La alegría del viejo

Managua (Nicaragua), 4 de mayo de 2015.  Nicaragua es el mejor destino para jubilados extranjeros. La afirmación se ha repetido mucho en los últimos cuatro años y se ha vuelto casi un lema del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur). Revistas como la US News, el portal de noticias de Yahoo y la cadena CNN han recomendado a este país como uno de los mejores destinos para retirados estadounidenses y canadienses. Resaltan lo “favorable” e “ideal” y lo colocan en la misma lista de países como Panamá y Belice. Se ha dicho que este país es un “paraíso” para pasar la vejez. Pero ¿qué tal es para la vejez de los propios nicaragüenses? ¿Qué opciones de recreación existen? ¿Existe la posibilidad de ser un viejo feliz en un país donde el 70 % de la población vive de la economía informal?

Antonio Ruiz, 62 años, empuja un carro de Eskimo por las calles de la capital. Ruiz, quien esta semana contó su historia en la serie de crónicas informales, ha sido un trabajador informal desde que se vino de Ciudad Darío huyendo de la agricultura fallida. Hasta hace poco, la única recreación para Ruiz era tomarse unas “cervecitas” el único día que tenía libre, los jueves, pero ha dejado de hacerlo porque su diversión era un dreno para su economía familiar. Ruiz vive con dos hijos y tiene a su cargo a una esposa asmática, quien cuando joven trabajó como empleada doméstica.

En el país hay alrededor de 430.000 personas que sobrepasan los 60 años. En el censo nacional del 2005 los “adultos mayores”, como se les llama, representaban al % % de la población total. Actualmente se calcula que significan el 7 % de casi seis millones de habitantes. De acuerdo con proyecciones que ha hecho el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), en el 2050 la población nicaragüense habrá envejecido tanto que representará al 20 %.

El psiquiatra Humberto López, presidente de Fundación Nicaragüense de la Tercera Edad (Funite), reconoce que en el país hay muy pocos espacios pensados para la recreación de las personas mayores de 60 años.

El Seguro Social hace algunos intentos por reunir a la gente (mayor) algunos días de la semana en lugares que tiene el Seguro”, explica López y menciona las actividades que impulsa el INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social) desde el Programa Educativo, Laboral, Salud y Cultural del Adulto Mayor, conocido como Pelscam, que se creó hace pocos años y funciona en las distintas delegaciones del INSS.

En los portales de noticias del Gobierno se informa de algunos eventos de Pelscam: capacitación en reparación de celulares a los adultos, celebraciones “con poemas y cantos” por el Día del Adulto Mayor, entre otros.

Los martes y los jueves la sede del INSS, que está a la par del Hospital Solidaridad, en el barrio Los Ángeles, recibe a centenares de señores que se juntan para bailar, platicar y comer.

Al fondo de las instalaciones de la sede se ha habilitado un salón donde se han dispuesto sillas alrededor de la pared, igual que en una piñata, que esos dos días se colma de gente con bastones y andariveles. Algunos hablan a gritos porque les cuesta escucharse en medio del vendaval musical de bachatas y merengues que truenan por los altavoces para simular alegría. Algunos, los más jóvenes se animan en la pista a bailar, otros simplemente miran y conversan entre sí. La mayoría son transportados, ida y vuelta por la institución.

Aparte de esa iniciativa, los programas recreativos estatales para los mayores son bastante escasos.

López menciona el conocido club de los matanceros que se junta todos los domingos en la Casa del Obrero y a grupos más pequeños que se han organizado espontáneamente en la Colonia Centroamérica, 10 de Junio y Bello Horizonte, ligados a Funite. López dice que se han creado grupos de danza folclórica y en el caso de la Centroamérica existe un coro que se llama Cantos al Atardecer, especializado en temas románticos, “que se ha desarrollado bastante bien”.

López, de 79 años y profesor activo en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), organizó en los años noventa lo que él llamó los “viernes cuarentones” en Belmonte. Era un local en el que había música para bailar y escuchar y se servía caballo bayo (comida típica nicaragüense). La idea, con los “viernes cuarentones”, según López, era replicar esa experiencia en otras partes del país, que se crearan espacios dirigidos para los que se encaminan hacia la vejez.

Turismo para adultos mayores

Manuel Israel Ruiz, experto en Seguridad Social, cree que el sector turismo del país se queda atrás al no propiciar paquetes turísticos para los adultos mayores.

Humberto López, presidente de FUNITE, aboga por reivindicar la palabra “viejo”, pero no para referirse como algo que no sirve, sino como una etapa natural de la vida que se tiene que aceptar

Ruiz, quien habla con cifras en mano, explica que hasta diciembre del 2014 había 104.000 pensionados, de los cuales un 25 %, probablemente, recibe pensiones superiores a los diez mil córdobas mensuales.

Ruiz considera que se deberían crear planes especiales para incentivar a este sector de la población, pero no sólo en el turismo, cree que también las librerías, los teatros, restaurantes deberían tener descuentos especiales para este sector de la población.

En otros países de la región, como Guatemala y Costa Rica, las autoridades han reaccionado y cada vez más están creando planes turísticos exclusivos para los adultos mayores. Recuerda que el INSS paga mensual alrededor de 19 millones de dólares.

El experto en Seguridad Social refiere que aunque existe un marco jurídico nacional que garantiza la recreación para los mayores, faltan políticas en la práctica.

Los refugios

María Zeneyda Cortedano siempre ansió la jubilación. Había sido enfermera en un hospital durante treinta años y su salud se quebraba lentamente. Pensaba y sentía que para recuperarse debía alejarse lo más pronto posible de aquella rutina extenuante, de esos turnos insomnes e inacabables de los hospitales.

