Bogotá (Colombia), 20 de marzo de 2014. Este estudio, cuya investigadora principal es Elisa Dulcey-Ruiz, analiza la situación actual y en perspectiva del envejecimiento y de la vejez en Colombia, estableciendo diferencias y relaciones entre tales conceptos, con base, principalmente, en información de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS 2010) realizada por Profamilia, y que por primera vez incluye un apartado específico sobre los adultos mayores (Capítulo 17). De igual manera, tiene en cuenta que el objetivo de las ENDS es aportar al diseño y fortalecimiento de políticas y planes para mejorar la calidad de vida de los colombianos, buscando acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El estudio presenta un conjunto de indicadores de calidad de vida, como aproximación a un sistema de indicadores y, eventualmente, a un índice de calidad de vida en la vejez. Analiza las categorías educación, ingresos, trabajo, salud, apoyo familiar y condiciones de vivienda, destacando su carácter contextuado y diferencial, en términos etarios, regionales y de género.
Las conclusiones del estudio evidencian escasa seguridad económica en la vejez, con exigua cobertura de pensiones, sobre todo para las mujeres. Cerca del 30 % de las personas mayores de 59 años trabaja, generalmente en la informalidad, sin remuneración fija y especialmente por necesidad; revelan percepciones menos favorables sobre su salud y mayores limitaciones funcionales, así como disminución en la satisfacción con la familia. En contraste, quienes reciben pensión, particularmente en regímenes especiales, expresan mejores percepciones de salud y menores limitaciones funcionales. Alrededor del 50 % de las personas adultas mayores han cursado la primaria y cerca del 20 % es analfabeta. A propósito, se señalan relaciones entre educación, trabajo, salud y bienestar a través de la vida.
Se plantea la necesidad de políticas vinculantes, intersectoriales, basadas en derechos y con perspectiva de futuro para propiciar trayectorias de vida con calidad y calidad de vida en la vejez, pensando en las generaciones viejas de hoy y del mañana. Por ello se enfatiza la necesidad de estudios longitudinales, acordes con el proceso de envejecimiento, el cual abarca la vida entera.