Skip to main content

Montevideo, 5 de noviembre de 2012. Andrés Roizen. Rodolfo Saldain, experto en Derecho del Trabajo y Seguridad Social advierte que es necesario empezar a pensar en cambios en el sistema previsional uruguayo. Defiende el sistema de ahorro a través de las AFAP y alerta sobre las implicancias que el cambio demográfico puede generar en materia de aportes del conjunto de la sociedad. Subraya el riesgo de que cada vez haya menos nacimientos y señala que es necesario cambiar el trato hacia los niños, apuntando a una mejor educación como elemento clave del capital humano. «Va a haber muchas dificultades si no logramos tener una población capaz de agregar valor de manera significativa a la producción nacional», dice.

El presidente José Mujica dijo recientemente que en los próximos años Uruguay va a tener que subir a 70 la edad de jubilación. ¿Cree que es necesario?

-Ese guarismo puede ser un poco exagerado, aunque es razonable que Uruguay piense que va a tener que hacer algún ajuste en un plazo tal vez no muy lejano. Igual, no creo que llegue a establecerse nunca una edad mínima de retiro de 70 años, por lo menos en las décadas que uno puede prever. No hay, prácticamente, ningún país en el mundo que tenga el mínimo en esa edad, sí puede haber en el eje de los 65, 67, pero no en los 70 años.

-De acuerdo al último censo Uruguay avanza en un proceso de envejecimiento. ¿Qué desafíos supone eso para el país?

-El último censo ratifica lo que se viene viendo desde hace muchos años, que es el envejecimiento de la población uruguaya y otro factor que es el envejecimiento del envejecimiento. La población que crece más rápido es la población de 80 y más años de edad, es decir, cada vez hay personas mayores de 65 años en mayor cantidad y creciendo más rápidamente todavía los mayores entre los mayores; eso se llama «envejecimiento del envejecimiento».

-¿Qué aspectos hay que atender ante esa situación ?

-Cualquier régimen previsional está inserto en un contexto económico, social y demográfico. Del contexto demográfico uruguayo diría que surgen fundamentalmente tres puntos centrales. Uno es el envejecimiento del envejecimiento, que nos interpela como sociedad sobre todo en lo que es la política de cuidados de las personas mayores, por lo que implica en el entorno familiar. El segundo hito es que los mayores de 65 años cada vez son más y eso implica atender la política de ingresos de las personas mayores. El Banco de Previsión Social-BPS y cajas como la Policial y la Militar funcionan con transferencias del resto de la sociedad a los mayores. La población en edad activa financia los ingresos de la población jubilada y en el contexto demográfico uruguayo ese tipo de ingresos en la vejez es fuertemente presionado al alza, lo que lleva a pensar en la necesidad de cambios de esta naturaleza. El último hito de nuestra realidad demográfica son los jóvenes, sobre todo los menores, de 0 a 14 años, que son cada vez menos. Si se miran las proyecciones de la población uruguaya vemos que en el retorno a la democracia (1985) un 26,8% tenía entre 0 y 14 años, hoy prácticamente estamos en un 22% y en el 2030 estaremos en un 19%. En una población prácticamente estancada eso implica que los jóvenes son el bien escaso más importante para el desarrollo social y económico del país y, por lo tanto, marca allí un foco de prioridad en políticas públicas.

-¿Se sigue sobrecargando a la población en edad productiva?

-Exacto, eso es la presión fiscal, es que los aportes sean relativamente altos y que, como con los aportes no da, 7 de los 22 puntos de IVA se vuelcan al BPS, junto con más recursos.

-¿Qué caminos existen para poder cambiar esa situación?

-En los últimos años se dictaron una serie de leyes que flexibilizaron el acceso a la jubilación y, por ejemplo, entre 1995 y 2008 el promedio de altas de jubilación estaba en 16.000 por año, lo que prácticamente se duplicó en 2009, 2010 y 2011. Eso es consecuencia de leyes que facilitaron la jubilación y puede no estar mal, pero tiene su costo, eso alguien lo va a pagar. Así, los estudios técnicos en general llevan a pensar que en un horizonte de mediano plazo van a ser necesarios cambios en el sistema jubilatorio administrado por el BPS, no dramáticos, pero cambios que permitan acompasar el peso presupuestal con la realidad demográfica y las prestaciones que reciben los jubilados.

