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Buenos Aires (Argentina), 18 de diciembre de 2014. Por Yolanda Salgari. El envejecimiento poblacional se ha convertido en un reto para las sociedades modernas ya que en el presente siglo asistimos a un fenómeno singular, en donde más y más personas superan las barreras cronológicas de la edad que se ha dado en considerar como etapa de la vejez. Esta situación considerada como uno de los logros más importantes para la humanidad, se constituye en un grave problema si no se tiene en cuenta la necesidad de brindar soluciones adecuadas a las derivaciones que este acontecimiento trae consigo.

El concepto de calidad de vida es eminentemente complejo, evaluador, multidimensional y multidisciplinario, que resulta de la combinación de factores subjetivos y objetivos. Debe ser valorado desde las condiciones materiales y espirituales de vida, imprescindibles para facilitar el desarrollo psicobiológico y social – histórico que los criterios técnicos determinan para cada lugar y para cada época, hasta el grado de satisfacción personal de cada individuo con las condiciones de vida que ha alcanzado y que por ende repercuten de manera positiva o negativa sobre su salud.

Según diversos autores, la «calidad de vida» es sinónimo de «bienestar personal derivado de la satisfacción o insatisfacción con áreas que son importantes para él o ella«; «ecuación en donde se balancean la satisfacción de necesidades y la evaluación subjetiva de bienestar» o «medición de la diferencia, en un tiempo, entre la esperanza y expectativas de una persona con su experiencia individual presente«.

Calidad de vida

La calidad de vida en la tercera edad debe considerar aspectos tales como el estado de salud, el estado funcional, la predicción de la incapacidad y la determinación de los estados de riesgo. A partir de esta información es necesario planificar programas preventivos y acciones concretas de salud y la organización de servicios sociales inherentes y ajustados a las necesidades que esta franja etárea demanda. El envejecimiento como un proceso biológico integrado a factores multifactoriales y multidimensionales donde todo lo que se haga antes de los 60 años será el resultado de un mañana mejor y lo que se haga durante y después de los 60 le permitirá sostener ese bienestar o al menos hacer mucho más llevadera su existencia.

Aquí es necesario destacar que se convierte en un factor excluyente la educación, la planificación o como mínimo la información que el adulto reciba antes y durante de la edad señalada. Dicho en términos más claros: la educación como elemento positivo de la calidad de vida en la tercera edad.

Entre otros factores también es importante que la sociedad en general, los políticos y los científicos revisen conceptos que naturalizan la declinación de la capacidad mental a medida que avanza la edad de los individuos. Es posible evitar esta declinación si se brinda una estimulación óptima durante todas las etapas de la vida de un sujeto y se continúa reafirmando la misma, durante la adultez y la vejez.

En un mundo de cambios vertiginosos se convierte en un desafío apostar a un envejecimiento poblacional acompañado de un porcentaje cada vez mayor de individuos que viven la vejez con autonomía y calidad de vida.

Esto no será posible si en la agenda de legisladores y responsables de las políticas sociales, particularmente las relacionadas con los adultos mayores no se incorporan estos temas:

  • Los adultos mayores como sujeto de derechos.
  • La jubilación.
  • El envejecimiento cognitivo.
  • Los estereotipos del envejecimiento
  • Envejecimiento y educación.
  • Envejecimiento y salud mental
  • La atención del adulto mayor en instituciones públicas y privadas
  • Prevención y promoción de la salud y calidad de vida
  • La accesibilidad: transporte público, barreras arquitectónicas. Plazas y Seguridad social
  • Abuso y maltrato en la vejez.
  • Relación intergeneracional.
  • Residencias para mayores.

De la mesa para el tratamiento de estos temas debieran participar todas las instituciones a través de sus representantes, tales como los Centros y las Asociaciones de jubilados y pensionados nacionales y provinciales, el Movimiento de Jubilados y Pensionados de Salta, Centros y clubes de Abuelos, los profesionales de la Gerontología y Geriatría y la propia Asociación Salteña de Técnicos Superiores de Gerontología Social, quienes vivencian cotidianamente estas temáticas y aúnan esfuerzos para hacerlas visibles ante las autoridades.

El tiempo que inexorablemente pasa, se convierte en un elemento democratizador de las acciones que ejercitamos con nuestro prójimo y no admite excepciones en esto de llegar a la vejez y a tener derecho a una calidad de vida preservada por quienes tienen el deber de velar por ella. Esta agenda debe ser un compromiso para 2015.

Fuente: El Tribuno 

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