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Madrid (España), 11 de julio de 2014. Las sujeciones físicas o farmacológicas a los mayores en las residencias deberían usarse de forma excepcional porque afecta a los derechos a la libertad y a la dignidad de estas personas y, pese a ello, no existe un marco normativo específico común que regule su uso.

Así lo han puesto de manifiesto un grupo de expertos de distintas disciplinas que, a iniciativa de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), han creado un Comité Interdisciplinar de Sujeciones y han elaborado un documento conjunto con 50 recomendaciones sobre esta materia.

El presidente de la SEGG, José Antonio López Trigo, ha explicado en la presentación del documento, que el de las sujeciones es un tema en el que se contraponen «los sentidos de protección de la persona» con el de la libertad, que «muchas veces» se vulnera faltando así a «la razón, al criterio clínico y a la ética».

El documento, que pretende ser una guía de buenas prácticas para los profesionales, subraya en su primera recomendación que el uso de sujeciones «confronta» con algunos derechos fundamentales de la persona, como la libertad y la dignidad, y con valores como la autonomía, la autoestima y el bienestar personal.

Por sujeción física o mecánica considera a cualquier acción o método, que mediante un dispositivo material, equipo mecánico o físico, el paciente no sea capaz de mover con facilidad y que se usa «deliberadamente» para limitar su libertad o movimientos. Por sujeción farmacológica o química entiende el uso «deliberado e intencional» de psicofármacos que limitan la movilidad del paciente y comprometen sus actividades de la vida diaria con el objetivo de «controlar una conducta inadecuada y molesta» y siempre que no se deba a un trastorno médico diagnosticado, «sino que se utilizan por conveniencias organizativas«.

El fiscal para la Defensa y Protección de los Derechos de las Personas Mayores, José María Paz ha señalado que el uso de las sujeciones debe ser «muy limitado» y «estrictamente proporcional» por parte de los profesionales sanitarios porque si no, se entraría en el terreno de la vulneración de los derechos fundamentales. Paz ha asegurado que cada vez en mayor medida las distintas fiscalías están recibiendo consultas al respecto.

Objetos como barandillas en las camas -con un riesgo «muy alto» de accidentes- bandejas, e incluso mesas, entre otros, son también métodos de sujeción que pueden bloquear la libertad de las personas mayores.

Los expertos estiman que en muchos casos en los que se utilizan sujeciones se podrían evitar implantando «otras intervenciones alternativas menos cruentas, y más dignas para las personas».

Las causas por las que se usan en la actualidad son, entre otras, para el control de la conducta; la aplicación de procedimientos terapéuticos necesarios para la supervivencia -como oxigenoterapia o cura de lesiones-, o prevención de siniestros (lo que representa el 75 % de las sujeciones).

El documento califica de «inadmisible» que éstas se utilicen por la conveniencia o comodidad de los profesionales, por el déficit de personal en el centro, para evitar ruidos o para evitar el «vagabundeo«, entre otras situaciones.

El coordinador general del informe y secretario de la SEGG, Primitivo Ramos, ha hecho hincapié en que los profesionales y cuidadores de las personas mayores no deben tener miedo a no usar las sujeciones porque su utilización no disminuye los accidentes, sino que, en determinadas circunstancias, los aumentan.

Por su parte, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma), José Luis Meler de Ugarte, ha recordado que España es uno de los países que más recurre a las sujeciones y ha esperado que el documento sea un punto de partida para lograr «un escenario propicio» para acabar con estas prácticas.

Fuente: La Información

 

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