Asunción (Paraguay) 22 de febrero de 2016. La seguridad social en Paraguay puede llegar a ser un gran problema en el largo plazo si no se realizan reformas que permitan incluir a más personas dentro del sistema, con tasas de reemplazo más razonables que garanticen por un lado la solvencia de los fondos y que no dejen en bancarrota al país, advirtió Carmen Pagés, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La economista del BID dijo que sin una cultura previsional, y con una alta población de jóvenes en edad de trabajar, en el largo plazo estos llegarán a la vejez, siendo una carga social muy elevada para sus familias y para el país. Por ello hizo hincapié en la necesidad de generar conciencia de la responsabilidad compartida, tanto desde el Gobierno en establecer un sistema adecuado, de los empleadores en ser más justos y de los propios trabajadores en planificar su futuro.
Mencionó que nuestro país tiene una de las más bajas coberturas en la región, en cuanto a la cantidad de participantes en el sistema debido a la alta informalidad, pero con una tasa de reemplazo (prestación jubilatoria) más elevada en relación con el resto. Esto es una buena noticia, reciben el 100% de lo que fue su ingreso antes de la jubilación, cuando el promedio en la región está en 62%, pero que sólo beneficia a unos pocos, remarcó Pagés.
Mencionó, además, que teniendo Paraguay una alta población joven que debe jubilarse en unos 25 o 30 años con esa tasa de reemplazo, la seguridad social será insostenible.
“La seguridad social en Paraguay es muy elitista, porque cubre a muy pocas personas. Se debe apuntar a un sistema que fomente la inclusión de más participantes”, afirmó.
La informalidad pasará la factura
Por otra parte, la especialista del BID advirtió que la informalidad pasará la factura en el largo plazo. Esto considerando que actualmente tenemos un alto porcentaje de la población que trabaja en la franja de la informalidad y que no están contribuyendo con la pensión, porque no tienen acceso, son cuentapropistas o sus empleadores no les permiten contribuir.
Carmen Pagés mencionó que esto es muy grave, porque para conseguir una buen pensión se requiere muchos años de aporte, entre 30 y 35 años. “Vemos que para esas personas que llegan a la vejez sin haberse preparado, la situación se pondrá muy difícil, para sus familias, y para los gobiernos que tendrán que destinar más rubros en pensiones no contributivas que pueden ser dañinos para el equilibrio fiscal», advirtió.
«La factura de la informalidad va a llegar en un momento muy distinto para las personas y entonces la carga de los adultos mayores va a ser mucho más grande de la que hoy vemos. Por eso insistimos en la importancia en ir pasando de los mecanismos más objetivos y esa transformación no puede esperar”, señaló.
En riesgo de caer
La profesional alertó, además, sobre el gran riesgo que existe en que la clase media que no tiene seguridad social vuelva a caer en la línea de pobreza.
“Ninguna sociedad puede convertirse en clase media sin una buena seguridad social”, aseveró. Dijo también que es común ver a muchas economías emergentes en América Latina que son clase media en ingresos, pero informales. Eso quiere decir que una enfermedad, un episodio de desempleo, o la llegada a la vejez, pueden revertir fácilmente a estas familias a la pobreza.
Preservar la solvencia
Con relación al proyecto de supervisión de los fondos de pensiones que se elevará al Congreso el próximo mes, y el uso de los recursos para obras de infraestructura, Carmen Pagés señaló que el fin primordial debe ser garantizar la solvencia de los fondos.
“Podemos tener grandes objetivos de desarrollo, pero si eso implica que esos fondos se pierdan o no estén ahí cuando los pensionados los necesiten, entonces no habremos cumplido el primer objetivo de la seguridad social«.
“Se pude buscar ese doble objetivo, pero ante todo, asegurar que el beneficiario reciba su pensión que el sistema le establece”, advirtió.
Fuente: ACB