Santo Domingo (República Dominicana), 2 de octubre de 2014. La Fundación Manos Arrugadas-FUNDAMA alerta a los dominicanos sobre la problemática derivada del envejecimiento poblacional. La inversión de la pirámide poblacional que se avecina, donde la natalidad y la educación se reducen y crece la longevidad, producirá cambios en la economía fruto de los desequilibrios sociales así como nuevas exigencias de salud de un mundo de personas que requieren mayores atenciones sanitaria.
Gianni Paulino, presidente de la Fundación Manos Arrugadas, asegura que “la longevidad es uno de los mayores logros de la humanidad, es un triunfo del desarrollo, pero para el ‘viejo desprotegido” el logro se convierte en castigo por los años vividos”.
La realidad es que la esperanza de vida al nacer aumenta sustancialmente en todo el mundo. En el lapso 2010-2015, la esperanza de vida es de 78 años en países desarrollados y 68 años en regiones en desarrollo. Los recién nacidos hacia 2045-2050, tienen la posibilidad de vivir 83 años en las regiones desarrolladas y 74 años en las regiones en desarrollo.
El envejecimiento de la población ofrece desafíos económicos, sociales y culturales a las personas, las familias, las sociedades y la comunidad mundial, tal como señala el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, “Las repercusiones sociales y económicas de este fenómeno son profundas y exceden en mucho el ámbito inmediato de la propia persona de edad y de su familia, pues involucran de manera sin precedentes a la sociedad en general y a la comunidad mundial”.
Según la publicación, «Envejecimiento en el Siglo XXI: Una celebración y un desafío«, una de cada nueve personas tiene 60 o más, y las proyecciones indican que la proporción será una de cada cinco personas hacia 2050, por lo que se hace inminente un plan a fin de asegurar que los adultos mayores tengan la oportunidad de contribuir al desarrollo y compartir sus beneficios.
El envejecimiento de la población es una de las tendencias más significativas en el siglo XXI. Las personas tienen vidas más largas debido a las mejoras en la nutrición, los adelantos médicos-científicos, la atención de la salud, la educación y el bienestar económico. En la actualidad, Japón, solamente, tiene una población de personas mayores superior al 30% del total; se prevé que hacia 2050, 64 países tendrán poblaciones de personas mayores superiores al 30% del respectivo total.
Las oportunidades que ofrece esta transición demográfica son tan amplias como las contribuciones que puede aportar a la sociedad una población de personas mayores que tenga actividad social y económica, viva en condiciones de seguridad y sea saludable.
Dado que las cantidades y las proporciones de personas de edad aumentan más rápidamente que las correspondientes a cualquier otro grupo de edades, y dado que esto ocurre en una creciente cantidad de países, FUNDAMA comparte su preocupación sobre la capacidad de la sociedad dominicana para abordar los desafíos que conlleva esta transición demográfica.
El tomar las medidas preventivas como nación nos permitirá aprovechar la creciente población de personas mayores y cosechar los beneficios de la longevidad, o se nos estrellará en la cara el desequilibrio de las estructuras demográficas por edad, es decir, el tener que asumir una población que se traduzca en una carga para el sistema de salud, personas desprovista de seguridad social y dependientes física, mental y socialmente.
A fin de enfrentar los desafíos y de aprovechar las oportunidades provenientes del envejecimiento de la población, la Fundación Manos Arrugadas exhorta al Estado Dominicana a crear un Plan Nacional de Longevidad con un firme compromiso político nacional, sustentado con una sólida base de datos y conocimientos, que aseguren la efectiva integración del adulto mayor dominicano en los procesos más amplios de desarrollo.
Dicho Plan Nacional de Longevidad debe asegurar atención sanitarias eficientes a las personas longevas, ingreso regular, protección jurídica, igualdad de condiciones para educación, trabajos, y nuevos saberes que posibiliten su inserción productiva a la sociedad, servicios básicos sociales, respeto y valoración por los años de experiencia, además de un programa preventivo para envejecer con bienestar humano.
Fuente: Proceso