Madrid (España), 8 de julio de 2014. En 2050 el índice de envejecimiento de la población será en España cinco puntos superior a la media europea. Son datos preocupantes, puesto que si no se implementan medidas para solucionarlo, esto provocará un aumento del gasto sanitario y en dependencia, el incremento de las pensiones e incluso un incremento en la siniestralidad en la carretera.
La Organización Mundial para la Salud (OMS) ha elaborado un informe en el que estima que alrededor de 650 millones de personas en el mundo tienen más de 60 años. También vaticina que en el año 2050 llegarán a los 2.000 millones. En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha registrado que el 17 % de la población es mayor de 65 años y para el 2050 será del 33 %. Esto se diferencia en cinco puntos de la Unión Europea, que se calcula que representará el 28 % de la población.
Estos datos tienen una alta repercusión en el día a día de la población. Una de las consecuencias más preocupantes es la siniestralidad del tráfico. La Dirección General de Tráfico (DGT) establece que más de dos millones de mayores de 65 años mantienen su licencia, lo que supone el 9,4 % del censo de conductores. La tasa de mortalidad para los mayores de 75 años es cinco veces superior a la media de la población y la tasa de lesiones, dos veces superior al resto. Desde el 2010 las personas mayores de 65 años son el tramo de edad con mas víctimas mortales en las carreteras, lo que supone una relación proporcional con el índice de envejecimiento de la población.
El descenso de la fertilidad en España se ve afectado en mayor parte por los cambios sociales y económicos, aunque los expertos hablan de la llamada revolución reproductiva, es decir, en general hay una alta probabilidad de que los hijos alcancen la madurez y puedan continuar reproduciéndose, por lo que no se le da tanta importancia a no tener más hijos.
Otra de las consecuencias es que el gasto sanitario y en dependencia se eleva. Las personas mayores suponen casi el 42 % de las altas hospitalarias, lo que conlleva también a que su estancia sea más largas y además, la mayor parte de ellos tiene problemas para realizar una vida cotidiana.
Una de las grandes consecuencias del envejecimiento de la población es el pago de las pensiones, porque cada vez hay más personas jubiladas, lo que pone en riesgo que se sostenga el Estado del bienestar, puesto que cada vez son menos personas las que trabajan –y aportan dinero a la Seguridad Social- y más las que están jubiladas. Sin embargo, algunos expertos aseguran que más preocupante que el envejecimiento de la población son la falta de actividad económica, el desempleo y el fraude fiscal.
Además de que no hay una tasa de inmigración que pueda rejuvenecer la edad de la población española, muchos especialistas creen importante que se mejoren los apoyos públicos a la natalidad como incentivos fiscales, bajas de paternidad y maternidad más largas o guarderías públicas suficientes y asequibles, por ejemplo. Aunque inciden en que, en realidad, lo que debe existir es una política económica que favorezca el cambio: si los jóvenes no se emancipan por la falta de trabajo, esto conllevará a que no formen una familia o retrasen la edad, por lo que en muchas ocasiones tendrán menos hijos de los que desean.
Fuente: La Semana