Santiago (Chile), 8 de agosto de 2015. En medio del envejecimiento que enfrenta Chile, el Servicio Nacional del Adulto Mayor-SENAMA, está trabajando en la generación de datos respecto de cómo se vive este proceso en los pueblos originarios. El objetivo es generar conocimiento sobre las diversas formas de envejecer que existen en el país. En ese contexto el SENAMA ha presentado los primeros avances del trabajo que realiza la Unidad de Estudios en esta temática.
El rol social de la persona mayor en la cultura mapuche
La heterogeneidad de perspectivas en una sociedad multicultural hace necesario generar estrategias de estudio que puedan identificar diferencias y brechas para focalizar de mejor manera los beneficios según las particularidades locales.
En este contexto, surge la necesidad para el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), en conjunto con la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) de conocer en profundidad el “rol social” que cumplen los adultos mayores, en una primera instancia al interior de los pueblos originarios, y más específicamente en el pueblo mapuche. Esta inquietud emerge debido a las profundas transformaciones que han afectado durante el transcurso de los años a los propios sistemas de organización de las comunidades, donde, según diversos estudios, las personas mayores han transitado desde un rol “activo”, propio de una posición privilegiada, a uno más “pasivo”, efecto de la adaptación a una lógica occidental/moderna.
De tal modo, los estudios a nivel latinoamericano presentan un cambio de estatus de los mayores frente al espacio social: antiguamente gozaban de mayor prestigio, donde alcanzar edades avanzadas era digno de admiración y respeto y, “en consecuencia, los viejos (hombres) eran considerados líderes y consejeros, gozaban de amplia obediencia, eran venerados por la sabiduría que la experiencia les daba, además de contar con una amplia red de apoyo solidario”.
A pesar de las transformaciones culturales que han sufrido los pueblos originarios por la coerción de una cultura exógena, donde se presentan procesos de “aculturación” (interacciones recíprocas entre las culturas, aceptando algunos elementos y rechazando otros. Asimilación, pérdida o sincretismo) y “transculturación” (no solo interacción con otra cultura, si no pérdida de la propia), aún persisten usos ancestrales, donde se destacan algunos que son compartidos en todo el continente latinoamericano y otros que son propios de algunas etnias particulares.
La riqueza indígena
Mediante esta lógica han surgido demandas que exigen el reconocimiento y la preservación de las culturas ancestrales. Al respecto la ONU señala que los pueblos indígenas “tienen derecho a sus propias medicinas tradicionales y a mantener sus prácticas de salud, incluida la conservación de sus plantas medicinales, animales y minerales de interés vital”. En esta línea, es necesario identificar cuánto se ha avanzado, y con ello indagar en la necesidad constante de “investigar esas otras formas de conocer, de percibir y de mirar, otros modos de pensar colectivos, otras lógicas y otras perspectivas de la vida, del nacer, el crecer, el envejecer, el morir y el vivir más allá de la muerte”.
De esta manera, hoy es imprescindible levantar información detallada y generalizable sobre las pautas de comportamiento construidas en la actualidad en las culturas indígenas, y con ello, identificar los cambios históricos con respecto a sus funciones cotidianas, y al mismo tiempo, la percepción sobre su entorno más cercano, especialmente de las instituciones públicas, que se convierten en los protagonistas claves cuando la calidad de su funcionamiento condicionan el bienestar de las personas.
Estudio cualitativo sobre su rol social
En este sentido, se está realizando un estudio que busca identificar el “rol social” desde el punto de vista de los propios adultos mayores mapuche, rescatando la evolución histórica sobre sus propias pautas de comportamiento dentro de la sociedad, su arraigo/desarraigo cultural, y la diferenciación que pueda existir entre personas que pertenecen a espacios o zonas diferentes.
Se busca que la información generada pueda transformarse en una base de conocimientos para la toma de decisiones a nivel de política pública, aportando un marco teórico/conceptual con el cual se podrá incorporar la variable de pertenencia a pueblos originarios como un elemento central en el desarrollo de intervenciones con un enfoque de derechos, lo que implica incluir el interés particular de los adultos mayores mapuche en la articulación de planes y programas.
Como se podrá anticipar, este esfuerzo intersectorial buscará dar respuesta a lo que se vislumbra en los estudios abocados a los pueblos originarios, los que revelan las situaciones de pobreza y desigualdad, y la prevalencia de una variedad de estereotipos. En este último sentido, los estudios revelan un imaginario social donde lo rural significa atraso y lo urbano desarrollo, y lo indígena refiera a pasado y lo occidental refiere a modernidad, expresándose una discriminación selectiva de parte de la sociedad en general, “pues en algunos casos se rechaza lo que a la vista represente lo rural e indígena (forma de vestir, idiomas, religiosidad, olores, entre otros)”.
Como ya se ha señalado, el desarrollo de una primera investigación cualitativa, en el marco del convenio SENAMA-CONADI, se encuentra en pleno desarrollo en la región de La Araucanía.
El estudio preliminar revela que gran parte de la población ha asimilado y naturalizado estereotipos, construyendo la propia identidad asociada a la falta de progreso. Se transmite a la descendencia la necesidad de dejar las zonas rurales y la vida indígena para lograr mejores niveles de bienestar. Por tanto, el pertenecer a un pueblo originario influye en diversos ámbitos de la vida que van impactando, negativamente, en el proceso de envejecimiento y la calidad de vida.
