El enfoque de género es crucial para estudiar la vejez

Buenos Aires (Argentina), 27 de marzo de 2016. Las desigualdades de oportunidades en lo educativo, laboral, social, familiar sufridas por las mujeres a lo largo de todo el ciclo de vida tienen consecuencias en la salud física y mental en la vejez.

Si bien las mujeres sobreviven a los varones, no siempre su envejecimiento es con salud. Los hechos de violencia y el maltrato, los trabajos precarios, la menor remuneración que un hombre a igual tarea, la sobrecarga de responsabilidades, el cuidado de los integrantes de la familia repercute en sus cuerpos.

La vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, Margarita Murgieri, manifiesta que «el enfoque de género es crucial para estudiar la enfermedad, la salud y la calidad de vida en la vejez«.

«No son iguales los desafíos que nuestra sociedad impone a los hombres y a las mujeres y tampoco son iguales sus consecuencias«, afirma.

«Cierto es que las mujeres debieron enfrentar a lo largo de la vida un acceso desigual de oportunidades y mayores obstáculos y ello tiene un efecto acumulativo negativo en el bienestar social, económico y psicológico en la vejez de las mujeres«, advierte.

En este marco señala que «las mujeres, en su mayoría, tienen en su juventud y adultez trabajos peor remunerados o precarios, un nivel de ingresos menor a los varones y una historia laboral muchas veces interrumpida» por el mandato patriarcal que les impone el rol de cuidadoras familiares.

La profesional agrega que «también hay problemas del envejecimiento que afectan más a los hombres, como la exigencia laboral, los riesgos ocupacionales y el modo de vida asumido, lo que en muchos casos determina un aumento de mortalidad masculina«.

Aunque las mujeres viven más que los varones, «esa sobrevida no suele ser siempre en buenas condiciones de salud«, sino con fragilidad y/o dependencia, indica la médica geriatra.

El trabajo de cuidar

Murgieri aclara que «la violencia y el abuso son mayoritariamente ejercidos sobre la mujer, así como la pérdida de herencia o propiedad y el desgaste por el cuidado invisible de niños/as, adultos/as mayores, enfermos/as durante una parte prolongada de su curso de vida«.

«El trabajo de cuidar –resalta- es absolutamente femenino y no visibilizado ni reconocido socialmente porque es del ámbito ‘privado’, considerado una obligación y está naturalizado que la mujer tiene ‘mayor capacidad’ para ello«.

La médica geriatra indica que entre quienes desempeñan la tarea de cuidar «más de tres cuartas partes son mujeres adultas y adultas mayores«.

Al respecto recuerda un estudio que indica que «cuando las mujeres asumen el cuidado de sus padres/madres mayores manejan menos su tiempo libre, cortan más las redes externas a la familia, la vida profesional y las aficiones, por lo cual sufren más consecuencias psicosomáticas«.

Resalta que, por el contrario, los varones «tienen más facilidad para marcar los límites de la situación que están dispuestos a soportar, aceptan menos cuidar a sus padres/madres dependientes y aceptan más el ingreso de sus progenitores a una institución«.

Modos de vivir la vejez

Por otra parte, Murgieri aclara que «los entrecruzamientos de las construcciones sociales de género y de vejez presentan vulnerabilidades diferenciales aunque no siempre femeninas –como la feminización de la pobreza y la feminización de la vejez-. Los roles que deben cumplir los hombres en el sistema patriarcal también los lleva a modos diferenciales de enfermar, consultar y acceder a los recursos«.

En este sentido cita a la psicóloga Débora Tajer al señalar que «el enfoque de género no es un nuevo campo dentro de la salud, sino una nueva mirada acerca de las diferencias y especificidades en salud de mujeres y varones desde una perspectiva de ciudadanía y derechos«.

Al respecto afirma que «estas vulnerabilidades diferenciales sumadas a la vulnerabilidad de ser mayor determina diferentes modos de vivir la vejez desde la salud o la enfermedad«.

Y remarca que la Organización Mundial de la Salud «alerta que tanto en la adolescencia como en la vejez, la sociedad sigue fallando en cuanto a la salud de la mujer«.

Fuente: Diario Popular

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