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Guayaquil (Ecuador), 19 de mayo de 2014. El mejoramiento de las expectativas de vida de los adultos mayores ha llevado al gobierno ecuatoriano a advertir que en los próximos once años la población de adultos mayores en el país se duplicará, pasando de los 940 mil personas que hay en la actualidad, a 1,8 millones personas mayores de 65 años.

Ante este escenario, las autoridades del gobierno central y de los Gobiernos Autónomos Descentralizados tratan de allanar el camino con la formación de una política pública de asistencia integral para mejorar la calidad de vida de este segmento de la población.

El coordinador de la Zona 8 del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), Jorge Estrella, precisó que a inicios del siglo XX las expectativas de vida eran de 40 a 45 años, situándose ya actualmente por encima de los 75. Las previsiones para el año 2025 es que la expectativa de vida alcance los 85 años.

El gobierno ecuatoriano está impulsando una política integral inclusiva y centrada en la población más vulnerable. En el caso de los adultos mayores la cobertura ha venido aumentando en relación a los años anteriores, y se centra en tres áreas principales de intervención:

  • La residencial, que consiste en alojar a personas que están en extrema pobreza y viven en las calles y a las que el Estado proporciona estadía en las casas hogares.
  • Atención a los denominado “adultos diurnos”, quienes reciben terapia ocupacional, física y acompañamiento de trabajadores sociales y psicólogos que ayudan en los procesos y problemas que presentan ellos en su día a día.
  • Atención a aquellos adultos mayores que tienen incapacidad física que les impide movilizarse a los centros, siendo visitados en sus residencias.

La mayor cobertura que tienen los adultos mayores en Ecuador está en el aseguramiento no contributivo, que representan beneficios a 67.330 personas que reciben una pensión permanente del Estado.

“Eso es parte de la una garantía constitucional. Ellos no están sujetos a la temporalidad, como sí lo están las personas que reciben el  Bono de Desarrollo Humano, que pierden el beneficio cuando cambia su quintil de vida. La ayuda económica la perciben por el resto de su vida”, dijo Dalid Palomeque, del área de protección especial del Mies.

El requisito para acceder al aseguramiento es tener más de 65 años y no estar afiliado a ningún tipo de seguro. Ellos  automáticamente son beneficiarios de una pensión por 50 dólares. Los beneficios adicionales que reciben es el pago de la mitad del valor de los servicios básicos y espectáculos públicos, así como otras exoneraciones de varios impuestos y la devolución del Impuesto Valor Agregado.

Mariano Paredes, septuagenario, aseguró que percibe un cambio en la atención al adulto mayor, no sólo por parte del  gobierno, sino de la propia sociedad.  “Las personas procuran que tengamos una atención privilegiada en la columna de los bancos, que no esperemos de pie, que no paguemos más de la mitad del servicio. Es un cambio lento, pero que ahora lo vemos”.

Este criterio es compartido por Victoria de Muriel, jubilada, quien sostiene que “ahora ya pueden afiliarse al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social sin tener que pasar el examen que era un bloqueo para recibir atención médica; además, quienes están en abandono total por circunstancia de la vida tienen una pensión vitalicia por 50 dólares que es una ayuda para el hogar que los acoge”.

La funcionaria del área de Protección Social del Mies afirma que el Estado trabaja y garantiza poniendo en práctica la política pública de protección social y en esa camino hay que trabajar para estar preparado por el crecimiento de la población adulta mayor que se duplicará para el 2025.

 Fuente: Agencia de Noticias ANDE

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