-¿Qué implica el hecho de no cubrir la tasa de reemplazo?

-Implica un problema muy grave, sobre todo si no tratamos como príncipes a nuestros niños. El principal capital que tiene un país en esa situación son los jóvenes, es el bien más escaso, es el bien que permite agregar valor productivamente. Es un problema social, pero también es un problema económico no tener esa población que de futuro va a tener que, con su actividad económica, permitir el funcionamiento de un esquema de protección social que caracteriza al Uruguay. Va a haber muchas dificultades si no logramos tener una población capaz de agregar valor de manera significativa a la producción nacional, y eso también tiene implicaciones que ya no son económicas, sino que tienen que ver con el capital social, las relaciones entre los sectores sociales y el poder tener una comunidad más integrada.

-¿Se puede mejorar ese aspecto a través de políticas sociales?

-A nivel internacional se experimentaron muchas cosas y en general tuvieron escaso resultado cuantitativo. La población crece poco por el hecho de que se desarrollen determinadas políticas, es más bien una situación cultural. Las licencias maternales o paternales es algo que puede ayudar y en Uruguay acaba de haber una decisión política de postergar el tema, no puede afirmarse que ese tipo de medidas vaya a ser una solución, pero sí es posible que permita lograr que aquellas familias de sectores medios puedan tener la cantidad de hijos que quieran tener, porque en general esas familias tiene menos hijos de los que les gustaría. Los sistemas de cuidados tienen aéreas muy fuertes de influencia: los niños, los mayores y los discapacitados. Hay varias estrategias en el mundo, pero probablemente nuestra sociedad está todavía inmadura para algunas políticas aplicadas en Europa. Parecería que el foco debería estar en ayudar y en centralizarse en temas como la educación y el cuidado de los menores. La educación parece ser el foco principal para potenciar el capital humano de los uruguayos que ya nacieron.

-Uruguay parece estar rezagado en ese sentido, ¿no?

-Parecería que nadie está en condiciones de alabar los resultados educativos que está teniendo nuestro país.

-Se ha señalado que Uruguay parece un país europeo en temas de jubilación, pero sin su realidad económica. ¿Es así?

-Sí, Uruguay tiene características de envejecimiento y de un sistema de protección social, sobre todo destinado a las personas mayores, en el cual se dedica una parte del PBI similar a la que dedican países desarrollados, sin tener la realidad económica de esos países.

-Dentro del Frente Amplio se planteó la necesidad de eliminar las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional-AFAP. ¿Qué opina?

-La realidad demográfica del Uruguay desaconseja totalmente suprimir el esquema de ahorro para la jubilación. Si a nivel del Frente Amplio se está pensando en que todo el sistema jubilatorio se base en transferencias -como es un sistema de solidaridad intergeneracional como el que administra el BPS-, sería una pésima política, y sería un camino que compromete el desarrollo del país. Estaría todo librado a cómo funcionen las finanzas públicas.

-Recientemente el BPS acordó promover la desafiliación de las AFAP para unos 800 mil trabajadores que ingresaron al sistema en forma voluntaria. ¿Cree que es una medida necesaria?

-No, necesaria no. Obviamente ahí hay una valoración política hecha dentro del partido de gobierno, en el cual hay en relación a la reforma de 1996 dos visiones contrapuestas: la visión del entorno del vicepresidente Astori, que es claramente positiva respecto a la reforma, y otra visión que tiene su eje en los sectores más afines al Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), que es muy crítica. Tengo la impresión de que esta política de invitar a la desafiliación es una política de transacción entre ambos sectores, el sector astorista de alguna manera cede algo frente al otro sector intentando no ceder en lo sustancial. En realidad no es una política necesaria, pero se la puede hacer de dos maneras, bien o mal. La idea que tiene el PIT-CNT es hacerla mal, porque es una idea de hacerla sin la debida información. Quieren que se tome la opción antes de tiempo, el momento ideal para tomarla es cuando la persona se va a jubilar, que es cuando tiene más información y sabe si le va a servir o no desafiliarse.

Fuente: www.elpais.com.uy 

Leave a Reply