Ciudad de México, 1 de marzo de 2014. Autor: Jesú Téllez. La planificación familiar que impulsaron los gobiernos mexicanos desde la década de los 80 no consideró un desequilibrio entre la sociedad mexicana, que tendrán que pagar los que ahora son adolescentes, y dentro de veinte años la población mexicana sufrirá gran repercusión en este tema, debido a que tendremos muchos más adultos mayores que personas potencialmente activas en el campo laboral.
Los programas de asistencia y prevención familiar que hace 15 años tuvieron éxito no contemplaron que México sería un país de viejos, de acuerdo a lo que reflejan las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía-INEGI.
Por consiguiente, no se establecieron las bases para crear instituciones, organizaciones para la atención especializada, ni políticas integrales de apoyo a ese sector. Y ahora México sufrirá las consecuencias después de las dos próximas décadas.
Con la medida implementada que se llevó a partir de 1980 no se planeó que en el futuro se tendría una sociedad de viejos, y ahora el país no está preparado para enfrentar a grandes grupos sociales de adultos mayores, los cuales, en muchos de los casos, son olvidados o sufren malos tratos hasta por parte de los propios familiares.
Con éstos antecedentes es necesario llevar a cabo ajustes a las leyes laborales que permitan a los adultos mayores, tener más oportunidades de empleo, pues en la actualidad una persona de 40 años ya no tiene acceso a un trabajo ni a ninguna fuente de ingresos, o bien es condicionado por los empleadores con sueldos raquíticos y nulas prestaciones.
En la actualidad, hay gente con 50 y hasta con 65 años en perfectas condiciones para trabajar; pero por ley, se les complica demasiado tener un empleo o de plano no se les quiere dar esa oportunidad de tener un ingreso. Puesto que son vistas como una carga social y económica, que muchas veces les ocasiona condiciones de abandono y maltrato.
Si bien es cierto que la ley los protege en el entorno familiar, entran a una situación muy complicada en torno al trato que reciben; puesto que emocionalmente al sentirse rechazados, muchas veces entran en estados de depresión.
Lo cierto es que la población mexicana está sufriendo lo que muchos investigadores conocen como la pirámide invertida, donde la base que sostenía a los jóvenes, dentro de los siguientes años serán los que dependerán de una base que será mucho más pequeña, para sostener a los adultos mayores.
A principios de los 90 Europa detectó este problema y lo ha logrado revertir. En México parece que el gobierno no se ha puesto las pilas en este aspecto y espero lo hagan, para que no se tenga un grave problema social.
Fuente: Criterio Hidalgo