Por eso no lo pensó dos veces cuando le llegó la hora de abandonar el uniforme y los zapatos blancos.

Cortedano, mamá de siete, dejó de trabajar hace 17 años, en 1998,  y no se ha arrepentido ni un solo día de haber colgado el uniforme.

Yo no me aburro. Me gusta ver un programa de televisión, no noticias porque hay mucha violencia”. Una de sus salidas frecuentes es hacia la iglesia Santa Rita en los Laureles Sur. Cortedano va a la iglesia con su marido, Luis, otro jubilado que ha sido “pata de perro”, pero que un problema auditivo le ha restringido un poco sus salidas. Ambos señores que van a cumplir 60 años juntos pertenecen a la comunidad espiritual de la parroquia.

A pesar de que no le anima mucho subirse a los buses en Managua, Cortedano y su esposo sí salen de vez en cuando. Su mamá dejó una casa en una comunidad fresca en El Tuma, Matagalpa, y a veces viajan y se quedan unos días allá.

En Semana Santa estuvimos allá”, dice Cortedano, una mujer dulce que sonríe cuando habla. “A mí me gusta el campo, las plantas”. Cuenta que ha construido un oasis verde en el corredor de su casa donde se pasea una lora risueña.

Viejo no es ofensa

El psiquiatra Humberto López indica que la iglesia, es sin duda, uno de los refugios de muchos “viejos”. Y agrega que asiste a muchos eventos culturales y deportivos donde suele encontrarse a poca gente mayor. Cree que hay una tendencia entre los mayores a la “autoexclusión”.

Yo ya no estoy para eso. Eso es para chavalos”, son algunas de las frases que deben ser enemigos de los mayores.

López aboga por reivindicar la palabra “viejo”, pero no para referirse como algo que no sirve, sino como una etapa natural de la vida que se tiene que aceptar.

A él, quien a sus 79 años sigue activo profesionalmente, le resulta más despectivo que le digan “abuelito” o “abuelo” en la calle. Cuando alguien se lo dice, él le aclara que no es “su abuelito”.

La palabra viejo se ha deformado”, afirma este psiquiatra, quien aconseja a los mayores a que no dejen de hacer lo que les gusta.

Si trabajan por su cuenta, y eso les da vida, no es malo que lo sigan haciendo. Si les gusta la música deben seguir escuchándola.

Desde Funite, López es promotor del concepto de vejez exitosa, que es algo que no está ligado al poder adquisitivo de las personas, sino más bien a la actividad física y psíquica que se debe mantener a pesar de los años.

Es muy importante la autonomía, la independencia de las personas mayores, añade el experto, y cree que hay familias sobreprotectoras que les terminan haciendo daño.

Para un envejecimiento exitoso la red de adultos mayores de Argentina propone además de las actividades y distintos roles sociales un entorno familiar cercano.

Para los mayores es necesario interactuar con gente de su edad, con la que se puede encontrar en grupos de lectura, de yoga, entre otros, pero también platicar con hijos, nietos y gente más joven que ellos.

El matrimonio Cortedano Muñoz, por ejemplo, además de la comunidad religiosa que visitan, mantiene una sólida relación con sus hijos. Los domingos, generalmente, llegan casi todos a almorzar con ellos.

La cercanía con la familia también la practica Manuel Ruiz, abogado experto en Seguridad Social, quien también sale a pasear con sus hijos.

Distintos estudios han comprobado que esa interacción alarga la vida. López cita que, por ejemplo, los maestros viven más años que profesionales de otras disciplinas que tienen menos contacto con las personas.

En resumen, tener a una persona ocupada, no solo aumenta su autoestima, sino que también lo aleja de hospitales. Por eso, cree López, que el Estado debería pensar más en los mayores. Crear espacios en los parques para que estos se reúnan o realicen actividades y terapias adecuadas para su edad.

Vejez intensa

La imagen del hombre de 60 años que se sienta en una mecedora a ver la vida pasar y a esperar que de vez en cuando los hijos lleguen y les traigan a los nietos, no cuadra para con la rutina que ha establecido Iván García desde que se jubiló hace 11 años.

Todos los días, menos los domingos, García se levanta a las 4:00 a.m. y sale a caminar a la rotonda La Virgen en Bello Horizonte, donde se encuentra con otros contemporáneos que también madrugan para hacer ejercicios. Cuando era un trabajador activo fue alto directivo del Banco Central de Nicaragua, ya hacía ejercicios, pero desde que se retiró intensificó su actividad.

En el resto del día García asiste a reuniones en el Estadio Nacional Denis Martínez. Él preside actualmente el comité del Salón de la Fama, además, es promotor del beisbol en el barrio San Luis, donde vive con su esposa y dos hijos.

La vida que García ha construido desde que se pensionó no acaba con las reuniones y con los juegos de beisbol.

Soy asiduo visitante del Teatro Rubén Darío. No me pierdo un espectáculo”, dice sonriente este hombre, quien a pesar de la vida activa que ahora lleva no le resultó fácil aceptar la jubilación a los 60 años.

García cree que debería haber psicólogos que ayudaran a prepararse a la gente para enfrentar esta etapa de la vida, porque hay muchos que no están listos para cambiar la rutina. A él le llevó tres o cuatro años asimilar esta nueva faceta de su vida que le ha dado nuevos amigos, retos y una intensa actividad física y mental que lo mantiene sano y contento.

Fuente: La Prensa

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