México DF, 29 de febrero de 2016. El país y sus políticas sociales están estructurados para responder a las demandas de una población joven, condición que coloca al envejecimiento y la atención a sus necesidades en una situación por demás compleja. Sin embargo, el envejecimiento de la población obligará cambios profundos, más allá de los apoyos que actualmente se otorgan a este sector.
Así lo señalan los sociólogos e investigadores de la Universidad Autónoma de Coahuila, Jesús Acevedo, María de los Angeles Trujillo, María de la Luz López y Fernando Bruno, quienes a partir de un estudio realizado en este sector de edad, avanzan en el análisis de la calidad de vida de los adultos mayores.
“Este envejecimiento de la población implicará modificar el gasto social, reduciendo -por ejemplo- la construcción de escuelas y el número de maestros, aumentando los servicios destinados a personas mayores; reduciendo los espacios pediátricos en los hospitales, aumentando de tal manera los geriátricos; cerrando guarderías infantiles y abriendo instituciones de albergue para personas mayores”.
Para ello se requerirán profesionales del cuidado y atención a las necesidades de dicho sector para poder dar paso a un envejecimiento saludable.
Esto es debido a que en las últimas cuatro décadas México ha experimentado un acelerado cambio en los ámbitos demográfico y epidemiológico, lo que representa el paso a una transición demográfica, transición que ya se presenta en países de América Latina como Cuba, Trinidad y Tobago, Uruguay y Argentina, tendencia sobre la cual Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, México y Panamá, se dirigen.
Al encuestar a una muestra de la población adulta mayor en la ciudad de Saltillo para conocer su situación de vulnerabilidad y calidad de vida, se concluyó, entre otras cosas, que está generalizado el hecho de que el envejecimiento está acompañado de sedentarismo, malestares y enfermedades.
El ingreso económico que obtienen los adultos mayores se destina al pago de servicios y compromisos y en mínima medida al autocuidado.
Destaca el plan de vida, ya que en este aspecto la mayoría de los entrevistados reconoce que ya cumplió sus metas, si bien esperan que pase algo que les otorgue un nuevo aire de vida o deseos por plantearse nuevos proyectos.
Las redes de apoyo son un tema que inciden de manera directa en los adultos mayores, al alejarlos más de sus relaciones afectivas, de soporte emocional y de estabilidad económica. Esta situación agudiza el hecho de que, a pesar de que algunos adultos mayores no gozan de un sistema de pensión, pueden llegar a contar con el apoyo de la familia para atender sus necesidades más básicas. Sin embargo, este apoyo no es constante.
“Varía según las condiciones económicas y el ciclo de vida de la familia, dejando en ocasiones al anciano en una mayor situación de vulnerabilidad”.
El hecho de que los adultos mayores pueden llegar a sentirse protegidos y queridos por su familia, incluso cuando ésta no tiene el tiempo o la disponibilidad para atenderlo, determina la necesidad que tienen los mayores de sus redes afectivas, ya que instala la soledad en su vida.
Para Acevedo, “padecer una difícil situación económica no es tan grave como la falta de presencia y afecto familiar. Esto representa para los adultos el punto neurálgico de la calidad de vida”.
El estudio realizado señala que este sector de edad es un campo fértil de actuación para todas las profesiones, no solamente para el ámbito de la salud y lo social, sino también para lo económico y político, “escenarios que dan cuenta de lo mucho que hay por hacer”.
Frente a la “avalancha de desafíos” que representa el envejecimiento es necesario, consideran los especialistas, continuar el desarrollo de investigaciones relacionadas con la calidad de vida de los adultos mayores para que éstos sean considerados en la concepción que tienen de sí mismos y en la manera cómo las autoridades adecúan los espacios institucionales, instrumentando estrategias para este grupo etario de la población.
Fuente: El Heraldo de Saltillo