La longevidad plantea una revolución para el siglo XXI

Ciudad de México, 23 de octubre de 2013. En el año 2050 más de dos mil millones de personas mayores de 60 años habitarán el planeta. 17 de cada 20 vivirán en países en desarrollo. Para garantizarles un envejecimiento digno, el enfoque de derechos debe orientar el desarrollo de políticas públicas para la salud, aseguró en la UNAM Alexandre Kalache, presidente del Centro Internacional de Longevidad de Brasil.

Entre 1950 y 2050 la población mundial aumentará 3,7 veces; el grupo de hombres y mujeres mayores de 60 años aumentará 10 veces; y el conjunto de quienes superan los 80 años, 26. Estas cifras deben estar presentes, porque influirán en el futuro, estimó Kalache en el marco del Congreso internacional salud y envejecimiento. Situación actual, retos y propuestas, iniciativa promovida por la Facultad de Medicina de la UNAM y que se celebró el pasado mes de septiembre.

Actualmente la cifra de adultos mayores es superior a la suma de todas las personas que llegaron a los 60 años en épocas anteriores. A ninguna otra generación le fue concedido responder a cambios tan profundos y con repercusiones en todos los aspectos de la sociedad. Es por ello que los profesionales de la salud deben aprovechar esta oportunidad, recomendó Kalache.

Los individuos deben envejecer en las mejores condiciones, porque en esta edad cualquier enfermedad es devastadora e implica altos costos. Los adultos mayores tienen derecho a recibir asistencia y los cuidados necesarios, subrayó quien fuera director del Departamento de Envejecimiento y Salud de la Organización Mundial de la Salud-OMS.

Para responder a la que llamó «la revolución de la longevidad», urgió a destinar más recursos a campañas de cuidado individual y comunitario, fortalecer el nivel primario de atención, formar más médicos generales, promover una cultura del autocuidado y garantizar que los futuros profesionales sean más competentes en todos los aspectos relacionados con el envejecimiento.

A medida que envejecemos, creamos otra etapa de experimentación y rebelión: la gerontolescencia. Se trata de optimizar las oportunidades de vivienda, alimentación, salud, educación, participación y seguridad de la población, para promover una etapa con calidad de vida, concluyó.

Fuente: Universidad Autónoma de México

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