A partir de la mirada respecto de la transformación de los roles de los adultos mayores en las comunidades mapuche, se observa que éstos se acotan, en la actualidad, a espacios y funciones económicas y culturales particulares.
Dentro del rol económico, aflora en los discursos de los adultos mayores entrevistados la gran influencia con la que cuentan ellos en los aspectos decisivos relativos a la economía doméstica, por cuanto son el sostén económico familiar gracias a la pensión solidaria entregada por el Estado, la cual si bien se sabe no alcanza para cubrir todos los gastos, sí les permite tener un ingreso fijo en el hogar y con ello supeditar decisiones cotidianas a su postura, posicionándolos en el rol de jefes de hogar.
En esta economía familiar, cobra especial importancia las decisiones a tomar sobre las tierras y su trabajo, qué labores desarrollar, en qué proyectos productivos participar y definir en general el destino que éstas tendrán.
Los adultos mayores tienen en relación a la tierra la última palabra en, esto debido a que son ellos los que poseen la tenencia legal de los terrenos, por lo que su opinión es la que cuenta con legitimidad ante las instituciones que promueven proyectos de carácter productivo o tienen vinculación con la tierra.
Estas decisiones, muchas veces, estarán en contra de lo que desean los hijos, algunas veces motivados por generar negocios más rentables o inclusive la venta de terrenos, situación opuesta a lo que los adultos mayores desean, en tanto ven en la tierra no solo su sustento económico, sino que es parte constitutiva de su vida, creencias e historia en el territorio.
La presencia de adultos mayores con roles ceremoniales vigentes hoy en día en la comunidad, tendrá directa relación con la persistencia de actividades culturales en el territorio. De este modo, es posible observar como en territorios con mayor permeabilidad frente a sectores urbanos o incidencias externas tales como la religión occidental tradicional, habrá menos celebración de prácticas culturales autóctonas.
Esto tiene como correlato que quienes desempeñan roles en dichos espacios, se ven relegados sólo a los momentos específicos – cada vez más escasos – que se dan en las comunidades. De este modo, la pérdida de prácticas ceremoniales conlleva directamente la pérdida de la autoridad asociada a la dirección ceremonial, en este caso, la pérdida de un rol central con el que contaban tradicionalmente las personas mayores.
En lo referido a los roles domésticos o del ámbito familiar, se están sucediendo en los sectores rurales, dos nuevos roles que han asumidos las personas mayores. El primero de ellos, tiene relación con el asumir la crianza y cuidado de nietos, debido a la migración – ya sea temporal o definitiva – de las/los hijas/os. Junto con esta crianza de nietos, se observa y plantea como situación recurrente actualmente el cuidado de adultos mayores por parte de otros adultos mayores, situación explicada principalmente y de manera similar a la situación anterior, por la alta migración de la gente en edad productiva, lo que lleva a que los adultos mayores residentes en los campos, se hagan cargo a su vez de otros adultos mayores, frecuentemente familiares directos (padres, cónyuges, hermanos).
Otra parte de la investigación está vinculada a la realización de focus group con diversos actores relacionados directa o indirectamente a este grupo poblacional. De esta manera, se pudo relevar la información referida a la percepción existente hacia los adultos mayores, así como también la autopercepción que poseen los mismos adultos mayores sobre cómo son observados y valorados.
En lo que refiere a la percepción externa, el discurso es que los mayores siguen siendo personas muy importantes dentro de las comunidades, en tanto representan el acervo cultural de los territorios. A pesar de lo anterior, en un plano vivencial, las personas de edad vislumbran que la valoración y el reconocimiento a la vejez, era más significativa antaño.
Finalmente, la alta prevalencia de adultos mayores viviendo solos en los sectores rurales, es un tema recurrente en torno a la percepción que se tiene sobre ellos, visión que aumenta la noción de vulnerabilidad a la que se ven expuestos. Se plantea así la situación de “abandono” en la que se encuentran, el cuál cabe consignar que no refiere a la visión de abandono por ser adultos mayores y como tal un problema o carga para sus familias, sino que más bien, se entiende como una situación a la que se ven expuestos, debido a condicionantes de carácter estructural, como lo es la necesidad de trabajo y educación de los hijos, lo que conlleva la migración de la población. En este contexto, dicho abandono no es por tanto una situación deseada, sino más bien es la forma de responder a las necesidades existentes y a la escasa oferta laboral en los sectores rurales, la que se ve mermada aún más por la escasez de tierras familiares, que dificultan la subsistencia de las familias.
Consideraciones finales
La firma del convenio de cooperación entre SENAMA y CONADI es el primer paso para abordar de manera multidimensional las problemáticas de las personas mayores, donde se deben considerar elementos como el sexo, la pertenencia a pueblos originarios, religión, etc. de tal manera que el fin último sea el bienestar de la persona contemplándolo desde la cosmovisión de sus culturas.
La elaboración de conocimiento es crucial para comprender y dar a conocer las distinciones de los distintos grupos de la sociedad, en este sentido la elaboración de un primer estudio cualitativo y un segundo cuantitativo, serán la base para comenzar a contemplar, en este caso, la dimensión de pertenencia a pueblos originarios como un factor que influye en la forma de llegar a la vejez, no por características propias, sino por las condiciones sociales que han vivido, la cultura y por su propia trayectoria.
En este sentido, SENAMA toma como parte de su accionar abordar los lineamientos que señala el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo-OIT de conservación del repositorio cultural que significa la diversidad.
Fuente: SENAMA