Buenos Aires (Argentina), 14 de junio de 2014. El buen trato hacia las personas mayores exige a la sociedad una relación igualitaria en la que el respeto de sus voces y de su autonomía son clave, aseguran especialistas con motivo de la celebración mañana del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.
«La mayoría de las personas aceptarían que tratar de usted a un mayor, darle el asiento o proveerle un servicio de salud es buen trato; sin embargo cuando se enuncia que buen trato es también respetar la decisión del adulto, aunque esto implique para él un riesgo, no hay tanto acuerdo», indicó el psicogerontólogo Ricardo Iacub.
Según el especialista, «la clave del maltrato tiene que ver con que no reconocemos en el adulto mayor a un par, sino que lo vemos como distinto, entonces, por ejemplo, no comprendemos que quiera tener sexo y si es así aparece el chiste, cuando todos los seres humanos tenemos sexualidad hasta el último día de nuestras vidas».
En la misma línea, la magister en gerontología Silvia Kanje, identificó que «no existe hoy un decálogo del buen trato como podría haber sucedido en el siglo XIX», y añadió que la clave es «reconocer al otro como un semejante durante toda su vida».
«La persona mayor es un sujeto deseante y diferente, diverso además porque cada persona envejece como vive, y el reconocimiento de esto es buen trato», sostuvo.
La directora del Programa Nacional Para Adultos Mayores (DINAPAM), del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Mónica Roqué, ejemplificó con claridad qué es respetar las decisiones de los mayores: «si sabiendo que es hipertenso y no teniendo enfermedades mentales mi papá o mi abuelo quiere comer con sal yo no puedo tratarlo mal, es su decisión«. «Los mayores no pasan a ser `nuestros hijos` como habitualmente se dice, siguen siendo adultos, autónomos que han resuelto una vida antes que nosotros y, por tanto, no tenemos por qué comenzar a decirles qué deben hacer porque hayan envejecido», sostuvo Roqué.
A la hora de hablar de maltrato, Iacub identifica tres categorías. La primera es la simbólica o cultural que son «el conjunto de ideas preestablecidas que tenemos naturalizadas, es decir, los prejuicios como que todos los mayores están enfermos o dementes», indicó.
«El segundo tipo es estructural y tiene que ver con, por ejemplo, cuando las instituciones no funcionan, cuando no llega una prótesis, cuando no hay lentes, cuando las jubilaciones son escasas», sostuvo Iacub.
En este sentido, Kanje explicó que «los mayores parados horas afuera de un banco, haciendo una cola para cobrar su jubilación también es violencia».
«Por último, tenemos la violencia directa, que puede ser psicológica, física, económica, y que, en la mayoría de los casos se da en el marco intrafamiliar o de los cuidadores a cargo, pero que no puede separarse de las dos anteriores porque son ellas las que ponen al mayor en situación de dependencia«, indicó Iacub.
En tanto, Roqué, describió que «en Argentina el tipo de maltrato preponderante es el psicológico, la manipulación de las voluntades, la anulación de sus opiniones; luego sigue el patrimonial, y, finalmente el físico. En todos los casos las principales víctimas son las mujeres mayores de 75 años».
La DINAPAM cuenta con un Programa de Promoción del Buen Trato hacia los Adultos Mayores, nombre con el que fue rebautizado hace un tiempo, ya que antes se denominaba de «Prevención de Maltrato y Abuso a los Mayores». «El cambio de denominación tiene que ver con que nadie se reconoce en el lugar del maltrato, porque muchas veces éste se da por desconocimiento o por desborde; en cambio todos estamos de acuerdo en tener un buen trato, el trabajo es explicar en qué consiste, cómo podemos lograr como sociedad que los mayores sean sujetos plenos de derecho».
Fuente: El Comercial