Ciudad de México, 28 de agosto de 2013. Autor. Alejandro Armenta Mier. El envejecimiento de la población es uno de los fenómenos de mayor impacto del siglo XX, en términos estrictamente demográficos, apunta al aumento de las personas de 60 y más años de edad y a un incremento cada vez mayor de la esperanza de vida al nacimiento.
El proceso de envejecimiento repercute perceptiblemente sobre varios factores del desarrollo y el funcionamiento de las sociedades, y también sobre el bienestar relativo no sólo de los adultos mayores sino de los grupos más jóvenes. De estos factores, los más importantes son los sistemas de pensión y jubilación; la composición de la población activa y las modalidades de participación en la misma; los arreglos en cuanto a familia y hogar; las transferencias intrafamiliares de una generación a otra; y las condiciones de salud de los adultos mayores.
Si bien el paso del tiempo afecta las habilidades y capacidades de todas las personas es una práctica injustificable asumir que una persona debido a su edad es inútil, incapaz o enferma -sobre todo cuando se trata de poner en manifiesto su dignidad, el reconocimiento real de los derechos y el acceso efectivo a las oportunidades-; es así que las condiciones de vida para los adultos mayores son especialmente difíciles pues pierden rápidamente oportunidades de trabajo, actividad social y capacidad de socialización, y en muchos casos se sienten postergados y excluidos.
En países desarrollados, en su mayoría, los adultos mayores gozan de mejor nivel de vida, son subsidiados por el Estado y tienen acceso a pensiones, garantías de salud y otros beneficios. Incluso hay países desarrollados que otorgan trabajo sin discriminar por la edad, recompensando la experiencia y la capacidad.
En la actualidad, existen en el mundo más de 416 millones de adultos mayores. Para el año 2025, los mayores de 60 años serán el 12% de los habitantes del planeta. De éste total, el 72% vivirá en los países en desarrollo.
En Latinoamérica, se espera que la esperanza de vida al nacimiento se incremente de los 64.1 años a 71.8 años para el año 2025. Aunque este aumentado no necesariamente indica que la calidad con la que se vivan los años en la última etapa de la vida haya mejorado. De ahí que sea necesario buscar estrategias que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores (La Organización Mundial de la Salud-OMS ha definido calidad de vida de manera incluyente: “La calidad de vida es la percepción de los individuos de su posición en la vida en el contexto de su cultura y sistema de valores en la cual ellos viven y en relación a sus metas, expectativas, estándares e intereses”)
En México hay 10.5 millones de adultos mayores, grupo de habitantes posicionado entre los más vulnerables, ya que las leyes que les permitan tener una vida plena siguen siendo escasas. Entre las personas de 60 y 64 años, 5 de cada 10 personas siguen laborando, mientras que al llegar a ochenta años de vida 1 de cada 10 personas continúa en el mercado de trabajo desempeñando actividades caracterizadas por una gran vulnerabilidad, como es el caso del personal de limpieza.
Además, los adultos mayores en México son los que en promedio tienen menor ingreso por hora con respecto al grueso de la población y carecen de prestaciones laborales.
El Consejo Nacional de Población estima que en México para 2030 habrá más adultos mayores que jóvenes menores de 15 años, y para 2050, un 30 por ciento de la población tendrá más de 60 años, por lo que es sumamente importante promover una cultura de envejecimiento en nuestro país.
De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Discriminación en México (2010), el 27.9% de las personas mayores de 60 años han sentido alguna vez que sus derechos no han sido respetados por su edad, el 40.3% describe como sus problemas principales los económicos, el 37.3% la enfermedad, el acceso a servicios de salud y medicamentos, y el 25.9% los laborales. Todos estos, medios imprescindibles para llevar a cabo una vida digna.
Ante la alerta por el crecimiento exponencial de adultos mayores en el país, será importante construir un nuevo modelo de atención a la salud, que tenga como enfoque lograr en la población mexicana un envejecimiento activo, productivo, saludable. Además de impulsar políticas públicas que permitan al adulto mayor la atención adecuada y necesaria en el ámbito social y en lo económico. Garantizando una atención médica y psicológica de calidad, una sociedad que no los segregue y estigmatice, sino al contrario, que los dignifique.
El Gobierno de la República se propone transitar hacia una sociedad equitativa e incluyente, generando esquemas de desarrollo comunitario con un mayor grado de participación social. Asimismo, busca articular políticas que atiendan de manera específica cada etapa del ciclo de vida de la población, por lo que de los adultos mayores se propiciará el desarrollo humano integral brindándoles todas las oportunidades necesarias para alcanzar un nivel de vida digno y sustentable.
Fuente: E-Consulta