazgos en ambientes y en territorios atravesados por dicha precariedad. Parte de nuestra labor desde FIAPAM consiste en identificar las precariedades y en proponer soluciones para estas.

Desaprender la edad

FIAPAM analiza que una parte importante de los imaginarios que tenemos asociados a la edad y, en concreto, a la vejez, tienen que ver con categorías epsitemológicas muy ligadas a la colonialidad del saber (imposición del eurocentrismo como la única forma de conocer el mundo) que ha negado la idea que los pueblos originarios o afrodescendientes, entre otros, tienen de las personas mayores.

También hay una idea de la vejez muy ligada a la fase en la que dejan de ser productivas las personas que, llegada una edad, logran pensionarse, especialmente en los países más ricos, y disponen de tiempo para sí o para, por ejemplo, participar en actividades culturales o de voluntariado. La realidad es que en la mayoría de territorios donde actúa FIAPAM las vejeces deben seguir siendo productivas en lo económico ya que (2022) un 34,5% no tenía ningún tipo de ingreso y la mayoría era beneficiaria de Sistemas de Pensiones No Contributivas (SPNC) que si bien ayudan a erradicar la pobreza extrema, condenan a las personas adultas mayores a la precariedad económica.

Por lo tanto, FIAPAM considera que, especialmente en América Latina y El Caribe, hay una oportunidad en desaprender los conceptos e imaginarios impuestos sobre la edad para construir alternativas propias que enfrenten una realidad: la región va a envejecer demográficamente en los próximos 25 años lo que a Europa le llevó casi 60.

Buscar y potenciar los equilibrios y la armonía

La relación de las personas adultas mayores y de sus asociaciones con el mundo requiere de equilibrios en diferentes dimensiones. El equilibrio personal, el relacional-comunitario o el ambiental son una forma de entender la sostenibilidad que va mucho más allá del consumo de recursos o de la permanencia de los mismos a nuestras disposición. Si prestamos la idea de equilibrio y armonía de la cosmovisión andina —que atraviesa varios de los países donde actúa FIAPAM—, creemos que hay un campo estratégico importante al explorar sus conceptos clave: relacionalidad del todo; correspondencia (cada uno necesita del otro para encontrar su significado o sentido); complementariedad (inclusión de opuestos para formar un todo integral); reciprocidad (principio de correspondencia que se expresa a nivel pragmático y ético), y ciclicidad (cuestionando la concepción occidental de la linealidad del tiempo y de la progresividad e irreversibilidad del mismo). En ese sentido, pensamos a las personas adultas mayores en relación su propio proyecto de vida y el equilibrio con su propia historia; generando relaciones de complementariedad y reciprocidad con las personas con las que interactúan; entendiéndose de un tiempo donde el pasado es imprescindible para poder vivir un futuro, y en una relación complementaria e inevitable con el medio ambiente y los otros seres vivos no humanos con los que tiene relación.

Esta búsqueda de equilibrios y armonía es una forma de contrarrestar los efectos perversos del cambio climático, pero huyendo de las visiones economicistas, culpabilizadoras en lo individual y de fe ciega en las soluciones encontradas por estados y/o empresas. Esta línea de pensamiento-acción debe ayudar a buscar y acercarnos a los equilibrios perdidos.