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Madrid (España), 5 de septiembre de 2014. Los expertos lo están diciendo desde hace tiempo: cada nueva generación de españoles es un 40% más reducida que la anterior y estos datos muestran que en España hay sólo dos ciudadanos activos por cada jubilado, cuando la media europea se eleva a tres. Es un grave problema que cuestiona la viabilidad futuro del sistema de pensiones y del sanitario si no se hace nada para remediarlo. Pero sin embargo no es una cuestión que este todavía en la agenda de los políticos o en la calle.

El profesor Juan Velarde lo llama el “drama demográfico español”.  Velarde recuerda que algunos países como Francia, Bélgica e Inglaterra pueden afrontar los problemas de desequilibrio entre población y personas dependientes mejor que España, Italia o Grecia. Estos tres países no tienen una situación demográfica adecuada para afrontar estos asuntos con la seguridad de que serán capaces de resolverlo.

España tiene actualmente la población más vieja del mundo, sólo por detrás de Japón. “Si le sumamos la baja natalidad, el paro y la caída de cotizaciones en la Seguridad Social, estamos ante un reto sin precedentes en nuestra historia”, según el consejero delegado de SARquavitae, Jorge Guarner.

La batería de datos que confirman el problema es amplia. Actualmente el 17,4% de la población tiene más de 65 años y pasaremos a un 25 % en 2030 y un 32 % en el 2050. 2,5 millones de personas tienen más de 80 años, serán 3 millones en el año 2.023, cuatro millones en el 2.030 y 6 en el 2.050.

Otro dato relevante es que la esperanza de vida en España en 2.007 era de 84,3 años en mujeres y 77,8 en hombres. Para los que nacen hoy es de 102 años, según Guarner. Y como colofón, de cada 4 personas en edad activa por persona mayor pasaremos a sólo 1,7 en el año 2050.

Son problemas de gran calado y de difícil solución a corto plazo o con medidas coyunturales. Durante los próximos años cada vez habrá menos mujeres en edad de tener hijos. Y esa causa está ya en la pirámide de la población actual. El origen de la disminución de nacimientos al que asistimos ya, y que vamos a ver durante los próximos años, no es sólo un problema de hoy, sino de hace más de treinta años. El brusco descenso de la natalidad iniciado en 1978 tiene sus efectos ahora, según señalan los estadísticos Gregorio Izquierdo Llanes y Antonio Argüeso Jiménez.

La emigración nos ha ayudado en años recientes a paliar el problema de la baja tasa de natalidad de país, pero ahora con la crisis el fenómeno se agrava. Los inmigrantes se van, los españoles tienen todavía menos hijos, y muchos de los que están en edad de tener descendencia emigran. No, no será fácil resolver este asunto.

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