La Paz (Bolivia), 27 de mayo de 2014. Según el estudio «Los adultos mayores en el mundo del trabajo urbano» (elaborado por HelpAge y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario-CEDLA), los adultos mayores bolivianos no cambiaron su ocupación desde que eran jóvenes. El estudio, que se circunscribe a los adultos mayores urbanos residentes en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto, también señala que el 70 % de ellos trabaja en actividades del sector terciario – 42,6 % en el comercio y el 27,1 % en servicios personales diversos y servicios sociales-. Estos datos confirman un rasgo estructural del país, en el que la demanda de trabajo es de puestos o tareas de baja calificación.
El tránsito hacia el trabajo independiente se intensifica a partir de los 60 años, cuando ocho de cada 10 mujeres y seis de cada 10 hombres dependen de sus propias iniciativas para seguir trabajando. Solamente un reducido porcentaje de las personas que tenía una ocupación asalariada de gerente, profesional o técnico, logra permanecer en la misma posición en la edad avanzada, señaló la investigadora del CEDLA, Silvia Escóbar.
En un contexto caracterizado por el avance de la precariedad laboral en todos los sectores del mercado de trabajo, sólo un reducido núcleo de los trabajadores son asalariados. Escóbar se pregunta si se debe indagar si su permanencia en el trabajo asalariado se desarrolla en condiciones laborales adecuadas o si, por el contrario, sólo es posible a expensas de una mayor explotación.
Como efecto del desplazamiento hacia el trabajo independiente solamente un tercio de los adultos mayores continúa en un establecimiento destinado exclusivamente al trabajo, el 21,4 % utiliza su propia vivienda como espacio productivo y el 42,8 % opera en las vías públicas (transportistas, comerciantes, prestadores de servicios a domicilio, etc.) y en otros espacios que también conllevan riesgos para la salud, como las obras de construcción.
Mayor vejez, mayor trabajo
Según el documento, a medida que avanza la edad, el trabajo en jornadas extensas afecta a los adultos mayores. Se observa una tendencia a que trabajen jornadas de tiempo completo: más de 5 días a la semana y en promedio 47 horas, por encima del promedio general y sin diferencias entre los asalariados y los independientes. La norma nacional establece un máximo de 48 para varones y 40 para mujeres. Este comportamiento se debe a la disminución de los ingresos que obtienen las personas a medida que envejecen, que las obliga a extender las jornadas, con efectos negativos sobre su salud y su calidad de vida en general.
En Bolivia sólo el 20 % de los adultos mayores de 60 años recibe una pensión de jubilación. De las personas beneficiarias sólo una de cada cinco es mujer.
Fuente: ERBOL
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